El señor Fitwilliam es un hombre atractivo de treinta y ocho años. Desde la muerte de su esposa, no se le volvió a ver con ninguna mujer. Vivía en una gran mansión junto a la hermana de su difunta esposa, aunque entre ellos no existía ningún tipo de relación sentimental.
Multimillonario gracias a sus empresas dentro y fuera del país, una de las más importantes estaba dedicada a la industria del tabaco. A pesar de su fortuna y poder, Fitwilliam llevaba una vida solitaria, marcada por la ausencia de la mujer que había amado y por un corazón que se negaba a volver a sentir.
Desde la muerte de su esposa, no había encontrado a la mujer de su vida.
Mientras tanto, en otra parte del país, vivía Pamela Mendoza: una joven caprichosa, impulsiva y acostumbrada a salirse siempre con la suya. Criada entre lujos y privilegios, Pamela jamás había conocido un límite… hasta el día en que conoció al señor Fitwilliam.
Desde el primer encuentro lo llamó “viejo”, burlándose de él sin medir consecuencias. Todo empeoró cuando, durante un evento social, Pamela lo humilló públicamente mientras bailaban. Las imágenes circularon en las noticias, causando un escándalo que su padre ya no estaba dispuesto a tolerar.
Cansado del comportamiento vergonzoso de su hija y decidido a ponerle un alto, su padre tomó una drástica decisión: obligarla a casarse con el hombre que ella más despreciaba el señor Fitwilliam.