capitulo 7

Y como dije antes, no alcancé a comer.

Es mi última clase, hoy es jueves y me toca gimnasia. La peor de todas mis clases,  estoy pensando seriamente que hoy sera uno de esos días en los que llego a casa y ya no quiero hacer nada mas, solo a comer y dormir.

No soy muy buena en los deportes, pero lo único que hago es correr, Aunque mi problema ahora no es ése.

Tendré que ponerme el buzo y una polera manga larga... Para que no se noten mis vendas. Pero hace una calor de perros.

***

Y aquí me encuentro, sudando como vaca, el profesor nos hizo correr más de 30 minutos, lo bueno que menos nos dio unos segundos de descanso.

Susy me ha puesto el pie ya tres veces y mi ropa está hecha un desastre. Ya tengo en mi pierna un raspón, no es mucho pero duele un poco, soy una persona de cuerpo frágil.

Sigo corriendo pero un cuerpo a mi lado me distrae, es Stephen, eso no significa nada bueno. Antes de poder escapar de sus garras, me dio un empujón brutal haciéndome saltar lejos.

Al caer al piso un pinchazo en mi cabeza se hace presente, me retuerzo en el piso de dolor, juro que sentí mi cuerpo entero crujir, también  creo que me doble mi tobillo, Me voy a parar, pero enfrente de mi... Una mano está... Ésa mano... Es el chico nuevo.

Miro hacia arriba y el me sonríe, tomo su mano tímida y con miedo, Me levanto con dificultad, pero  me toma de la cintura, lo cual se me hace un poco mas incomodo.

Los murmullos no se hacen esperar, pero el chico no se aleja, si no que me ayuda a caminar donde esta el profesor.

—Profesor.—lo llama el chico.— ¿puedo llevar a mi compañera con la enfermera?—el profesor me mira, yo simplemente levanto mi buso un poco, lo suficiente para que mi tobillo se vea, y esta algo morado ya.

—La enfermera no está, en estos momentos ella va a almorzar.—dice, a lo que los dos asentimos.—Pero si gustan puedo darles una autorización para que la saques y la lleves a un hospital aquí cerca.

—Oh, eso sería estupendo.—no digo nada, pero lo que sí me hace sentir bien es que tengo algo de dinero para el taxi, ya que Stephen me pasó para la compra y me sobró dinero y lo dejé para mi.

Íbamos camino a la entrada del instituto y paro de caminar...o lo intento y eso hace que el chico a mi lado también lo haga y me mire.

—Yo de aquí puedo sola, tengo dinero para el taxi, así que puedes volver a clases antes de que hablen mal de ti.—susurré sin mirarlo. Me daba vergüenza mirarlo, no sé bien  el por que.

—Claro que no, yo te llevo, tengo mi coche ahí afuera, así no gastas nada, además ¿por qué hablarían mal de mí?—dijo con su voz tan suave, soltando una pequeña risita al final.

—p-porque estás conmigo...con la rata.—lo último lo dije muy bajito pero él escuchó.

—¿Qué? ¿pero qué cosas dices? ¿con la rata? ¿enserio? ¿quien te dice así?—sonaba algo molesto pero a la vez con gracia.

—Todos.—susurré y miré por el rabillo del ojo que su sonrisa desapareció, y su rostro de a poco iba tomando una mirada que tenia muchas emociones encontradas.

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Escritora: Natalia Manriquez.

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