Capitulo 3

El sábado por la mañana estaba agradecida de que por fin la semana laboral estaba llegando a su fin, solo ocho horas más de esto y aquello y podría descansar el resto del fin de semana hasta el próximo lunes por la noche, me coloque la bata y las taloneras y guarde mis cosas en el locker cerrando lo después para entrar a piso de producción.

Bostece ampliamente y unas lágrimas salieron de mis ojos rodando por mis mejillas, necesitaba dormir con urgencia, el día de hoy tendría que pasar rápido para poder volver a casa y dormir. Solo podía pensar en eso, era todo lo que quería en esos momentos cuando...

-Llegas tarde- escuché decir una voz muy familiar y definitivamente muy molesta.

Rodee mis ojos e hice una mueca de fastidio *No es verdad* pensé *¿Que hace él aquí?* *Pero, si hoy no le toca venir* *Es sábado por la mañana, o ¿Me habré equivocado de día?*

Me gire para verlo y sus oscuros ojos me miraban con disgusto, sin embargo a pesar de todo el enojo, rabia u odió que él me profesaba, ese extraño brillo en sus ojos no desaparecía como si se tratara de alguna especie de luz en su interior que no se apagaba y por alguna razón ese brilló oculto detrás de todo ese enojo me hacía sentirme contenta y como en una nube.

-Lo siento- dije y el cansancio qué llevaba ocultando durante semanas salió a flote en esas dos palabras. Volví a bostezar nuevamente sin poder evitarlo y eso pareció enfurecer lo más.

-Vamos a revisar los planes. Anoche Marina me avisó que iba a realizar unas modificaciones para este fin de semana- Lo vi apretar los puños mientras me decía esto, se notaba que le molestaba mucho tener que dirigirme la palabra así que respire hondo y me gire sobre mis talones para dirigirme a mi escritorio.

Mi compañera del turno que estaba por irse, me miró y lo miro a él con fastidió me entrego turno rápidamente diciéndome los pormenores más importantes de lo que se quedaba de trabajo, me dio el *ten buen turnó* y yo le agradecí diciéndole mi habitual *descansa*

La vi marcharse y me senté en mi lugar, abrí la carpeta que decía planes de producción y me dispuse a abrir los archivos, uno a uno fuimos checando los y note los cambios que se habían realizado, tome nota de lo que él quería que hiciera en las próximas horas, todo en lo que podía pensar era en, *Si me apuro terminaré a tiempo para descansar un momento antes de irme a casa y además podré estar tan ocupada que no será necesario que él me este gritando, porque me podré mantener lejos de su radar y su mal humor* inesperadamente volví a bostezar y nuevas lágrimas brotaron de mis ojos.

-Ve y tomate un café o..- pero no termino lo quiero e iba a decir porque Zafiro lo interrumpió.

-¿Y ahora tú qué haces aquí? ¿Que no deberías estar en tu casa, super jetón?- Él se giro a verla.

-Pues ya vez, hay gente que piensa que no tengo nada mejor que hacer y me joden el día.

-Ash. Y por sino fuera poco, estás de perro humor como si nosotros tuviéramos la culpa, sino querías venir te hubieras quedado en tu casa. De todos modos aquí nadie te quiere.

Y así, comenzaron a discutir el uno con el otro. Zafiro nunca lo a querido, lo detesta profundamente y él parece que le tiene el mismo apreció, sin embargo ambos disfrutan inmensamente llevarle la contraria al otro, siempre a sido así.

Al principio él parecía no querer discutir y siempre la dejaba decirle lo que quisiera mientras que él salía huyendo, pero en algún momento eso cambio. Cuando el cambio conmigo comenzó a ser grosero con ella, parece que se canso de guardar silenció.

-¿Y acaso tú te crees que me importa?- le escupió Zafiro señalando lo con el dedo.

-Mira a tu alrededor, aquí no hay nadie a quien le importes o a quien le interese tú maldito mal humor o si te duele una pestaña, eres nada para todos nosotros, si te mandarán a vivir a otro planeta, nadie te extrañaría.

-¡Zafiro!- dije levantando un poco la voz al escuchar lo que le decía- Es suficiente, te guste o no es nuestro supervisor ya detente.

-Agh. Me retractó de lo que dije- dijo ella petulante, suspiré y me lleve los dedos al puente de la nariz.

-Havia olvidado que a esta pobre bruja si le puede lo que pase contigo, pero no la culpo, la pobre infeliz está perdidamente enamorada de ti después de todo. La verdad no sé que demonios te ve, eres una insignificante cucaracha y solo porque tú me lo pides bruja, voy a dejar en paz a tu novio- dijo terminando todo aquel discurso con una estruendosa carcajada y dejándome a mi con la boca abierta y sin aliento por fin mi cerebro estaba bien despierto después de todo aquello.

Se me olvidó el sueño, el cansancio y el dolor y solo fui capaz de congelar me frente a todo lo que acababa de decir Zafiro. ¿Cómo se había atrevido a decir todo aquello? ella sabía perfectamente que el se ponía furioso cuando ella decía ese tipo de cosas, tembló mi corazón en mi interior y no me atreví ni siquiera a respirar por miedo a su reacción.

-¡Zafiro!- lo escuché gritar y me estremecí mientras miraba como ella seguía riéndose maliciosamente.

-No le voy a permitir esas faltas de respeto para conmigo, me va a respetar o voy a ponerle un acta administrativa- por un momento pensé que eso haría enojar a Zafiro, pero al contrario solo provocó que sus carcajadas fueran más estruendosa.

-¿Dime, que se siente?- pregunto ella y sonrió perversamente.

-¿El qué?- pregunto él sin comprender.

-Que te digan cosas crueles todo el tiempo- y sonrió de una manera que resultó escalofriante - Voy a desquitarme por cada lágrima que ella a derramado gracias a tus insultos y tus malos tratos - finalizó, apuntándome primero a mí y luego a él, se dio la media vuelta y se fue riendo a carcajadas.

Lo ví levantarse de su silla y se fue en dirección diferente a ella, sin decirme nada más. Solté todo el aire que había estado manteniendo en mis pulmones sin darme cuenta, habían tenido una fuerte discusión por nosé qué y al final Zafiro le había reclamado el trato tan cruel que el solía darme todo el tiempo.

Ese solía ser nuestro tema de discusión entre ella y yo, el porque dejaba que el me tratara como si fuera una basura o un estorbo y finalmente hoy se había atrevido a sacar su rabia.

-¿Daka?- escuché la voz de Azura -¿Estás bien?

Quise decir no, para nada estoy bien. Pero voltee a verla y le sonreí lo más alegre y falsamente que pude para que no se preocupara, su rostro era tan diminuto se angustiaba mucho por mí, las personas solían decir que Azura tenía un carácter muy frío y que era poco expresivo, pero ella era muy tímida y tenía un carácter muy sereno, difícilmente se enojaba y si lo hacía solo lo expresaba conmigo y con nadie más.

-Estoy bien peque. Solo aún no entiendo bien que fue lo que pasó- sonreí y ella se relajo sentándose.

Afortunadamente no lo volví a ver el resto del día y eso me ayudó a estar un poco tranquila, al salir las chicas querían ir de compras al principio me negué pero después de ver la mirada asesina de Zafiro desistí de rechazarlas, sabía que aún estaba molesta aunque no precisamente conmigo así que terminamos yendo a comprar y después a cenar.

Para cuando llegue a casa moría de cansancio y dolor, tome una baño y después a la cama mientras pensaba un poco en los acontecimientos del día una enorme oscuridad me trago por completo arrastrándome a los brazos de Morfeo...

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