Cuenta la leyenda que en los días lluviosos o llenos de neblina en la laguna de Agua, en aparece una joven y bella mujer con cola de pez. Quienes la ven quedan embelesados con su rostro, su figura, su melodiosa voz y sus riquezas,
pues entre sus manos lleva una jícara de joyas que guarda con un encantador recelo.
Muchos hombres que se han atrevido a admirarla y acercarse a ella, han caído en sus encantos sin esperar lo que sucede poco después. La joven se vale de su infinita belleza para atraerles y lograr que accedan a ayudarla. Hay veces se encuentra nadando dentro de la laguna y consigue que vayan hasta donde está ella y otras, en las que ve que las víctimas no están muy convencidas, se acerca a la orilla para hacerles una petición especial.
Siempre busca lo mismo, que la lleven en brazos hasta la salida o en todo caso al templo que esté más cerca. A cambio de ese favor, ofrece como recompensa las joyas que tiene en las manos. Como no pueden resistirse a semejante belleza y a su dulce voz, los hombres no lo piensan dos veces antes de tomar a la bella mujer en sus brazos y emprender camino en la dirección indicada. Sin embargo, no esperan que la situación dé un giro completamente distinto.
Una vez que quien carga a la sirena y camina hacia la salida de o a un templo aledaño, la melodiosa voz de la joven deja de entonar un canto celestial y el sonido se transforma en un grito desgarrador que puede ensordecer a cualquiera que esté cerca. A su vez, su cuerpo escultural se transforma en una carga tan pesada que la víctima no puede sostenerla sin dificultad.
Dicen que hasta la fecha nadie ha sido capaz de llevarla hasta donde ella pide ni haber podido quedarse con la recompensa.
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