Bien... yo tambien necesito hablar contigo...

¿Qué era exactamente lo que acababa de ocurrir?

En el momento en que se fue... ¿qué era exactamente lo que le iba a decir?, "¿No te odio"?, ¿"no te vayas"? o ¿"no me dejes solo"?...

Muchas preguntas rondaron en mi cabeza, me sentí algo exhausto así que decidí estirarme en el sillón, no tenía ganas de pensar, aparte mis ojos me pesaban y poco a poco me rendí ante el agradable sueño.

Sentí los molestos rayos del sol en mi rostro, se me hizo imposible volver a conciliar el sueño, así que sin más opción tuve que abrir mis ojos. Me di cuenta que aun seguía durmiendo en el sillón pero tenía unas mantas que me mantuvieron abrigado durante la fría noche.

- Seguramente fue mamá... - dije despacio.

Me levante y con pereza subí las largas escaleras, camine un poco y me detuve frente a una puerta blanca, tomé la perilla y la giré mientras abría la puerta con suma delicadeza. Me adentre al gran cuarto que tenía ropa y cosas desparramadas por el suelo, me dirigí hacia la cama y me senté en un extremo. Y allí estaba ella, escondida entre las sabanas, la mujer que para mi es la más hermosa del mundo, su cabello largo estaba todo desordenado y este tapaba un poco la piel blanca de su rostro.

- Buen trabajo mamá... -dije mientras les quitaba el cabello de su cara.

Al parecer la desperté porque sus ojos se abrieron de apoco notando sus hermosos ojos esmeralda, de ella los herede. Al verme me dirigió una sonrisa un poco cansada.

- Buenos días hijo - dijo casi bostezando.

- Perdón... no quería despertarte - me levante - debes estar cansada\, mejor sigue durmiendo.

- No te preocupes - se destapó - ya dormí lo suficiente\, sabes perfectamente que nunca he sido muy buena para dormir en comparación a ti - mientras se levantaba quedando de mi misma altura - ¿desayunaremos juntos?

- Por supuesto - con una gran sonrisa en mi rostro.

Les explicare un poco de mi vida, para mi madre fueron tiempos difíciles desde la muerte de mi padre, quedó completamente sola con una edad muy joven y con un hijo que alimentar. Estuvo en varios trabajos pero debido a que yo era muy pequeño y necesitaba cuidados les duraban muy pocos. Hasta que ya había cumplido 7 años, mientras que mi madre terminaba sus estudios de enfermería yo quedaba en cuidado de una vecina. Nuestra relación era la típica de un hijo hacia su madre, hasta que yo hace dos años conocí a Anna...

Rayos... el simple hecho de acordarme de esos años me hace sentir mal. Por Anna yo cambie totalmente, para mi lo único que existía era ella, a mi madre no le agrado esto ni a Anna tampoco y me prohibió verme con ella, como era un idiota no quise hacerle caso y me fui de la casa sin decirle nada a mi madre, un amigo me dio alojamiento durante casi un año. Luego mi madre insistió en irme nuevamente con ella, finalmente accedí pero con la condición de que podría estar con Anna. Mi madre estaba realmente mal sin mi, en ese momento me di cuenta del asco de hijo que fui e intente arreglar las cosas. Desde ese entonces que no hemos vuelto a tener problemas, no quiero que mi madre vuelva a pasar por todas esas cosas nuevamente, me apoya en todo lo que hago y me consoló en el momento que me entere sobre lo de Anna, ella estuvo allí para secar mis lagrimas... realmente amo a mi madre.

Me senté en un sillón mientras mi madre sacaba algo del refrigerador, me quede esperando por unos segundos hasta que siento a mi madre venir, veo que venía con una bandeja un poco grande y se sentaba a mi lado.

- Mira lo que compre ayer después del trabajo -dijo con una sonrisa mientras me mostraba lo que contenía la bandeja.

Para mi sorpresa era la comida  que más amo en la vida...

- ¡Sushi! - dije alegre mirando la bandeja.

- Lo se\, lo se\, soy la mejor mamá del mundo - sonrió - toma - me pasó unos palillos.

Los recibí - Eres la mejor - dije mientras tomaba un sushi con mis palillos, cosa que me resultaba realmente fácil.

- Ayer como no deje nada hecho me sentí culpable y te lo quería recompensar - tomando un sushi con tenedor - por cierto - yo solo la escuchaba mientras comía - cuando llegue en la madrugada vi la crema tirada en el piso\, ¿porqué estaba allí? - preguntó con un sushi en la boca.

- Aaahh... es porqu- me detuve al recordar todo lo que había ocurrido en ese instante.

Me empece a sentir nervioso, mi corazón comenzó a latir sin parar quedando con las palabras en el aire.

-¿Hijo? - mi madre me miró curiosa - ¿sucedió algo ayer de lo que yo no sepa? - dejando el tenedor de lado.

- ¡¿EH?!.. no... nada... -reí nervioso lo cual mi madre notó de inmediato.

Suspiro - Eliott... - mierda... dijo mi nombre... lo que diga ahora es cosa seria - no me molesta que traigas chicas a la casa... - ¿Ah? - y que cambien se te ocurra hacer cosas alocadas con ellas... - ¡¿Ah?! - pero debes decirme... soy tu madre y no debes ocultarme nada -me miro seria - debes usar condón...

- ¡¡¡¿AH?!!!- grité sorprendido dejando a un lado mi querido sushi - ¡NO!.. ¡mamá no es eso!\, ¡yo jamás traería una chica a la casa!\, bueno... solo a Mabel... si a eso se le puede llamar chica. ¡PERO NO! - suspire - ayer vino un amigo\, queríamos comer algo y solo había crema\, íbamos a ver una película... pero... casi tuvimos sexo... nos peleamos - mentí.

Me miró preocupada - ¿Fue muy grave?...

- No\, solo fue una pelea\, seguramente ya nos volveremos hablar - sonreí para evitar que se preocupara.

- Me alegro - dijo más aliviada y tomo su tenedor - ¡venga!\, ¡comamos que esto esta delicioso! - tomando un sushi.

- ¡Si! -dije sonriendo.

No me gusta mentirle a mamá... pero tampoco puedo contarle sobre lo que paso con Will...

Luego de haber comido toda esa delicia, mi madre tuvo que ir a comprar dejándome por unos minutos solo en la casa. Tome un refrescante baño y me puse unos jeans cuadrille, una polera negra un poco suelta y mis pies descalzos, ordene el poco desorden que había, prendí el televisor y me senté en el sillón. En realidad siquiera estaba prestando atención a lo que estaba viendo, mi cabeza estaba llena de pensamientos sobre lo que había ocurrido con Will.

Suspiré - Aaahh... ¿enserio sigo pensando en eso?...

Debería solo olvidarlo, digo, después de todo estamos hablando de Will, un chico que no se puede contener, a cualquier persona se le lanzaría encima.

Ding dong...

Escuche el timbre sonar más de una vez haciendo que inmediatamente saliera de mis pensamientos. Me levante y camine hacia la puerta, seguramente a mamá se le olvidaron las llaves. Abrí la puerta y me quede observando a la persona que tenía enfrente. Vestía con   camisa cuadrille negra con amarillo larga, unas calzas negras, unos bototos cafés gastados y una sonrisa que la hacia parecer una idiota estaba Mabel.

- Hola amigo - dijo ella entrando como si fuera su casa.

- Adelante\, pasa\, no te preocupes - dije sarcástico mientras cerraba la puerta.

- ¿Como has estado? - preguntó mientras se echaba en un sillón.

- Bien - dije caminando hacia ella - ¿Qué haces acá? - me senté en otro sillón.

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