Capítulo 2

Lindy había tomado un avión desde Neuquén a Córdoba ya que estaba muy lejos, habían acordado con sus padres que la iban a recoger en la estación de colectivos a pocos kilómetros de dónde vivían sus padres.

Lindy: - Mira Leia, ahí están los abuelos esperándonos.

Leia: - ¡¿Dónde están?! No los veo mamá.

Miraba por la ventanilla del colectivo, pero no los veía, su cara cambió de repente y comenzó a angustiarse por no poder ver a sus abuelos.

Lindy: - Mira hija, ¡¡¡justo ahí!!!

Le señalaba a su pequeña hija con el dedo índice.

: - Cuando Leia pudo por fin ver a sus abuelos, en seguida cambió su expresión, se puso muy feliz, tenía una sonrisa de oreja a oreja y se movía en el asiento de tanta alegría.

Leia: - ¡¡Si!!, mira mamá ahí estan, ahí están.

: - Leia saludaba a sus abuelos sin parar apena los vio y ellos le devolvieron el saludo con la misma alegría de su nieta.

: - Cuando el autobús abrió las puertas Leia se apresuró y se fue corriendo hacia los brazos de sus abuelos.

Lindy: - ¡¡Leia espera un poco!! ¡¡¡no corras por aquí!!! ¡¡¡vas a tropezar con alguien!!!

Le gritaba para que se detuviera y la esperara, pero Leia no le hizo caso y cuando se descuido su pequeña hija ya estaba abrazando a sus abuelos.

: - .....

Leia: - ¡¡¡¡¡Abuelos!!!!! Los extrañe mucho, mucho a los dos. Mientras los abrazaba y le demostraba su amor, a Leia se le caían las lágrimas de la emoción.

Abuela: - Nosotros a ti princesa, no sabes lo mucho que extrañamos a la princesita de la casa.

: - Marta abuela de la pequeña y madre de Lindy, también estaba muy emocionada cuando vio a su nieta que se le caían las lágrimas sobre su mejillas redondas.

Abuelo: - ¡¡Hey!! le das muchos abrazos y besos a tu abuela pero a mí no. Le dijo de forma pícara a su nieta, para que le de más cariño.

Leia: - Claro que sí abuelo, te los he dado a ti también. Pero ven te daré más así no estas celoso.

A los pocos segundos, Lindy bajo del autobús.

Lindy: - ¡¡Hola mamá!! ¡¡Hola papá!!

Enseguida se acercó y les dio dos besos a cada uno.

Lindy: - Leia te dije que me esperaras. Casi haces caer a todo el mundo.

Regañaba a su pequeña por el descuido que tuvo al correr por el pasillo del autobús.

Leia: - Lo siento mamá, no volverá a pasar.

Decía mientras agachaba la cabeza y hacia puchero.

Marta: - Hay, hija no seas exagerada, es solo una niña que esta emocionada y salio corriendo para abrazar a sus abuelos.

Papá: - Si hija, además dijo que no lo volvería a hacer.

Decía su padre mientras le guiñaba un ojo a la pequeña.

Papá: - Por cierto, ¿dónde están sus valijas?

Le preguntaba a su hija para ir a buscarlas.

Lindy: - ¡¡¡Oh!!! .... cierto, están en el baúl del autobús.

: - Su padre fue rápido a buscar las valijas de Lindy y Leia. Luego las llevo al baúl del auto, una por una porque eran muy pesadas.

Mamá: - Hija se que no es momento de hablar, pero te note un poco angustiada. ¿Paso algo con tu trabajo?

Lindy: - No, mamá. Cuando lleguemos a casa les contaré a ti y a papá todo.

: - Luego todos se subieron al auto para ir en casa de sus padres. Quedaba en el siguiente pueblito a unos 25 kilómetros de dónde estaban. Era un pueblo muy pequeño de unos dos mil trescientos habitantes aproximadamente, todos se conocían.

Su familia era de clase media o cómo algunos dicen, clase trabajadora. Su padre era repartidor de una empresa muy conocida en el pueblo hacia más de diez años que trabaja ahí, viajaba a todos lados, se iba un lunes a la madrugada y volvía un viernes a la noche, o incluso, a veces un sábado.

Su madre era secretaria administrativa, realmente era una mujer muy trabajadora, incluso una vez llegó a tener tres trabajos, bueno cuatro con el hogar, ella es una mujer muy pulcra, no le gustaba ver nada sucio, ni nada desordenado.

Ambos padres eran muy trabajadores, le costó mucho obtener cosas como: la casa propia y su primer auto cero kilómetros. Incluso antes de todo eso una época fueron pobres, jamás les hicieron faltar nada a sus tres hijos.

: - Lindy estaba muy callada, aunque siempre fue así durante los viajes. Le gustaba el silencio, la paz y disfrutar del viaje, mirando por la ventanilla del vehículo observa el paisaje con un poco de nostalgia. Al cabo de cuarenta y cinco minutos de viaje, sin darse cuenta Lindy, habían entrado al pueblo dónde la vio crecer casi la mitad de su vida.

Al darse cuenta, Lindy se encontró con muchas emociones, tuvo que tratar de contener las lágrimas. Extrañaba su pueblo, al momento que ingresaron bajo la ventanilla y sacó la cabeza hacia a fuera para respirar el aire de su pueblo, al momento comenzó a recordar toda su infancia, su adolescencia, momento lindos y malos, en el mismo instante ya no pudo contener las lagrimas, sobre todo cuando vio su casa.

Mamá: - Hija, ¿estás bien? ¿Por qué lloras?

Preguntaba preocupada al ver la cara de su hija por el espejo retrovisor del auto.

Lindy: - Si mamá, es.... solo.... que.... no pensé que había extrañado tanto estar aquí, en casa.

Mamá: - Tranquila, hija. Ahora estás en tu casa. Le palmo la pierna con cariño.

Ahora, ustedes se van a acostar, porque tuvieron un viaje agotador, y mañana será otro día.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play