“Anda medio rota,
pero tiene la vieja costumbre de sonreír,
como si la vida no pesara,
como si la ansiedad no la visitara.
Parece hecha de acero,
indestructible, inquebrantable,
pero tiene grietas.
A veces se rompe...
en silencio.
Cae, claro que cae,
pero siempre encuentra el modo
de volver a levantarse.
Sin hacer ruido,
sin pedir permiso.
No necesita que la entiendan,
ni que la salven.
Se basta,
pero valora que estés ahí.
Ella se rompe, se arma, se reinventa.
Y al final del día,
con su muralla de cicatrices,
con todo y sus fisuras,
y siempre imperfecta,
simplemente, simplemente es ella.”