El y yo nos conocimos en primero de secundaria, cuando yo tenía 11 años y el 12 años. Al principio no nos queríamos hablar, por pena o lo que sea, no nos hablábamos, pero un día nos tocó trabajar en equipo y fue ahí donde nos hicimos muy amigos.
Un día, gracias a sus amigos, el me confesó que yo le gustaba y 1 mes después el se me declaró y yo acepté, en esa relación hubo de todo un poco, el fue mi mejor amigo, mi primera tomada de mano, mi primer novio, el primero que mis padres conocieron el persona, mi primera cita, mi primer beso, mi confidente, mi cómplice y el dueño de mis mejores momentos.
Lamentablemente, al terminar primero de secundaria el y yo nos distanciamos y la relación terminó al año y dos meses, pero yo jamas lo olvidé, no podía, era más que una simple relación, era un hermoso todo.
Cuando yo inicie la prepa a mis 15 años, el volvió a hablarme para que arreglaremos las cosas y en tan solo unos mensajes los años se desvanecieron. Empezamos a hablar de todo y fue hermoso saber que estaba bien, pero a pesar de todo yo sabía que en una parte de su ser el estaba muy mal y necesitaba de alguien que lo ayudara a ver la luz en un día oscuro.
Poco a poco empezamos a tomar confianza y el me regalo una verdad que yo jamas olvidaré "jamas pude olvidarte, siempre fuiste la mejor relación que tuve" yo me llene de alegría al saber que no era la única que creía eso.
Finalmente volvimos a andar, durante toda la prepa estuvimos juntos y cuando estaba por terminar mi carrera en psicología el me propuso matrimonio y yo claramente dije que si, actualmente el y yo estamos por casarnos y vivimos juntos.
Por eso digo que si el destino separa algo hermoso que debía pasar, el siempre lo va a unir, pase lo que pase y sea donde sea.