Ser madre era lo más difícil para Ria y más aún, con millones de reportajes sobre la bandeja de recibidos. Ni siquiera ella misma recordaba cuando se había dado un baño decente.
El niño era todo lo contrario de lo que ella se imaginaba.
Jack permanecía en su cuna, como siempre, llorando desconsolado, el niño era considerado de "alta demanda" para cualquier pediatra de la ciudad. Ella había hecho de todo para consolar a su pequeño bebé, pero sus intentos eran en vano.
—Ya pequeño, Jack, mamá necesita un momento de paz.
Pero el niño lloro aún más desconsoladamente y ella estalló junto con él, ya no aguantaba más. Su control tenía un límite y ahora mismo no podía controlarlo. Por lo que se tiro al piso a llorar junto con el niño.
Ella no contaba con una madre para ayudarla, ni siquiera tenía una amiga la cual le pudiera ayudar a mantener a Jack en silencio un momento. Ella solo era una mujer exitosa con un sueño que en realidad se cumplió pero jamás pensó que fuera de esta manera.
El golpe de la puerta, detuvo su llanto pero no el del bebé. Ella limpio el desastre de mocos y lagrimas con el dorso de su mano y sin importarle su atuendo, camino hacia la puerta.
Carlos jamás se había acercado al apartamento 106, desde el elevador, el había permanecido lejos de la chica por el último inconveniente, pero ahora, necesitando visitarla, no tenía más remedio que tocar la puerta y esperar a que su esposo saliera y evitar tener que verla.
Pero la suerte no estaba de su lado, la chica apareció frente a él, su cabello era un completo desastre, incluso parecía que no lo había lavado desde hace mucho tiempo. Su ropa se conformaba por una blusa de tirantes y pañales para adultos, la blusa, tenía manchas frente a los pezones.
El olor a leche descompuesta fue lo primero que olió.
Las lágrimas de Ria, que permanecía escondidas se desbordaron cuando vieron al chico. Ella no sabía porque estaba siendo tan abierta con un desconocido pero el momento ni la situación lo ameritaban.
—¿Estas bien? —Fue lo único que podía decir Carlos.
—No, no estoy bien.
Entonces el comprendió todo cuando el niño adentro lloró incluso aún más fuerte, el recién nacido estaba inconsolable.
Él volvió a observar a la chica y sabia que necesitaba ayuda, pero no esperaba a que estuviera completamente sola. Ella debía tener un esposo. La chica no era la virgen María para procrear un bebé sola.
—¿Quieres que te ayude?
Ria cuando escucho aquellas palabras, sintió como el alivio inundó su cuerpo, pero una parte de ella la hizo sentir incómoda. No conocía para nada al chico y dejarle a cargo a su bebé era algo tonto de su parte.
Pero su parte irracional necesitaba unas horas de sueño y quizá si desaprovechaba el momento, jamás volvería a dormir unas horas hasta que el bebé tuviera suficiente edad para sentarse solo.
Pero Carlos no espero a que ella le diera un "si", se auto invito hacia el departamento y corrió hacia donde estaba el niño en su cuna. Su rostro angelical se encontraba rojo del esfuerzo, sus manos se agitaban en el aire con los puños.
El corazón del chico se encogió al ver al niño y sin pensarlo lo tomó en sus brazos y mágicamente el niño guardo silencio.
Lo que Ria observaba era algo que en un mes no había logrado, el sentimiento de alivio inundó su cuerpo.
—¿Como lo hiciste?
El ejemplo de su hermana florecía, el estuvo presente en todo el embarazo y los primeros meses del niño. No porque quisiera, su hermana menor era una más del porcentaje del embarazo adolescente.
—Viví de cerca con un recién nacido—Dijo sin revelar ninguna información más, Carlos se le conocía por ser un hombre reservado. —Ellos son tan sensibles que cualquier sentimiento tuyo, se refleja en ellos.
Ella detuvo el pedazo de pizza entre su boca y lo observó con asombro.
—Me estas diciendo que si yo me siento mal, ¿Él también lo sentirá?
Carlos solo se limitó a asentir, el pequeño niño se acomodó perfectamente entre sus brazos y sus grandes ojos grises lo observaba con atención.
—Vaya, no se absolutamente nada de un bebé— Ria reprimió sus lágrimas.
Jamás pensó que ser madre iba a ser más difícil de lo que ya era, el mundo lo pintaba de manera diferente y el darse cuenta que no era así, solo demostraba que había caído redondita en la mentira.
Ella siempre aceptó que el mundo la cuestionara por elegir este camino, el mundo entero no creía que fuera capaz de sacar a un niño adelante sola. Pero ella lo deseaba y la edad era su próximo impedimento.
Ria aceptaba que la edad de 30 años era completamente aceptable para traer al mundo a un ser vivo. Estaba en el punto máximo de su carrera, tenía solvencia económica para darle lo que necesitaba, pero jamás se imaginó que tenía que trabajar en su salud mental.
Porque si, el desgaste físico y mental era algo que ella jamás imaginó. Y ahora, que un completo desconocido había calmado a su bebé, la hizo desmoronarse.
Ella podía aceptar la crítica del mundo, pero el rechazo de su propio hijo era algo que más le dolía.
Por lo que guardo su poca cordura y evito mirar a la escena, intento distraerse limpiando. Su casa era un completo desastre, la última vez que había limpiado había movido todo lo de la casa, pero ahora con el bebé, ni siquiera habia tocado el lavavajillas.
—¿Quieres que te ayude a algo más?
Exasperada, por la intromisión ella se giró hacia él.
—No, gracias — Intento ser lo más educada posible pero poco a poco la ira fue creciendo.
Hasta que explotó.
—¿Sabes en que me puedes ayudar?— Ria subió señalo su pecho con su uña— ¿Puedes hacer que un niño de un mes me ame? Por el amor de Dios, es mi propio hijo. No me quiere— Su corazón se rompió y las lágrimas salieron sin aviso— Me odia y yo lo amo con todo el corazón. Pero no puedo más, esto es demasiado para mí.
—¿Y tu esposo?— Carlos hablo imprudentemente, el no era ese tipo de persona, pero ni siquiera entendía porque tenía que pasar ese sufrimiento sola.
Pero ella bajo la mirada, no quería ser juzgada. No por aquella persona que en ese momento necesitaba, así que intento por todos los medios buscar una manera de explicarlo. Pero la sinceridad era lo que caracterizaba a la chica y mentir la hacia perder su personalidad.
Aquella personalidad que tanto necesitaba en ese momento.
—Jack fue concebido por invitro.
Carlos se arrepintió de haber hecho esa pregunta, lo menos que quería era hacerla sentir como ahora mismo ella se estaba sintiendo. Él no era nadie para juzgar el estilo de vida de la chica, pero su corazón lo hizo sentirse mal por la chica.
—No quiero compasión, amigo. Solo quiero una ducha, comida caliente y que mi bebé me ame ¿Es mucho pedir para mi?
Ella ignoro completamente los ojos del chico que la miraban con fuerza, no quería ver aquella mirada que se había acostumbrado a lo largo de su embarazo. No ahora que su estabilidad emocional dependía de un bebé de un mes.
—Creo que la comida caliente jamás llegará
Ella lo miró de mala manera y camino hacia la sala, necesitaba aprovecha del momento de paz. para hacer todo lo que su mente le decía que hiciera. Pero algo lleno su mente cuando vio sus preciosos sillones persa, algo que jamás en sus cabales había permitido.
Dormir era una buena opción.
Pero no confiaba plenamente en el chico que sostenía a su bebé.
—¿Como te llamas?
—Carlos...—Dijo sin perder de vista al niño en sus brazos.—Carlos Smith.
—Bueno, Carlos, debo agradecerte que hayas calmado al pequeño Jack pero ¿Como sé que no eres un asesino que vino por nosotros?
—Soy tu vecino desde hace un mes.
—Eso no quita que seas un asesino— Ella se acercó alerta, ideo rápidamente un plan para quitarle al niño y huir sin el menor daño a nadie.
Pero Carlos miró alerta a la chica, sus intensos ojos brillaron con ideas que el miro con claridad, ella sospechaba de él y eso lo hizo sentirse ofendido. Pero por una parte, sintió que tenía razón. Él se había presentado a su puerta.
— Vine a buscar a un hombre para que me ayudará a subir una gaveta. Pensé que estabas casada, lo siento.
—¿Y piensas que una mujer no te puede ayudar?
La chica estaba claramente a la defensiva, consecuencia de su momento. El era liberal, pero la gaveta claramente necesitaba el tamaño de un hombre.
—No, pero al menos que crezcas veinte centímetros de un momento a otro, quizá puedas ayudarme.
Ria lo miro y sintió vergüenza. Ella estaba siendo una perra, por lo que lo dejó ahí, riendo solo.
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Comments
ana
Será q yo fui afortunada xq mis hijas no lloraban si no era xq tenían hambre o x el pañal sucio y dormían de lo lindo 🤭
2024-07-09
0
KERA ✨
Razón 876 para no tener hijos ✌🏻
2021-10-17
1
☯︎꧁ℑtzelitha Leon꧂☯︎
Carlos te amo
2021-10-12
2