...MELODY...
¿Loca? No. ¿Curiosa? Sí.
No tengo la más mínima de lo que sucede con Aiden, estos días ha estado muy raro que en lugar de parecer mi escolta, parece mi enemigo. ¿Cómo debo demostrarle que solo quiero ser su amiga sin que me ignore?
—Hola — con las manos detrás de mi espalda, me acerco al atractivo tipo que lava su auto—. ¿Cómo estás, Aiden?
—Vete a tu cuarto, nada te servirá este intento de escaparte.
—¡Oye, no pienso escaparme! Solo vine aquí para preguntarte qué hacías.
—¿Aún no soy claro mostrandote que lavo el auto?
Nadie aparte de mis padre y el idiota de mi hermano mayor, me había hablado de forma tan tosca como lo hace él.
—Disculpa — tira el trapo con el que limpiaba las ventanas —. Tuve un mal día, ¿qué se te ofrece?
—Decirte que quiero ser tu amiga.
Bufa al instante, pasando el antebrazo por su rostro me observa por largos segundos.
—Eres solo una chiquilla para mí, no gracias.
—¿Sigues detestandome?
—No, no suelo rebajarme al nivel de una niña malcriada. Solo estoy siguiendo órdenes del Sr. Malik; "no ser más que tu escolta".
—Bueno, él no tiene porqué enterarse. Ser amigos no es un pecado. Puedo demostrarte que madurare.
—Perfecto — me pasa el trapo mojado que hace un momento limpiaba el carro —. Empieza por limpiar tus cosas. Lava el auto.
—¿Qué?
—¿Cómo que "qué"? ¿No sabes lavar un auto? Se limpia con agua y jabón.
—Nunca lo he hecho.
—Por algo se empieza. Pero si no quieres hacerlo, por mí no hay problema.
—¡No! — evito que me quite el trapo —. Lo haré, no soy una inútil. Será cosa fácil.
Con las manos en los bolsillos me mira desde unos metros.
Me siento perdida, sin saber qué hacer.
Tomo una manguera de agua especializada por los autos, y al abrir la llave las cosas no resultan tan bien cuando en lugar de controlarla, ella lo hace sola mojandome entera.
La risa de Aiden inunda mis oídos pero de lo ciega que me dejó la gran cantidad de agua entrando a mis ojos, no puedo hacer más que oírlo reír.
—¿Necesitas ayuda, Melody?
—No — me seco con mis propias manos, peinando mi cabello totalmente mojado —. ¡Te demostraré que puedo hacerlo, eh!
Las ganas de conseguir mi propósito no faltaron, pero el resultado no fué tan bueno cuando terminé dañando el vidrio de una de las ventanas con una cubeta. En fin, soy un desastre. Y ahora como casi siempre, estoy castigada por encender la molestia en papá. No, pero que Aiden no crea que me quedaré cruzada de brazos.
Es de noche, casi la media noche, me pregunto si Aiden estará despierto. Para que preguntarme si puedo averiguarlo yo mismo.
Con pasos lentos y silenciosos, bajo las escaleras hasta correr a la parte trasera de la mansión donde se supone que están los guardias, pero los evito cuando paso volando hasta una pequeña habitación donde Aiden se queda a dormir. Efectivamente, el escolta está en el baño dándose una ducha.
Ahora que preguntas vienen a mi cabeza, analizo el por qué me encuentro en el cuarto de mi escolta.
Toda su habitación huele a él. Su ropa está sobre su cama, parece estar limpia, así que me atrevo a tomar su pantalón y camisa.
—¿Quién está ahí? — le rezo a dioses que ni conozco cuando a la pinche evilla del cinturón que rodea su pantalón, se le ocurre sonar.
Con la cabeza perdida salgo corriendo hasta entrar nuevamente a la mansión y llegar a mi cuarto.
—Eres una estúpida, Melody. Menos mal no te descubrió — noto la ropa que en mi mano sigue y que no las dejé donde estaban; su pantalón y camisa —. ¡Dios Santo!
¿Qué hago? ¿Me tiro por la ventana y le doy fin a mi estupidez? ¿Sabrá que fuí yo la que le robé la puerta? No, no creo, ¿por qué creería eso sí hasta hace poco me dijo que no confiaba en mí? ¡Por lo mismo! ¿Si piensa que soy una pervertida frustrada?
Al instante en el que quito la mirada de la ropa luego de guardarla en un cajón, volteo, estrellandome con la presencia de Aiden en mi cuarto.
—Tú... ¿qué haces aquí?
Una toalla cubre su parta baja, pero la de arriba está que me infarta todita.
—El que hace las preguntas aquí, soy yo — me acorrala en la pared, con uno de sus brazos estampado arriba de mi cabeza —. Devuélveme mi ropa.
—¿Tu ropa? Dime de qué te fumas porque yo no tomé tu ropa.
—¿Ah, sí? Encontré esto en mi habitación — mi celular está en su mano. ¡Pendeja!
—Yo te juro que las cosas no son como piensas, solo quería saber si estabas bien...
—¿Y mi ropa viajó a tus manos por arte de magia?
—Si... no, pero no creas que...
—¿Melody? — la voz de mi padre se escucha detrás de la puerta.
Aiden tapa mi boca.
—La puerta está con seguro — me susurra.
—Melody ábreme la puerta — papá insiste y me siento en un jaque —. Melody sé que estás con alguien allá dentro, pude oír tu voz y la de un hombre. ¡Abre la puerta!
Eso te pasa por ir a la cueva del lobo, Caperucita. No sales de una para meterte en otro problema, ¡reverenda estúpida!
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Comments
Giovanna Vásquez Medina
OMG 😱 esto se puso bueno 🤣🤣🤣🤣 sigamos apoyando con me gusta publicidad comentarios y 🎁 gracias querida escritora Zuly Torres
2024-02-16
1
Añiiz ❣️😻
Cuando mi esposo me atrapa robando los chocolates de la alacena 😅
2023-09-29
1
Rada Coronado
Jajajajajajajaja a ver ahora como sales de esta Melody
2023-07-26
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