CAPITULO 3: Una cena con variedad

Recuerdo que mi madre alguna vez me dijo que cuando uno se muda es difícil congeniar con los vecinos, más si a uno lo invitan a comer y la comida es un desastre, decía que en estas invitaciones se hacen grandes amigos, pero también grandes enemigos, por lo que me sentía muy inquieto y no lograba decidir que hacer de comer, preferí meterme a bañar para relajarme, ya en el baño muchas preguntas me asaltaban, una de ellas que me estuvo rondando por mucho tiempo en la cabeza fue ¿si el Sr. B era mexicano?, ya que su apellido no lo parecía, en fin, preguntas como ¿será un psicópata?, ¿le gustara la comida mexicana?, ¿cuántos años tendrá?, ¿por qué no se había casado?, ¿será divorciado o viudo?, ¿a qué se dedicará?, fueron solo algunas de las tantas preguntas que yo me hacía, tanto así que ni el baño me relajo, de hecho ya estaba ansioso por platicar con él. Su personalidad me había ya cautivado con su toque de misterio, y eso que solo conocía su apellido y su apodo, pero mi mente no se contenía y eran tantas las ansias que no me percate de la hora, hasta que dieron las 9:00 pm y entonces la pregunta cambio... ¿Y ahora que demonios iba a hacer?, si solo me quedaba media hora para hacer algo de comer, estaba casi al borde de la histeria, ¡por dios santo!... ¿Qué era lo que me había ocurrido?, que se me había olvidado la comida para la cena, en ese momento solo pensé en un buen par de pizzas - Las cuales en ese entonces no tardaban más de 30 minutos en llegar - acto seguido llame por teléfono para ordenar las pizzas con todo y sus complementos, para que hubiera variedad por lo menos, al colgar el teléfono, como de rayo salí a la tienda de Don Sebastián - Después les contaré un poco sobre él - y rápido compre tres refrescos familiares, una cajetilla de cigarros y un six de cervezas, ya que no sabía si él fumaba o tomaba, en fin, bien dicen que hombre prevenido vale por dos, llegue a mi casa a las 9:20 pm, preocupadísimo porque las pizzas no llegaban y ya se acercaba la hora, solo una cosa pasaba por mi cabeza... ¿Y si no le caigo bien?, ¿Y si se vuelve mi enemigo?, bueno a tanto llego mi desquicio, que saque cartas, domino, jenga, ¡que va!, saque casi todos los juegos de mesa que tenía, hasta que por fin sonó el timbre, en ese momento me quería morir, pensé: "Es el Sr. B y todavía no han llegado las pizzas, ¿y ahora que hago?", con las manos sudorosas y completamente agitado, pregunte: "¿Quién?", a lo que me respondió una voz un poco lejana: "Soy yo Sr..." en ese momento, sin que le dejara terminar la frase, abrí la puerta y entre disculpas le decía:

- Discúlpeme Sr. Williams, no sé que me paso, que no pude hacer nada de comer, pero pase ya pedí unas pizzas para...

Y en ese momento la voz del que estaba en la puerta me interrumpió y dijo:

- Perdón, yo no soy el Sr. Williams, soy el chico de la pizzería, vengo a dejarle su pedido, como he llegado antes de 30 minutos, en total serian $250 pesos...

En ese momento me sonrojé, aunque no sabía si decir algo más, acto seguido solté la carcajada diciéndole al chico:

- Disculpa hermano, aquí tienes $250 pesos, el cambio es para ti y perdón por la confusión.

Momentos después me di cuenta de que me había obsesionado con la idea de quedar bien con el Sr. Williams, haciendo caso a lo que alguna vez me había dicho mi madre, con lo cual me sentí apenado por lo ocurrido, pero la verdad es que estaba por dentro muriéndome de risa por ser tan patético.

Y dieron las 9:30 pm, pero el Sr. B no llegaba, en mi mente el pensamiento de que tal vez se le había hecho tarde comenzaba a molestar, a los cinco minutos después, comencé a pensar que tal vez algo le había pasado, y, por lo tanto, no había podido llegar a tiempo, pero a los diez minutos mi mente comenzó a pensar, que tal vez era una persona descortés o que no le había caído bien, en fin mientras más tiempo pasaba, más cosas venían a mi mente, lo cual me tenía intranquilo y molesto, porque cuando uno tiene una cita debe cumplirla y llegar tarde es una falta de respeto. Mientras tanto me puse a beber una cerveza, prendí la T.V. y muy dentro de mí, ya estaba planeando como ir a reclamarle por no haber asistido, pero también venía a mi mente una sensación de alivio, porque así el que quedaría mal era él y no yo, por lo que también me asaltaba el pensamiento de que, yo no tendría porque sentirme agredido, siendo que yo también había fallado, reflexionando en lo ridículo que me estaba comportando, me comencé a carcajear, recordando lo que había sucedido unos minutos antes y me di cuenta, que le di mucha importancia a ideas tontas, me aclare a mi mismo que el convivir con otra persona, no quiere decir que esta persona tenga que actuar o hacer las cosas como yo digo y quiero, así fue que me di cuenta de que estaba actuando como un animal - A lo salvaje -, que me estaba dejando guiar por pensamientos vanos, que a fin de cuentas lo que contaba era el poder conocer al Sr. B y convivir con él, así como también aceptarlo tal cual es, solo así podría lograr esa convivencia y conseguiría no enfermar mi mente de la manera en que lo había hecho hoy. Entre risas seguí bebiéndome mi chela y empece a poner la mesa cerca del televisor, tratando de generar el ambiente adecuado para interactuar con él tal vez viendo alguna película o un partido de futbol, lo que más deseaba era estar yo mismo confortable, para así poder recibir con agrado al Sr. B.

Eran las 9:18 pm cuando volvio a sonar el timbre y me levante para atender la puerta, claro esta ya mas relajado y confiado...

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