Estamos ahora en setiembre del año 1989, Roger ya tiene 19 años de edad. Entre estudiar y el internado no está en casa sino solo para dormir.
Ayer William se enteró que será papá, tiene que proteger a su familia, ama su familia, especialmente ese hijo, es muy importante para él. Ellos dos y los Zeta son muy amigos, el señor Antonio, le hace sus masajes para evitar las contracturas musculares por estar en silla de ruedas. Luego de eso, viene la señora Catalina con pastelitos, siempre variados, difícil que se repitan los mismos pastelitos en la semana. La pasan muy amena sus tardes, pero hoy sería una tarde diferente.
- Gracias por lo de hoy, Tony.
- Somos amigos, Willy. Mi esposa está haciendo unos pastelitos muy especiales, vas a chuparte los dedos, eso los hace hoy, porque nuestro hijo cumple 19 años.
- Aquí está el té - se acerca Ariana con una gran sonrisa y mira por la ventana, deja la bandeja para abrir la reja - Ya vino la señora Catalina. - Sus ojos brillan como si Catalina fuese su esperanza. - Pase por favor.
Ahora que los cuatro están sentados, las caras de los Rázuri cambian.
- ¿Pasa algo? ¿Están mal los pasteles? - se preocupa la señora Catalina.
¡Oh, no! Señora Catalina, sus pastelitos son increíbles, muy ricos. - Afirma William.
- ¿Qué es lo que pasa? ¡Cuéntame! - Antonio se pone todo oídos.
- Te seré directo Tony. Tú conoces a mi hermano.
- Esta lacra. - Como si eso arruinara el sabor de los bocaditos.
- Ese es el problema, Ariana y yo pronto seremos padres, mi hermano será capaz de todo, para matar al niño. Él y yo nunca nos hemos llevado bien.
- ¿Un bebé? - Catalina saltó de la emoción - felicidades a los dos, un nieto Tony, un nieto.
- ¿Nos ayudarán? Eso sería bueno - William tiene una premonición feliz.
- Le haremos creer a Carlos que el padre del bebé es Roger. - Comentó deliberadamente Antonio.
- ¿Funcionará? - Ariana está muy asustada. - Aceptará Roger esa idea.
- Eres menor que hijo por dos años, así que, hay más probabilidades que por la diferencia de edades, sea mi hijo el padre del bebé. - Propuso Antonio hablándole a Ariana - Además, Catalina ya lo dijo: “nieto”, está proclamado como nieto de los Zeta. No te preocupes, los vamos a ayudar.
- Mi hijo podría venir los fines de semana, él vendría por Ariana, para llevarla de paseo, así creerán que él es el papá. - Se le ocurrió Catalina.
- Genial. Entonces todo está resuelto... Shhhh!!! Ya llegó Silvana. - Ariana está alerta.
- Iré a atenderla. - se apresura Ariana.
Ahora cambian el tema. Para no levantar sospechas. Una vez que hace ingreso Silvana a la sala…
- Y dígame, señora Catalina, ese don de la pastelería ¿De quién la heredó?
- La familia de mi esposo me enseñó. Cuando mi esposo me secuestró, a los 16 años. - su mirada es pícara.
- ¿Tony? ¿La secuestraste a los 16 años? – William estaba asombrado y ha de veras.
- Mmmm para ser sincero, la embaracé a los 16.
Silvana estaba escuchando la conversación, se quedó pálida como el papel, escuchar esa conversación vergonzosa. Antonio continúa con su historia.
- La esperaba a la hora de salida del colegio, nos escapábamos, ella era mi dulce locura. Mis padres no querían que me casé con ella, por la edad y la diferencia de estatus. Tú sabes, en aquella época, las reglas, el tabú y todas esas cosas. Así que, la amé una sola vez y salió a mi favor, mi matrimonio se dio gracias al bebé que hicimos.
- Caramba, ustedes no perdieron el tiempo.
Antonio le guiña el ojo William. Y comenta.
-Bueno, ahora mi último crio será “papá a los 19.”
Enfatizo la frase papá a los 19 para que Silvana escuche bien antes de repetir la información como teléfono malogrado.
- Otro que tiene prisa. Empezó por dónde todos terminan. - ríen los tres.
Silvana, tose un poco y se disculpa por interrumpir la conversación.
- Buenas tardes, señores, bienvenidos a la casa de los Rázuri.
- Hola hija, ¿Cómo te fue hoy? - preguntó la señora Catalina.
- Me fue bien. – hace un gesto forzado de buena niña - Tengo tareas que hacer. Disculpen - Mirando a los Zeta fijamente.
Como se fue Silvana, Antonio mueve la cabeza negativamente, William no es bien visto en su propia casa, ese gesto de Silvana lo deja todo bien claro.
- Bueno William, fue un placer poder platicar un poco, mañana continuamos, odio tener que cortar la conversación, mi hijo está por llegar y la cena no está terminada.
- Si, claro. Son bienvenidos.
Se despiden, Silvana aparenta ser muy educada, pero mira con desagrado a su tío. Una vez que los Zeta dejaron la casa de los Rázuri. Silvana ataca a su tío.
- ¿Con qué derecho un invalido recibe visitas en mi casa?
- Soy tu tío, un poco de respeto.
- ¿Respeto? ¿Me lo está pidiendo un invalido? Increíble.
- Señorita Silvana, su almuerzo está servido. – Ariana la atiende.
- ¿Cómo una mugrosa como tú abre la puerta a la gente sin autorización? ¿No le enseñaron a respetar la casa ajena? Española de poca monta.
- Suficiente, Silvana. – William se enoja.
-Tú no eres nadie para levantarme la voz.
William es odiado por su propia familia, estando en su propia casa, por qué Carlos solo estaba cuidando del inmueble, mientras él era de servicio, a él le duele sentir eso. Volvió a recordar su pasado en el hospital militar y con el trato de su sobrina el día de hoy, por su mente ocurren estas palabras: “Si tan solo la enfermera no hubiera venido a frustrar mi plan de suicidarme, no estaría sufriendo. Ahora tengo una familia que proteger, invalido como estoy, tengo que pedir ayuda a vecinos de buen corazón. Me siento tan inútil, en una estúpida silla de ruedas, pero tengo una familia que me necesita ¿Por qué no me mataron los terroristas? ¿Qué será de mi hijo? ¿Qué le doy a dar a mi hijo? Estoy en mi casa ¿Así es como me tratan? Ojalá pueda negociar con Roger, voy a depender mucho de él”
Los pensamientos negativos siguen pasando por su cabeza.
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Comments
Alexandra Romero
Estoy súper pérdida en la historia. 🙈🙈🙈🙈
2024-06-27
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