Cap. 2

Unas horas después de adentrarse en la montaña, escuchó ruidos de animales yendo hacia ella, corrió rápido hasta llegar a un río que estaba cerca del camino... Cuando llegó, bajó su maleta para lavarse la cara en aquella agua cristalina, pero repentinamente vio salir de los arbustos a un par de tigres y un oso, se veían muy molestos e intentaron atacarla; ella tomó su maleta y siguió corriendo río arriba, pero estaba cansada y sus piernas no daban más, cuando fue derribada por uno de los tigres; Sire no tuvo más opción que arrojarse al río para salvar su vida, la corriente era fuerte y fue arrastrada río abajo, luego perdió la consciencia...

Cuando Sire despertó estaba en una cueva y había una pequeña fogata, con dificultad se dio vuelta y vio la silueta de un hombre, pero volvió a quedar inconsciente... Por la mañana despertó y había un león en la entrada de la cueva

-Sire: *sentándose lentamente* Me duele la espalda, seguro me golpee al caer por el río... Pero ¿Qué hago aquí? *viendo al león* Esta no es la cueva del dragón ¿O si?... *emocionada* Si es así, tú debes ser mi guía, obtuve a un león como guía, mamá estará orgullosa de mí cuando me vea llegar a casa con un león...

-Finn: Lamento defraudarla señorita, *sonriendo amablemente* pero este león es mi guía... Me llamo Finn Zhao, vine para mi ritual de madurez y justo ayer volvía a mi hogar cuando la ví flotar en el río, ya curé la herida en su espalda

{Finn: 18 años, 1.70 de altura, ojos café claro y cabello lasio castaño}

-Sire: *deprimida* ¿No quieres prestarme a tu guía para presentarlo ante mi madre? Así me ahorraría el esfuerzo de subir la montaña

-Finn: *riendo* Usted es muy graciosa... Por cierto, conozco un poco sobre yerbas, y las que usted traía en su maleta... Son yerbas para atraer animales feroces, en el pueblo están prohibidas, dígame como las consiguió

-Sire: Las únicas yerbas que traigo son para hacer té

-Finn: *mostrándole la bolsa* ¿Esto no es suyo?

-Sire: Nunca había visto eso

-Finn: Como lo imagine... Nadie sería tan tonto como para atraer las bestias feroces a él mismo... *viéndola fijamente* Alguien le tendió una trampa, al parecer hay alguien que no quiere que usted regrese de su viaje

-Sire: *pensativa* "¿Es posible que haya sido Baner? Es el único que me despresia a tal grado, además, no he tenido contacto con nadie más" *apretando los puños* Gracias por cuidarme Finn, te prometo recompensarte por esto algún día

-Finn: Si desea puedo acompañarla en su viaje, ya recorrí ese camino y mi guía está conmigo

-Sire: *seria* No, debo hacerlo por mi propia cuenta para demostrarle a mi familia que no soy una inútil

-Finn: *sonriendo* Es una joven muy admirable, espero volverla a ver algún día... Ya que me dirijo hacia mi hogar, le dejaré algunos ungüentos y medicinas para que su herida pueda sanar, aunque seguramente quedará una cicatriz en su espalda

-Sire: *sonriendo* Estoy muy agradecida contigo por ayudarme

Se despidieron y Sire siguió su camino; tardó tres días en llegar a la cueva y cuando por fin estuvo ahí, se quitó los zapatos y dejó su maleta a un lado, lavó sus pies en un pequeño poso de agua y caminó hasta el final de la cueva... Al llegar al final vió una estatua con la forma de dos dragones entrelazando sus cuerpos, y de sus ojos salía un agua cristalina, caía sobre un pequeño estanque formado con sus colas, ella se arrodilló y agarró entre sus manos un poco del agua, la bebió y repitió los mismo un par de veces más hasta saciar su sed, luego se levantó y caminó hacia atrás para no darle la espalda a las estatuas de los dragones...

Cuando se había retirado algunos metros, escuchó una voz que la llamaba por su nombre, se dio cuenta que esa voz venía de las estatuas; vio como los ojos de una de las estatuas brillaban con un color azul brillante, de pronto toda la estatua se iluminó y esa luz se dirigió hacia ella atravesando su corazón; Sire no sabía que estaba pasando pero su corazón latía rápidamente y empezó a ver que la cueva se encendió en llamas; ella cayó de espalda al suelo y vio como la luz azul del dragón extinguía las llamas, sintió escalofrío y se desmayó...

Despertó unas horas después y todo era normal, vio las estatuas y se asustó cuando el ojo de una de ellas brillo levemente, salió corriendo de la cueva sin voltear atrás... Al llegar a la salida se puso sus zapatos y tomó su maleta para irse; afuera de la cueva recordó que después de su viaje debía haber un animal esperándola, pero no había ninguno...