Eliezer: Aquella noche, después de leer aquella carta de esa tarde, las grietas del pasado empezaron a sumergirme por los sentimientos negativos que me llegaban a mi mente en una melodía de piedad y angustia (Se mira al espejo, sus ojos están hundidos y rojos, con ojeras oscuras. Su piel está pálida y se muerde el labio inferior, como si tratara de contener una ola de emociones que amenazan con inundarlo).
-El reloj marcaba las 11 p. m., mi tío seguía en el trabajo, y apostaba a que esto se volvería un día más en que no vendría a casa por temas de trabajo. Felizmente, hoy no vino para que me viera en mi tal estado depresivo (Se sienta en la cama, con la mirada vacía. Sus hombros están hundidos, como si soportaran un peso invisible).
-Los recuerdos de mi pasado cada vez se hacían más visibles, con cada paso que daba más me abrumaba la mente y el alma. Por lo menos llegué a mi habitación (Sopla con fuerza, respirando profundamente. Sus manos temblorosas se apoyan en sus rodillas, como si buscara un punto de apoyo en la tormenta que se desata en su interior).
-Me dejé caer en el colchón de la cama, la cual penetró mi caída suavemente. Volví a leer la carta para entender más aquellas palabras que se dirigían a mí, aunque la intensidad de la tinta era muy débil y tenue.
-Tenía que descubrir ese mensaje cueste lo que cueste, era la única alternativa que me quedaba, ya que era lo único que tenía de mi madre, la cual había fallecido, y en ese momento, para qué negar lo que sentí y viví aquella noche (Mira la carta, sus ojos se llenan de lágrimas. La abrazó fuertemente contra su pecho, como si buscara refugio en ese pequeño trozo de papel).
-El reloj marcaba la 1:30 a. m., a través de la ventana solo presenciaba la lluvia caer y mis pensamientos se acabaron de una forma lírica y poética. Pero para mí eran una señal de demostrar todo lo que tuve que suprimir. Mis pensamientos se hallan tan claros como el agua (Sus ojos se cierran, como si tratara de visualizar cada detalle de sus recuerdos con una claridad desconcertante).
(Como momento de recuerdo)
-En una pequeña habitación me encontraba yo, en medio de aquella habitación, sin contener más las lágrimas y la angustia. Me hundía en la inmensa depresión de aquel abismo de tragedias, donde aquellos sucesos penetraron con mis traumas del pasado (Las lágrimas bajan por sus mejillas sin control. Se tapa la cara con las manos, incapaz de enfrentar la intensidad del dolor).
- Aquella habitación, en la que emanaba una melodía tan pacífica, me tranquilizó, donde aquel ambiente a mi alrededor apaciguaba mi dolor, que en aquella ocasión, en la cual me hundía en la desesperación, solo pensaba en que en algún momento me llegaría a abrumar (Su mente se aclara un poco. Se siente desvastado. Pero un resquicio de esperanza empieza a brillar en su interior).
-Me senté a contemplar y escuchar, no solo aquella melodía que venía del interior de la habitación. (Mira decaído el cuarto. Sus ojos buscan un punto de referencia en la oscuridad que lo rodea). Mis pensamientos, que pedían clemencia y súplica, se apoderaban de mi alma. (Aprieta su pecho con fuerza, como si intentara calmar el latido acelerado de su corazón).
- En ese momento, comprendí que, aunque esté solo en este país y no tenga a nadie excepto a mí y a mis padres, que se hallan en un lugar que siempre recordaré con nostalgia, soy yo quien decidirá hundirme o ayudarme para enfrentar los desafíos y cuestiones de esta vida que me depara (**Se seca las lágrimas. Su mirada adquiere un brillo nuevo. Una determinación nace en sus ojos. **).
-El vacío que siento desvanecerá con el tiempo, pero las heridas y sucesos perduran en el pensamiento y en el vacío de mis sentimientos. Hasta que, en algún momento, decida sanarlas y avanzar, y no dejarme dominar por los traumas del pasado que me han atormentado con el pasar de los años. Afrontaré sin miedo a sentirme solo. (Se levanta de la cama con un tono de voz potente, con su mirada dirigida hacia el futuro).
-No importa si tengo que hacerlo solo en este mundo o encuentre a un ser que me entienda, estos momentos serán inexplicables, porque son lo que nosotros llamamos los vacíos indescriptibles; vacíos que no son visibles y algunos sufribles se quedarán impresos en los pensamientos de aquellos momentos donde aprendemos, a través de experiencias, a diferenciar las ovejas negras entre las que eran blancas y comprendemos que, al ingresar alguien a nuestras vidas, es inevitable olvidar lo que esa persona nos afectó y nos causó, o también tener en la conciencia de lo que hubiéramos causado o hemos ocasionado en esos momentos de completa agresividad, y las cuales quedarán como una huella que marcará cada día de nuestras penosas vidas…(Se sienta en la cama y se sumerge en la profundidad del sueño. Sus ojos se cierran despacio y sus lágrimas caen. Pero una leve sonrisa se dibujaba en su rostro. Una grieta del pasado se estába curando con el tiempo)........