La vida de Chantal era feliz y tranquila.
Vivía con su madre en una pequeña colonia, hasta que una terrible enfermedad se la arrebató.
Antes de morir, su madre se aseguró de que su hermano adoptivo cuidara de ella.
Él, un hombre de buen corazón, se la llevó a vivir a su país, donde la mayoría de las personas eran blancas.
Desde su llegada, Chantal tuvo que enfrentarse al desprecio y la humillación.
La esposa de su tío y sus primos la trataban con crueldad.
Entre ellos, Erick, quien la miraba con desprecio porque su madre le repetía que ella era inferior, pobre y sin valor.
Sin proponérselo, Chantal se enamoró de Erick, y él la lastimó como nadie.
Tras la muerte repentina de su tío, la echaron de la casa sin compasión.
Sola, en un mundo enorme, aprendió a sobrevivir.
Años después, Erick descubrió que la amaba, pero ya era tarde.
Chantal había desaparecido.
Lo que nadie imaginaba era que ahora era una mujer elegante, poderosa y multimillonaria,
una morena que renació del dolor y que finalmente encontró a su verdadero padre.
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