La Ventana Encendida"**
"Esperando sus opiniones y sugerencias.
Gracias antemano".
Cada noche, cuando el sol se esconde detrás de los tejados coloniales de Santo Domingo, ella enciende la luz de su escritorio y abre la ventana de par en par. No para que entre el aire, sino para que salgan sus palabras, como mariposas que buscan el alma de otra mujer que, en algún rincón del mundo, necesite escuchar una historia.
Su escritorio está cubierto de cartas sin enviar, rosas secas, y una taza de té con un mensaje en el fondo: *"Gracias por volver."*
A veces escribe sobre amores que duelen pero enseñan. Otras, sobre encuentros imposibles que se sostienen en los recuerdos. Y siempre, siempre, termina sus relatos con una pregunta que no busca respuestas, sino compañía:
*"¿Y tú? ¿También esperas que alguien te lea con el corazón encendido?"*