DESCARADAS (PAUSADA)
Elisa: deja de perder el tiempo y ve a traerme agua!.
la castaña apartó la mirada un momento de su labor para mirar a la chica rubia a quien le hacían la manicura.
-no estoy perdiendo el tiempo Elisa, es mi proyecto de fin de semestre y es más importante que tu manicura.
un ardor se apoderó de la mejilla de la chica que habló al mismo tiempo que otro golpe asestó en su otra mejilla.
Helen: cómo te atreves a faltarle al respeto a mi hija!, no eres más que una vil pordiosera, sin derecho a nada!. la única razón por la que sigues aquí es porque tienes que pagar todo lo que ya te dimos al criarte.
la castaña no bajó la cabeza desde que llegó a aquella casa y podía recordar había sido insultada, castigada de todas las formas posibles sin ninguna justificación, se había acostumbrado, y aunque no se defendía había algo que jamás iban a conseguir de ella, ni una sola lágrima o expresión de dolor o miserable, eso jamás!.
la furiosa mujer al encontrarse con esos ojos grises sin un ápice de miedo se molestó aún más, tomó el libro sobre la mesa y lo destrozó página por página, iba a hacer lo mismo con la agenda de apuntes pero la castaña fue más rápida.
Helen: maldita tú.... _sujetó a la chica del cabello.
Helen: sino quieres que ensucie el piso con tu mugroso rostro ve a atender a mi hija!.
la empujó, la castaña solo avanzó a la cocina poniendo a salvo su libreta. ya estando sola suspiró.
-(solo un poco más... resiste un poco más Stella, solo 1 año...) _apretó su puño con fuerza, desde que tenía uso de razón y supo de su condena había contado los segundos, los minutos, las horas, los días, las semanas, los meses, los años...
pero el tiempo era tan cruel, que se había pasado tan lento, después de 10 años... 10 años viviendo ese infierno y ahora qué estaba tan cerca de ser libre tenía esa sensación, esa escalofriante y maldita sensación de que nada iba ser diferente, por qué? por qué se sentía así, el comportamiento de ellos se lo decía, pero aunque quisiera escapar no podía no mientras ellos pudieran hacerle daño.
Elisa: DONDE ESTÁ MI AGUA!!!. _ese grito la sacó de sus pensamientos y cumplió con la tarea.
UNA SEMANA DESPUÉS.
Stella: por qué me citaron aquí?.
Felipe: firma eso.
el hombre de unos 40 y tantos años puso unos papeles frente a la castaña está los ojeó su expresión fue de sorpresa en incluso una mueca de felicidad se dibujó en su rostro.
Stella: de... de verdad vamos a ser libres?.
Felipe: acaso no lo estás leyendo estúpida?.
Stella ignoró ese comentario y continuó leyendo, al darse cuenta que no había error ni trampa alguna tomó la pluma y feliz firmó la hoja. el hombre rubio mayor sonrió con sorna al ver a la chica poner su nombre.
Stella: me iré a preparar mi maleta.
Felipe: no tan rápido!, debes esperar hasta mañana.
Stella quiso protestar pero un día más no haría la diferencia así que asintió y salió.
al día siguiente.
Stella regresaba de la universidad le sorprendió ver a dos desconocidos en el recibidor al igual que a la señora Helen y el señor Felipe.
-es ella?.
dijo uno de los hombres, su expresión no dejaba ver ninguna emoción sin embargo a Stella le recorrió un escalofrío, que habían hecho sus tíos contra ella?, tenía miedo de averiguarlo.
Stella: que está pasando?. _ocultó su temor y preocupación, cómo siempre sonó calmada.
Helen: nada malo hija, más bien ven siéntate el señor Guerra tiene algo que decirte.
"Hija" oír esa palabra de los labios de aquella mujer le causó un terrible malestar.
Stella: así estoy bien, (Guerra?, ese apellido lo he oído antes pero serán los mismo Guerra?).
Felipe: (maldita mocosa) vamos no seas tímida hija ven.
Stella continuó inmóvil y firme el hombre que señalaron cómo el licenciado Guerra tomó la palabra.
-sere breve ya que la señorita Vital parece tener prisa.
Stella: señorita Vital?... creo que hay un error yo soy....
Felipe: Stella por favor deja terminar al señor Guerra.
-ocurre algo señorita Vital?.
Stella: se equivocó con mi apellido soy Stella Alarcon.
Helen: ya hemos hablado de eso hija, ese nombre no es el tuyo, así que no interrumpas por favor.
-bien, entonces señorita Stella le traigo el acta de matrimonio usted y el señor Lombardi están oficialmente casados y le agradezco que haya entendido las circunstancias de mi cliente para no presentarse a la boda ayer.
Stella: que ha dicho?.
Helen: boda?, Stella se casó?, cómo es posible?.
Felipe: por qué no nos habías dicho nada?
-hace dos meses mi cliente el señor Guillermo Lombardi le propuso matrimonio a la señorita Stella y ella por fin ascendió.
Stella: (Guillermo Lombardi?, ese veterano Ceo casi dueño de medio pais no es posible... yo nunca lo he visto, entonces sino fue a mi tuvo que ser a ella... malditos saben que ese señor está apunto de morir y seguramente ella se negó y ahora me tiran a mí, pero cómo lo hicieron?...).
_Stella lo recordó, los papales que había firmado a su tío, ahora lo entendía fue todo un engaño pero no los dejaría salirse con la suya
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