"Recuerdas... las personas... que son... mi ejemplo a seguir?"
El aire era denso, cargado de gritos, llantos y desesperación. Pero lo único que ella veía eran sus ojos. Los de su hermana.
Las manos de su padre apretaban con furia al asesino. Su madre temblaba, su voz rota en súplicas que nadie escuchaba. Alguien llamaba a emergencias. No había tiempo.
Su hermana negó con la cabeza, lágrimas cayendo descontroladamente.
—No hables… Por favor… —su voz apenas era un murmullo entre sollozos—. Debes… guardar energías…
Pero ella ya lo sabía. No sobreviviría.
—Al igual que ellos… —tosió—. Sacrificaría mi vida… con tal de salvarlos…
Su sonrisa era débil, casi rota.
—No me arrepiento… porque… te salvé…
El dolor ya no importaba. Ni siquiera el frío.
Solo quedaba la voz de su hermana, los temblores en sus manos, su mirada suplicante.
—Mi vida estaba reservada… para salvarte… Así que… no hagas cosas estúpidas… porque no estaré allí para salvarte…
El peso en sus párpados aumentó. Su cuerpo se volvió más ligero. Demasiado ligero.
—Herm… hermana…
Y entonces, todo se apagó.