El Cartón De La Otra Vida
capítulo 2
En las noches cerradas de “sur y chilchi”, apenas se pone el sol en el llano, irrumpe el silencio; la luz de la luna alumbra muy poco presagiando la llegada de una tormenta en la campiña y los sentidos comienzan a jugar con la mente. De pronto se agudizan los sonidos y van provocando imágenes relacionadas al toque del viento cuando se posa a cualquier elemento de la naturaleza. Y zás! un carretón muy viejo se divisa a lo lejos.
Se acerca lentamente con la ayuda de un par de bueyes flacos que parecen dejar su alma en una estela mientras atraviesan el largo trayecto. Cada metro que transcurre aumenta el chirrido de sus ejes oxidados. Y de pronto un fuerte latigazo se suma al destello de los relámpagos, estremeciendo los nervios del poblado que ceden al espanto.
El panorama genera perturbación en cada habitante. Grandes, chicos... hombres y mujeres corren y se ponen a buen recaudo...nadie parece asomar la nariz a las ventana; muchos incluso se tapan el rostro con mantas e intentan contener la respiración para no generar ruido alguno.
Pero siempre hay uno que otro despistado que por alguna razón no llegó bajo techo y debió quedarse afuera sin evitar atisbar lo que sucede a campo raso.
El rechinar y el trallazo se escuchan con más fuerza, pero además se suma el susurro de una voz lúgubre que solloza y pronuncia sonidos sin emitir palabra o lenguaje conocido.
Es el alma del carretero que insta a las yuntas a seguir su paso con un tono que parece recorrer cada una de las fibras del cuerpo de los habitantes
Esto es lo que en realidad cuentan las personas antiguas.
espero que esta pequeña leyenda sea de su agrado que solo es una leyenda y no una novela
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