Esposa Comprada

Esposa Comprada

Vol.1 Esposa comprada. Parte 1.

Sucedió de manera repentina. Una noche un hombre vestido elegantemente de traje golpeó a la puerta de la choza de su padre. Después de presentarse lo condujo hasta un carruaje que esperaba a un costado de la calle. Lorena lo vio subirse al vehículo desde la entrada de la choza. No se imaginaba quién podría tener algún asunto que tratar con su padre a tales horas. Que ella supiera no tenía ninguna deuda ni le debía nada a nadie. Diez minutos después descendió del vehículo con una bolsa en la mano. Cuando regresó a su lado ella pudo escuchar el sonido de el metal, característico del dinero, que provenía del interior de la bolsa.

—Buenas noticias mi querida hija...

Su padre le dijo con una voz dulce que no era típica de él y la tomó del brazo, acto seguido comenzó a conducirla lentamente hacia la calle. Parecía estar feliz, tenía una ligera sonrisa en el rostro. Él era un hombre que pocas veces sonreía.

—Hoy tu vida cambia para mejor.

—Padre, no entiendo.

—El caballero en el carruaje me ha pedido tu mano y yo se la he concedido. Todo está arreglado.

Aquellas palabras la hicieron entrar en una especie de trance. Por un momento sintió que el mundo a su alrededor era consumido por la oscuridad, desvaneciéndose en las tinieblas. Pero al llegar a la puerta del carruaje logró recomponerse y se resistió.

—No quiero.

Dijo primero tímidamente, pero inmediatamente después repitió las mismas palabras con mayor convicción.

—Yo no acordé nada Padre. No quiero casarme con un completo desconocido.

Se paró frente a él y declaró firmemente.

—¡Niña tonta! ¡Deja de decir estupideces y sube al carruaje!

La sujetó del brazo con violencia y la quiso obligar a entrar al transporte. Pero ella se resistió con todas sus fuerzas así que el le dio una cachetada. Eso hizo que se doblegara lo suficiente para meterla al carruaje, y también causó que las lágrimas comenzaran a brotar de sus ojos. En ningún momento dejó de suplicarle a su padre que no la entregara. Pero las lágrimas, que nacían desde lo más profundo de su corazón, no evitaron que la puerta del carruaje se cerrara de golpe. Desesperada, Lorena golpeó la ventana varias veces mientras el vehículo comenzó a avanzar.

Sin poder hacer nada vio como su casa desapareció a medida que se fue alejando. Su padre de pie, a un costado de la calle, la observó alejarse. Pronto el vehículo dejó atrás la calle y el barrio en los que había vivido durante los primeros dieciséis años de su vida. Al cabo de varios minutos una voz grave y rasposa le dijo desde el otro extremo del carruaje:

—Dentro de una semana celebraremos nuestra unión. Serás una buena esposa y me darás un hijo saludable. Si nuestro primogénito es una mujer, tendremos otro. Te preñaré las veces que sea necesario.

Aquellas palabras provocaron que sintiera una sensación de asco y mareo. Se trataba de un hombre que pasaba de los cincuenta. Era corpulento, un tanto pasado de peso y su cabello y barba grises con algunos mechones todavía castaños. Iba vestido con un pomposo traje negro y una capa de piel de oso. Su mano izquierda la apoyaba en un lujoso bastón bellamente tallado, y su mano derecha sobre su rodilla llena de anillos decorados con piedras preciosas.

—Yo...

Lorena intentó decir algo, pero un nudo en la garganta evitó que las palabras salieran de su boca. Durante el resto del viaje permaneció en silencio con las lágrimas recorriendo sus mejillas para caer al suelo.

Después de unos veinte minutos el carruaje comenzó a detenerse lentamente. Cuando se detuvo por completo la puerta se abrió y un hombre saludó realizando una reverencia.

—Llévenla a sus aposentos.

—Sí, señor.

El hombre le extendió la mano para ayudarla a descender. Con desconfianza y miedo la tomó y bajó del carruaje. Ahora estaba en un amplio patio empedrado iluminado por varios faroles y protegido por un muro de piedra. A un costado, una imponente mansión de tres pisos, al otro, la entrada todavía abierta. Esa era su oportunidad. En un par de segundos se decidió y echó a correr tan rápido como pudo.

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Comments

Nicky Nicol

Nicky Nicol

estuvo muchos bueno

2022-04-22

1

georgina sandoval

georgina sandoval

Hola

2022-04-11

0

Yuliana Santos Mosquera

Yuliana Santos Mosquera

me gustó la parte cuando le dijo que la preñaria las veces que fuera 🤣😭

2022-01-20

0

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