Capítulo 01

Zenovia era la señora a cargo de Marden. Con la antigua princesa de la familia real,

ella fue nombrada como marqués luego de jurarle lealtad a Natra.

“¿Considera ella nos traicionará, Wayne?”

En el pasado, ella había ocultado su identidad cuando acompañó a Wayne en su

viaje a Cavarin. Él había presenciado su sinceridad de primera mano, pero…

“Es posible,” respondió, asintiendo. “Zenovia y Marden están unidos hasta la

cadera. Si es por su antigua nación, no está por encima de lanzarnos pequeños ataques

o apuñalarnos por la espalda.”

“Cierto. Quiero decir, su alianza fue esencialmente un ataque pequeño.”

“¿Lo ves? Y en el ámbito político, sus vasallos podrían presionarla para hacer algo.

Si fuera yo, planearía escapar lo antes posible. Es solo un incendio esperando suceder.”

Marden era una nueva adquisición para Natra con suficiente influencia para darle a

la familia Arbalest una carrera por el dinero. Varios de los señores en el reino de Wayne

desconfiaban de este territorio.

Para los espías extranjeros, esta era una oportunidad dorada. Era casi demasiado

sencillo sembrar discordia entre Marden y la vieja guardia de Natra, haciendo que se

atacaran entre ellos, luego dar el golpe final una vez que los dos bandos se hayan

desgastado.

¿Qué podrían hacer sobre esto?

“El núcleo del problema proviene de las naciones circundantes. No pueden seguir

el ritmo de rápido crecimiento de Marden, lo que ha dejado algunas preocupaciones de

que esta brecha económica continuará creciendo,” Wayne explicó. “En otras palabras,

si todos crecemos al mismo ritmo, podremos mantener el control de la situación.”

“Tiene sentido. Pero, ¿Cómo lo harás?”

“Es curioso que preguntes.” Wayne resopló. “¡No tengo nada!”

Ninym masajeó sus sienes.

“¿Qué esperabas que haga? ¡Si tuviera un hechizo mágico para resolverlo todo, ya

lo hubiera utilizado!”

Él tenía razón, pero ella todavía fruncía el ceño. “…Pero sin uno, nuestro futuro

luce sombrío.”

“¡Lo seeeé! ¡Urgh! ¡Quería saborear este momento! ¿Por qué los problemas no

pueden esperar un poco? ¡Sabes, intuición!” Wayne refunfuñó. “¡Rrrrgh!”

Ninym lo miró de reojo pensando en voz alta.

“¿De Soljest?”

Wayne y Ninym intercambiaron miradas. Soljest era una de las naciones que tenía

frontera con Marden. Su rey, Gruyere, era una de la Elites Sagradas.”

“Sí. ¿Qué hacemos?”

“…Diles que enseguida voy. Enséñenles la sala de recepción.”

“Entendido.” El oficial se retiró.

Ninym inclinó su cabeza hacia un lado. “Soljest, huh… ¿Tal vez el Rey Gruyere

tiene algo importante que quiera discutir? Hey, ¿Wayne…Wayne?”

Ella ser giró hacia él cuando no consiguió respuesta. Reflejándose en sus rojas

pupilas estaba su amplia so

instalación administrativa tras someterse a importantes renovaciones.

Solía reflejar el gusto chillón de Rey Fyshtarre y ser conocido por no tener un uso

práctico. Había sido quemado casi por completo hasta el suelo cuando Cavarían atacó.

Aunque era un edificio sin uso práctico, todavía era considerado un símbolo de la

capital real. Una vez que la gente reclamó la tierra a manos de Cavarin, hicieron planes

para reconstruirlo como un edificio administrativo, asegurándose de que encajara en el

presupuesto y priorizando la funcionalidad.

Un hombre corría por el corredor.

Conocido como Jiva, era distintivamente redondo, sirviendo originalmente como un

diplomático del Reino de Marden. Se había unido al Ejército de Liberación después que

la capital cayera, y su patriotismo y naturaleza honesta se habían ganado la confianza

de Zenovia. Con la capital de vuelta en sus manos, ahora servía como su mano derecha.

Jiva llego a una de las oficinas del palacio. Contuvo su respiración por un momento

antes de tacar la puerta. Alguien refunfuñó adentro.

Con una expresión problemática, abrió la puerta, pero se detuvo antes de entrar. Un

pedazo de papel cayó en frente de sus pies.

Cuando levanto la mirada, se dio cuenta que todo el suelo estaba lleno de

documentos y otros materiales de referencia. De hecho, no había lugar para que él

estuviera de pie. Él comenzó a levantar los papeles a sus pies, mirando hacía el escritorio

más adelante en la habitación.

Había alguien, previsiblemente, plantando su

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