Contrato Secreto

Contrato Secreto

La desgracia

—¿Por qué me hacen esto?, ¡¡¡llevo trabajando por ustedes más de cinco años!!!

—Lo siento, pero órdenes son órdenes, así que toma tu cheque de despido, empaca tus cosas y lárgate.

Mi nombre es Cycle, y como ven, he sido despedido.

—Ahora mismo me darán una explicación o me veré obligado a tomar medidas extremas —, puse mi pie en la mesa del administrador de recursos humanos, pero él no parecía estar intimidado.

El tipo alargó su mano y tomo el teléfono.

—Seguridad...

En cuestión de minutos estaba de patitas en la calle, esos tipos solo me arrojaron por la parte de atrás como si fuera la basura.

Lo único que falta es que empiece a llover y me hunda en mi propia suciedad.

Sentí una gota en la cara, luego una segunda y una tercera, hasta que empezó a tomar la fuerza de un aguacero.

No debería probar que tan mala es mi suerte.

Camine al hotel más cercano.

Estaba hundido, desde hace varios días, que este maldito barco empezó a hundirse, de haber sabido que esto pasaría hubiera huido junto con las ratas.

Para ser más específicos, desde hace una semana estoy divorciado, nada mal para un hombre maduro que pasa por su primer divorcio, el problema es que yo apenas tengo veinticinco años, ¿es eso normal?

¿Qué como ocurrió?, sencillo, la muy perra de mi exesposa me engaño en mi propia casa, que ahora ni siquiera es mía, ya que gano casi todos los bienes que tenía, la muy descarada se acostó con un amigo del trabajo, me quito todo lo que tengo y aun así se siente ofendida por que la llame como la golfa que es.

Eso no termino ahí, también me embargaron por deudas por cosas que ni siquiera quería, no sé cómo funciona el mundo de las leyes, pero lo poco que tenía me lo quito el banco por deudas a mi nombre, debí de suponer que esto pasaría, incluso me han despedido del trabajo por los días que es estado en el juzgado peleando mis bienes, y consecuentemente faltando al trabajo, cosa que a mis jefes no les gusto, era natural el despido, aun cuando estaba justificado por la corte, malditos bastardos.

Y ahora que esa perra ha estado difundiendo calumnias en mi contra, he perdido los pocos amigos que tenía, y los familiares de ambos me han dado la espalda, claro, deben de suponer que ella es la víctima de todo esto, ni siquiera mis padres quieren saber algo de mí, creen más en las mentiras de esa perra en lugar de las de su hijo.

Por fin llegué al hotel, chorreando a cántaros, dejando en la entrada la marca de mi bota enlodada.

—Señor… no puede.

—¡Cállate!, dame la mejor habitación que tengas -, lance la tarjeta en el mostrador

—En... enseguida

No tengo mucho dinero en mi bolsillo, en mi cuenta solo tengo lo justo para vivir un par de días y mi cheque de despido, estoy empeñado a derrocharlo todo hoy, ya no me importa lo que pase.

—¿Dónde está el bar del hotel?

—En el último piso... pero le recomendaría...

—Lo sé, no soy idiota —, no quiero entrar al bar todo mojado.

El empleado me ofreció las llaves, se las arranqué de las manos y me dirigí al elevador.

Las personas que esperaban subir apenas me vieron, se hicieron a un lado, tomé el elevador y me dirigí al cuarto que me han asignado.

—Maldita sea, era mi corbata favorita —, me vestí con ropa que encontré en mi habitación, es la que les dan a todos los inquilinos, odio usar esas cosas, pero no tengo nada mejor que ponerme.

Envié mi ropa a la sección de lavado del hotel, espero que para mañana este lista, ya es algo tarde, es buena hora para beber un rato.

Me dirigí al bar, dispuesto a sacrificar lo poco que tengo por poder ahogarme en alcohol.

—¿Qué se le ofrece, señor?

—Lo que sea, algo que me mande al suelo rápido

—Como guste

Bebí de un sorbo lo que me ofrecieron, era demasiado fuerte, pero era lo que necesitaba.

—¡Otro más!

***

No sé cuánto alcohol tomé, solo recuerdo que el barista me despertó para irme a mi habitación, el bar había cerrado.

—Maldita sea... hip..., quería seguir tomando

Caminaba con mucho trabajo, los pasillos rectos tomaban curvas complicadas, y a su vez mis pies me desobedecían tomando una dirección diferente, llegue con trabajo a mi habitación.

—¿Eh?, ¿estaba abierta?

Tal vez olvidé cerrarla cuando me fui, pero poco me importaba, estaba harto de todo.

Entre y cerré la puerta con un golpe.

Estoy acabado, como ser humano he caído en lo más bajo de la pirámide social, no tengo ni honor, ni dinero, ni familia, ni amigos, todo lo perdí por una zorra que no podía cerrar sus piernas, pude haberlo evitado si hubiera reconocido las señales, pero tal vez hubiera ocurrido esto tarde o temprano.

Pero por más que maldiga, no sé qué puedo hacer con mi vida, parece que he llegado al final del camino.

Me quité la ropa para dormir.

Por mi mente paso un pensamiento peligroso.

—Maldición, ¿dónde está mi cinturón?

Los pantalones del hotel no tenían un cinturón, con ellos habría acabado con este sufrimiento más rápido, pero por más que los busque no los encuentro, tal vez los deje en la ropa que mande a lavar.

Pensé en usar una cortina, pero no sé ni siquiera como me sostengo de pie, no puedo ir a la parte más alta del edificio, lo intente antes, pero está restringido el acceso a todo el público.

Deje a un lado esas idas tontas por acabar con mi existencia y mejor me dirigí a la cama para dormir, los parpados empiezan a pesarme, pero mi cuerpo se siente dormido desde hace rato.

—Momento, ¿qué es esto?

Apenas entre en la cama, sentí la mano de alguien tocando la mía.

Di un pequeño grito mientras me recostaba, con el corazón estallando quite la sabana.

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