Quizás no recuerde cómo nos conocimos, tal vez el tiempo ya ha borrado todo lo que fuimos, pero quiero decirte algo. Posiblemente, esta sea la última vez que nos encontremos, la última vez que haga algo por ti. Y antes de que lo diga, sé que no me lo estás pidiendo, pero aunque esto nunca más vuelva a pasar, quiero que sepas que tienes un lugar muy importante en mi corazón.
Fuiste ese lugar al que quise pertenecer, donde supe que quería quedarme, donde busqué excusas para perderme. Mi historia contigo no fue perfecta, no fue la mejor ni mucho menos, pero sí fue real. O al menos lo que yo sentí estando contigo. Fuiste todo lo que quise y lo que soñé en algún momento de mi vida, pero también todo aquello que nunca pensé o creí necesitar. Fuiste mi lugar seguro, mi mundo, mi paz y mi infierno.
Fuiste dictador y fuiste alegría, fuiste tantas cosas que hoy no sé en cuál de todas me perdí o en cuál de todas me entregué. Mira cómo ha pasado el tiempo y aún recuerdo cada cosa de las que hablamos. Aún recuerdo cada cosa que te gusta y, de vez en cuando, te apareces en algún texto, en algún lugar, así, de imprevisto. Pero me queda claro que te debo soltar, no de una forma egoísta ni mucho menos, sino dejándote a un lado.
Con esto no busco que nada cambie, pues entre nosotros no hay nada que cambiar. La vida, el tiempo, la distancia o, qué sé yo, lo que algunos llaman destino, lo quiso así, y lo acepto. Pero eso no quita que de vez en cuando me pregunte qué hubiera pasado si las cosas hubieran sido diferentes, si el destino nos hubiese llevado por otro camino.
"Te amo" fue un sentimiento sincero, tan transparente como el agua más cristalina que pueda haber visto, así como la de los arrecifes. A veces lleno de vida y en otros momentos lleno de sangre, pero siempre sincero.
Le pido a la vida, en algún momento lejano o cercano, ser parte de tu vida, así sea como amigo. Sin pleitos, sin rencores, sin reproches. Simple y llanamente saber cómo fue tu día y creo que no es mucho pedir. Y si lo es, lo lamento.
A veces me quedo mirando el cielo y recuerdo a Evangelina, esa estrella rara que alguien de aquí, de la Tierra, miraba con tanta admiración que su único deseo era estar cerca de ella. Y cuando murió, se le cumplió su deseo.
A veces también recuerdo cuando hablábamos de Rusia, Alemania o algún país raro de esos, donde me burlaba del frío y del dolor que causaría en tu espalda mientras hablábamos de cómo nos acurrucaríamos. Y también todo el tema que eso conllevaba: el embarazo in vitro, el tener mis ojos, y todas esas cosas que con el tiempo se fueron desvaneciendo. A veces me atraviesan la cabeza como si tuvieran permiso de hacer lo que quieran conmigo.
A veces estás en una pieza, a veces en alguna persona que anda por la plaza. Y aunque lo nuestro no funcionó, aunque el tiempo pasó y aunque ahora solo es un recuerdo, te digo gracias. Te digo gracias por cada momento, cada lágrima, cada paso que di a tu lado. Que me enseñó que, aunque tú aprendiste de mí a no amar de la forma normal, tú me enseñaste que sí podía, siempre y cuando yo quisiera. Que sí podía abrirme y dejar mis miedos a un lado, siempre y cuando yo estuviera dispuesto a hacerlo. Mirar tus ojos siempre me daba paz, era el único lugar en el que yo estaba segura. Y también fue mi perdición más grande. Lo que te digo no te lo digo con reproche, te lo digo desde el fondo de mi corazón. Desde esas canciones que nunca te dediqué hasta esas pequeñas imágenes que de vez en cuando guardo porque me hablan tanto de ti como de mí.
De esos momentos casuales donde estoy rodeada completamente de personas, donde extraño la calidez y la normalidad con la que me envolvías, donde mi mundo entero te abarcaba, donde no había espacio y solamente existías tú con cada parte, con cada momento, con cada detalle.
Le pido a Dios que te acompañe siempre, que te cuide y que guíe cada uno de tus pasos hasta tu meta, que sé que la lograrás, todas y cada una de ellas, porque yo confío en ti. Cuando tengas un mal día, recuerda que hay alguien en el mundo que piensa que eres lo máximo, que a veces quiere matarte, pero que aun así valora tu existencia con cada fibra de su cuerpo.