Estamos a horas de la gran noche, ya todo está listo. El jardín se ve precioso, mamá luce magnífica como siempre. Andrew y papá destacan con su elegancia. Aún no he visto a Rose, pero estoy segura que será la maravilla de la noche.
Siento que alguien entra de repente por mí puerta:
- ¿Charys? ¿Cómo te queda el vestido? - Pregunta mamá mientras me ve salir del tocador.
- Bien, supongo. - Respondo fríamente.
- Charys... Cambia esa cara, es importante esta noche para la familia y para Rose. - Dice ella con un tono suave y distinto con el que siempre me habla.
- Si tienes miedo que te haga pasar vergüenza, quédate tranquila mamá. También deseo que sea una gran noche para Rose.
- Lo sé, sé que darás tu mayor esfuerzo y créeme pronto serás tú la que esté a pasos de comprometerse con un gran hombre...
- Por Dios, que cínica puedes ser mamá. Me estas pidiendo que sonría cuando sabes lo que... - Suspiró - Ya no importa. Quédate tranquila que hoy no haré nada perjudicial para Rose.
- Eso espero. - Responde y se va.
Termino de maquillarme, Andrew toca mí puerta:
- ¿Estás lista hermanita?
- Si, bajemos...
- ¿La puedo llevar del brazo princesa?
- ¡Andrew! No digas esas cosas... - Le respondo avergonzada.
- Es que mírate Charys, estás bellísima hoy... A pesar de tu carita de tristeza.
- Estoy bien. Me alegra que el vestido me quedara bien... Mamá me pidió que hoy me comporte.
- Hermana... Desearía que no esté pasando todo esto.
- Bajemos y pongamos nuestra mejor sonrisa, hoy es un día importante para Rose.
Entramos al salón donde mamá y papá reciben a los invitados. El salón está vestido de elegancia, mamá tiene un gusto realmente exquisito... Rose aún no hizo su gran entrada. La gente disfruta del jardín también. Mozos dando copas de champagne y exquisitos bocadillos... Música suave, los árboles adornados con velas, los Cheff haciendo grandes espectáculos en las barras de comida. Cada vez llegan más y más invitados... Y de repente se escucha fuertes murmullos, los Louret llegaron.
Respiro fuerte y Andrew sostiene mí mano, por lo bajo dice:
- Tranquila Charys, Jeremy aún no llego.
Eso me tranquiliza. Saludamos al señor Asthon que vino acompañado por su sobrina Angeline, con quién supongo que nuestros padres tienen pensado comprometer a Andrew.
- Está muy bella está noche señorita Charys. - Dice el señor Asthon.
- Muchas gracias, lo mismo digo de usted. Su elegancia hoy deslumbra. - Respondo con el mayor de mis respetos.
Respetos que no debería tenerle al hombre que insistió tanto en comprometer a Jeremy con Rose.
Necesito aire, mientras mamá está distraída con los invitados, aprovecho para dirigirme al lago artificial que tenemos en el jardín, allí no hay gente.
Me quedo observando como las luces reflejan en el agua y miro hacia las estrellas. Carajo Charys, dijiste que íbamos a poder con esto, me digo a mí misma.
- Sabía que ibas a estar aquí mi bella dama.
Conozco esa dulce voz, es Corey, uno de mis mejores amigos. Mí eterno confidente, la persona que siempre me sostiene en los peores momentos y uno de los candidatos predilecto de mamá para que me comprometa.
- ¡Corey! Gracias a Dios estás aquí...
- Mí amor, sabía que iba a ser difícil, ¿Cómo no iba a venir?
Nos abrazamos. Unas lágrimas quieren salir. El me mira, saca un pañuelo y las seca.
- Charys... Sé que estás sufriendo pero no tienes una idea de lo que todo esto me lastima. Si yo fuera el... Te juro que no dejaría ni por un momento que llores.
- Corey no digas esas cosas. Me hace sentir peor.
- ¿Peor? ¿Peor que esperar a un cretino por ocho años? Por Dios cariño, abre tus ojos de una vez... Aceptame, te prometo que esperaré a que aclares tus sentimientos.
Corey por años insiste en que estemos juntos... Me confesó su amor unos meses después que Jeremy se marchará. Jamás pude corresponderle, aunque lo amo con todo mí ser, el no merece que yo lo acepte solo por resignación.
- Ya hablamos de esto... Tu te mereces algo mejor.
- Déjame a mí decidir eso, déjame demostrarte que no estoy equivocado cuando te digo que eres la mujer de mí vida.
- Corey...
- Está bien, perdón. Me sobrepase... Es que verte sola aquí, sufriendo, me desespera. Perdóname.
- No, no tengo nada que perdonar. Me has cuidado por años... Corey, te amo pero no de la forma en la que tú deseas.
- Eso siempre lo supe.
- ¿Y aún así quieres esto? - Pregunto intentando que el recobre la razón.
- Puedo esperarte... Puedo estar a tu lado sabiéndolo todo.
Me quedo callada por un momento. No sé si es el dolor que me atraviesa el corazón o que hoy más que nunca sus palabras me hacen sentir alivio.
- Entonces...
- ¿Si, Charys?
- Pídemelo otra vez...
- Charys ¿Quieres ser mí novia? - Pregunta dulcemente.
- Si Corey. Quiero.
El me abraza y me besa en la mejilla. Esto es tan extraño, no es que no haya existido contacto físico entre nosotros, siempre recibo sus abrazos y besos, sus caricias. Me he quedado dormida sobre su pecho tantas veces. En la escuela todos pensaban que éramos una pareja. Aún así, es un tanto incómodo para mí. Pero estoy segura que el jamás me apurara. Corey es noble y gentil.
- ¿Quieres algo para beber? ¿O quizás un cigarrillo?
- ¿Cómo lo supiste? - Pregunto asombrada.
- Soy tu novio. Espérame aquí, voy a buscar un cigarrillo.
- Está bien. Aquí estaré. - Respondo sonriente.
El realmente es bueno y atento. Por un momento me olvido de Jeremy, de Rose, de las críticas de mamá, de la indiferencia de papá... Por un momento Corey logro espantar todos esos fantasmas que viven en mí mente.
- Tanto tiempo sin vernos Charys.
Reconozco esa voz, es Jeremy.
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