Y soñaste con esa chica de cabellos largos y rizados, mirándote y sonriendo de manera sincera, tierna, como hechizando tus sentidos, ella caminaba descalza haciendo crujir el suelo de madera debajo de sus pies, cada paso suyo hacía eco en tu pecho, estando ambos en esa casa antigua como los cuentos de antaño, con ventanas enormes y cortinas que se movían lento con el viento... No hablaban, solo se miraban y cada mirada parecía decirlo todo...
Tú acercándote a ella y sin tocarle, sentías el calor de su piel como si tu cuerpo supiera exactamente a dónde ir... Una sonrisa cómplice, un dejo que te acerques, que me toques un poco... Un rozando los dedos con los tuyos apenas, y con eso, era como si el mundo entero se hubiera quedado en silencio.
Ella jugando alejándose de ti, girando sobre si misma haciendo que ese vestido largo y de falda ancha tomara vuelo y su rojo cabello pareciendo pequeñas flamas esparciendose por el aire...
De pronto solo caminaba hacia la recámara principal de la casa y tu hipnotizado la mirabas irse con ese embrujo en el aire diciéndote que la siguieras... Caminabas detrás de ella dándote cuenta que se escondía del otro lado de la puerta y un instante después asomaba el rostro por el marco brindándote una brillante media sonrisa, mirándote y diciéndote con esa mirada ven por mi, retandote a tomarle... Y en ese instante lo supiste: no era un sueño, era un recuerdo de algo que todavía no sucede.