En una época en la que la mujer debía llegar pura al matrimonio para pertenecer a un solo hombre y, de no ser así, era devuelta como si fuese una mercancía, nació María. Era una joven de espíritu alegre, sonrisa cálida y una hermosura que no pasaba inadvertida.
Al cumplir diecinueve años, sus padres dispusieron su compromiso con un hombre sin atender a su voluntad. María no deseaba desposarse aún; anhelaba romper con las normas impuestas y las cadenas que oprimían a las mujeres de su tiempo, criadas para obedecer, servir y vivir siempre a merced del marido. Ella deseaba decidir por sí misma y ser dueña de su propio destino.
No obstante, terminó cediendo y contrajo matrimonio con él: un hombre acaudalado, de carácter severo y temperamento rígido. En la noche nupcial se unió a ella, mas al no hallar las señales que, según las creencias de la época, acreditaban la pureza de una mujer, comenzó a desconfiar de María. Decidido a devolverla conforme a las costumbres, algo en su interior se lo impidió.
Permitió que permaneciera en la casa destinada para ambos, pero desde entonces dieron inicio los malos tratos. Él la castigaba por una falta inexistente, convencido de que María no era pura, cuando en verdad sí lo era. Así, quedó atrapada en un matrimonio marcado por la injusticia, el silencio y el peso de una sociedad que jamás le concedió el derecho a defender su verdad.
¿Logrará María cumplir su cometido? ¿Se atreverá a huir, a romper las cadenas y abandonar aquella casa que la oprime, o quedará presa para siempre de un destino impuesto por otros?
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