Claudia

Claudia

Capítulo 2

Se levanta de la silla indicándole la salida

con ambas manos.

-Así me encantas gatita, salvaje-. Dice

relamiendo sus labios.

-Te pago por trabajar, no por adularme-. Se

sienta mientras el chico cierra con fuerza la puerta-.

-No sé cómo la gente es así, gente de mierda-.

Da un sorbo a su café girando de nuevo a la ventana, al asomarse, miró a un

chico alto, vestido andrajoso. Delgado y cabello largo a los hombros, quiso ver

su rostro. Toma otro sorbo, y al mirar de nuevo, él ya no estaba ahí. Sacudió

su cabeza pensando que estaba alucinando. – Mierda, estoy viendo cosas. Pero

tengo tanto trabajo hoy, y ahora resulta que me invitan a salir, con tal de no

trabajar. ¿Qué pasa por sus cabezas?

Abre su computadora y la enciende, ve unas

hojas y pone en marcha sus labores escribiendo esto, contestando aquello,

viendo papeles, la rutina de todos sus días.

Mira hacia la ventana y ve que comienza a bajar

el sol, cuando suena su teléfono sobresaltándola. – ¿Hola?-

-Hija, ¿Cuándo vendrás a verme?- suena una voz

apagada del otro lado.

-No sé, tengo demasiado trabajo-. Dice tomando

más hojas entre sus manos, recargando el teléfono entre el hombro y su oreja.

-Pequeña, no dejes que el trabajo te consuma

como lo hizo conmigo, no te pierdas como perdí a tu madre-.

-También yo la perdí, por si no lo recuerdas,

te encargaste de recriminármelo todos los malditos días-. Cuelga la llamada de

golpe. –Todos los días es lo mismo-, resopla – yo también los perdí… a ambos-.

Su vista se nubla y cierra su portátil, lo coloca en su bolso y se dirige a la

salida.

Al llegar a su auto, se siente observada. Había

pocos coches en el estacionamiento, al abrir la puerta sintió unas manos rodear

su cintura.

-Salvaje, te dije que no dejaría que me

rechazaras-. Dice Dorian girándola y pegándola a su pecho.

- ¿No tienes alguien más a quien joderle la

vida?-

-No eres más que una gata arrastrada, pidiendo

a gritos que te coja-.

-Vaya, soy tu jefe y no temes quedarte sin

trabajo-.

-Oh vamos, ¿A qué te resistes? Sabes que lo

quieres- agrega pegando su bulto al vientre de la chica-.

-Eres un asqueroso-.

-Lo quieres nena, lo dice tu cuerpo-.

- ¿Y así esperas que salga contigo?-

- Sabes que quieres Claudia-. Relame su labio

inferior, levantando la barbilla de la chica con una mano, estampando sus

labios en los de ella.

La chica fue muy astuta, al sentir el cuerpo de

Dorian tan relajado, con sus manos lo empujo del pecho, levanto su rodilla

pateando sus partes bajas, lanzándolo al piso. – Zorra- Dice cayendo al piso.

-Jamás seré tuya, esperare tu renuncia, no

olvides que hay cámaras, a menos que quieras enfrentarte a una demanda e ir a

la cárcel por acoso-. Tomó sus llaves y subió a su coche, cerrando fuerte la

puerta y arrancando veloz.

Estaba comenzando a oscurecer, cuando Claudia

se adentraba en el tráfico de las calles. Pensaba en todo y no pensaba en nada.

Paro en un semáforo y cuando la luz cambio a verde, recordó esos ojos.

-Vaya que día, debí suicidarme cuando era

joven, no era mala idea después de todo, no tendría que soportar nada, ni a

nadie.

Paró de camino a casa a comprar algo de comida

china para cenar, siempre se saltaba comidas en el día.

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