Discutieron. Fuerte. Sobre el pasado, sobre todo lo que nunca eligieron. Pero esta vez, el enojo no fue veneno, fue fuego que limpió. Y después, el silencio no fue vacío: fue toleraNte
𝐍𝐎𝐌𝐁𝐑𝐄
“Eli”, la llamó una mañana. Como su madre lo hacía. Ella se congeló. No le había contado ese detalle. “Lo soñé”, explicó él. No hizo falta decir más. Algo entre ellos ya hablaba sin palabras.
𝐉𝐀𝐑𝐃𝐈𝐍
Plantaron un limonero. Cada día lo regaban juntos. Lo vieron crecer, como algo que sí habían elegido. El árbol se convirtió en testigo silencioso de un vínculo que ya no era prisión.
𝐏𝐑𝐎𝐌𝐄𝐒𝐀
Sentados bajo el limonero, Elina tomó su mano. “No elegí casarme contigo”, dijo. “Pero hoy elijo quedarme.” Adrián apretó sus dedos, suave. No respondió. No hizo falta.
𝐑𝐄𝐓𝐑𝐀𝐓𝐎 𝐈𝐈
Esta vez, él la retrató a ella. Torpe, mal proporcionada, pero llena de vida. “Así te veo”, confesó. Elina enmarcó el dibujo sin corregir un solo trazo.
𝐂𝐀𝐑𝐓𝐀 𝐄𝐍𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐀𝐃𝐀
Adrián descubrió las cartas escondidas. Las leyó todas. Lloró por la Elina que nunca conoció. Luego, escribió una: “Gracias por sobrevivir a mí.”