(Fragmento, tiempo adelantado. Escena post-Apocalíptica.)
El lugar parecía estar en llamas hechas ceniza, todo parecía quieto, pero la calma carecía en todos sus sentidos. Sangre fresca en el suelo, cuerpos inertes, brea seca, un silencio que no estaba planeado luego de que después de tanta guerra, finalmente hubiera paz. Porque no la había, y no la iba a ver. En un mundo sin luna no necesitabas luz para sentir que el viento era tenso y te susurraba al oído cosas que tu consciencia no lograba callar, parecía que rugía con la mirada de quienes estábamos presentes.
Mis manos temblaban, la confusión y la ansiedad carcomían mi pecho. Mis ojos rebotaban entre Adad, mi hermano mayor, y el portal gigantezco que se abría ante nosotros, dándonos un paso de ida o de vuelta al mundo humano, pero yo no estaba tranquila, porque el miedo estaba presente incluso cuando no me acobarada, pero ahora no había una opción clara...
Porque el portal estaba abierto, una grieta que separaba el universo humano con el mío, algo que jamás había ocurrido antes. El viento rugía. Y con él, el sello pasmado en mi espalda, me golpeaba la cabeza desde dentro.
Mi cabello se movía con el viento, intenso, pero mis ojos no se despegaban de los de Adad, mi hermano, el hombre y demonio en quien me he resguardado toda mi existencia. Mis pupilas blancas destacaban en lo oscuro de mis ojos, pero ahí rstaba lo que no dejaba ver nunca, duda. Sin embargo, él la vió. Adad me miraba como si no me reconociera del todo. A su lado, la humana que causó que su mirada se tornara con indecisión hacia la mía se mantenía inmóvil, tensa, su mano protegiendo su vientre hinchado, como si tuviera miedo de lo que este mundo podría hacerle.
Missy: (Con la voz temblorosa, confundida.) ¿Qué me estás diciendo...? Creí...Creí que esto era lo que queríamos, los dos. ¿Qué hicimos mal?
Adad: (Encogiendo sus alas negras, majestuosas. Su mirada tembló, pero no la desvió.) Missy, cálmate, por favor. No hay-
Missy: (Interrumpiéndolo, alzando un poco la voz. Su cola en forma de látigo removiendose inquieta, como un gato nervioso.) No. Es que debe haber algo, Adad. Si no hay ningún error no estarías mirándome como si hubiera algo más delante de mí por lo que estás decidiendo algo de lo que yo no me he enterado.
El silencio fue breve, Taisha bajó la mirada, su vientre abultado aún protegido por su propia mano. Adad apretó los labios, sabía que esto no sería fácil.
Adad: (Bajando la voz.) Taisha está embarazada y no voy a dejarla sola, Missy... Por favor entiende... No hago esto por decisión propia.
Missy: (Inquietandose, sus puños cerrandose a sus costados. Su voz resonó con impotencia, firmeza disfrazada de rabia.) ¡No, no entiendo, Adad! ¡Hemos exterminado a cada maldito demonio que tuvo el sello, sómos literalmente los únicos restantes en este mundo! ¡No puedes dejarme sola!
Adad: (Su corazón dió un vuelco con esas palabras. No necesitaba ver su alrededor para percatarse de lo que habían hecho, pero el saber que se estaba alejando de su hermana menor lo hacía trizas de la culpa.) No te quiero dejar sola, Missy. No me malentiendas, esto...esto sólo es un pequeño cambio en nuestro plan. Yo le pedí a Vethal que cuidara de Taisha mientras nos enfrentábamos a nuestro padre, ahora-
Vethal, el dios del sello que ahora sólo era reinado por los hermanos Bellamys, aquel que era el único con el poder de abrir y cerrar el portal que ahora estaba rugiendo con insistencia, que separaba mundos, alzó una ceja. Su presencia imponente era más grande que la de ellos tres juntos, pero no importaba. Adad tenía razón.
Vethal: (Su voz era grave, firme, interrumpiendo la de Adad.) Ahora debe pagar el precio de ese favor. Ambos mundos no pueden permanecer juntos.
Missy: (Mirándo de pronto a Vethal, la altura de aquel dios era imensa comparada a la suya, Missy no se intimidó. Más bien, se inquietó más.) ¿Ah, no se puede? ¿Porqué no se pueden cruzar ambos mundos pero sí las criaturas que habitan en ellos? ¿Así impones las reglas de tu mundo? Porque si es así, ¡No hace ni maldita gracia!
Vethal: No se trata de dar gracia. Cuida el tono con el que me hablas. (Interrumpió, su mirada se posó en ella, pero no se podía leer lo que habitaba en sus ojos.) Se trata de lo que se decidió. Esta fue decisión de tu hermano, Adad me pidió cuidar a su mujer, a cambio, yo le pedí la suya. Destruyeron todo ente con mi marca, ¿No es este un precio mínimo?
Adad se quedó callado. Su mirada se posó en Taisha, sus ojos verdosos se encontraron con los negros de él. Sin embargo, Missy no sabía qué mirar.
Missy: (Alzando nuevamente la vista, su ceño fruncido, como si quisiera desafiar algo que no valía la pena, no ahora.) ¿Precio mínimo? ¡Tú nos hiciste exterminarlos a todos a cambio de la eliminación de tu sello! ¡Todo se desató de un momento a otro y ahora estoy a centímetros de un matrimonio improvisado!
En ese momento, el portal rugió un poco más, como si las palabras de Missy hicieran que Vethal expresara su molestia en aquel portal. Su semblante no cambió, no contestó de inmediato. En su lugar, miró a Adad, diciendole sin decir nada que él le diera una respuesta a su hermana.
Y Adad lo entendió. Un suspiro pesado se le escapó de los labios. Missy estaba al borde de las lágrimas, sus manos temblaban y su voz también. Se mostraba fúrida, pero lo que realmente estaba era asustada. Y él lo sabía.
Y sin embargo, decidió hablar.
Adad: (Alzando la voz, firme, dando un paso hacia adelante.) ¡Missy!
Missy: (Guardando silencio de inmediato. Volteandolo a ver. Sus ojos negros, temblaron. Sus pupilas blancas, dilatadas entre lágrimas contenidas.)
Adad: (Se acercó a ella lentamente, sus alas heridas arrastrandose, hace unos minutos no estaban así de caídas. Pero el peso de lo que le debía pedir ahora las hizo caer como una expresión de su nerviosismo.) Por favor escúchame. Esta es una nueva oportunidad, es un nuevo comienzo para mí. Taisha es una mujer increíble, lleva a mi hijo en su vientre y no estoy dispuesto a huir de una responsabilidad que me pertenece... ¿Me entiendes?
(Se acercó aún más a ella, tomando sus manos con cautela, como si temiera que sus uñas lo arañaran.) Es una oportunidad de vivir más allá de una condena, pequeña. Acabamos de exterminar al ser que nos ha atado cadenas toda nuestra vida... Ya no está. Podemos comenzar de nuevo.
Missy: (No pudo evitar sentir que su corazón se estremecía, sus ojos se humedecieron aún más, enviando ese cosquilleo desagradable a la nariz. Siempre había sido una mujer severa, pero ahora, nisiquiera sabía lo que era.) Ese es tu comienzo, Adad. ¿Qué hay del mío? ¿Estaré sola en papel de esposa mientras tú estás en tu mundo cumpliendo tu rol de padre...? ¿Eso es lo que llamas una nueva oportunidad? ¿Dejarme sola? (Sus manos querían apartarse, pero ella sabía que si las dejaba, probablemente no las volvería a tocar.)
Adad: (Sus ojos se suavizaron, apretando las manos de Missy con más firmeza, sus alas se extendieron. Sabía el miedo que sentía su hermana, lo sabía, lo sentía... Y aún así, no lo entendía.) Jamás te dejaré sola, Missy... Eres mi hermana, la única que me ayudó a soportar los ataques de miles de seres iguales a nosotros, eres mi otra versión, la razón por la que tengo el instinto de proteger y amar. ¿Cómo podría dejarte sola...?
Missy: (Su voz finalmente se rompe) ...Pero te irás, harás tu familia y... y ya no te veré más.
Vethal se quedó de pie, observando la escena en silencio, su cabello platwado florando por las puntas, elegante. El portal seguía girando, expectante mientras Taisha temía que en cualquier momento el suelo se desbaratara debajo de ella.
Adad: (Una de sus manos se posó en la mejilla de su hermana, un tono cálido salió en su voz, el mismo que usó para calmarla cuando era pequeña, más pequeña.) Hey, Hey... No digas eso. Claro que me seguirás viendo. El portal quedará abierto... y mientras esté abierto lo cruzaré las veces que sean necesarias para venir a verte.
Missy: (Se muestra dudosa, sabe que esas palabras pueden romperse.) ... Adad, no quiero quedarme sola. Yo sé que tu estarás muy ocupado como para venir aquí un miserable segundo... Después de un tiempo nisiquiera vendrás para verme en sí... tal vez hasta dejes de venir.
Adad: (Se quedó en silencio un momento. Sus manos se ajustaron a las de Missy, ya no había mucho que pudiera decir, pero sí algo que podía crear impacto. Conocía a su hermana, sabía que su palabra no pasaba desapercibida.) Missy... Yo no me olvidaré de tí ni te dejaré en un mundo desolado en completa soledad. ¿Crees que eso suena a mí?...
...Te lo prometo, Missy. Jamás te dejaré. Lo digo como una promesa en nombre de los Bellamy. Y una promesa dicha a nuestro apellido jamás se rompe... ¿Recuerdas?...
Ahí, justo ahí fue donde Missy sintió el suelo caerse bajo ella. Sus manos se apretaron en las de él, sus ojos se abrieron, una palabra quiso salir de sus labios, pero todo se quedó dentro. Él tenía razón, una promesa en nombre de su apellido jamás se rompía, JAMÁS. Eso la hizo entrar en conflicto. Missy nisiquiera alcanzó a decir algo cuando frunció el ceño y se lanzó a su hermano. En un abrazo más grande que el portal mismo,
Taisha miró de reojo, un atisbo de alivio en sus ojos. Su mano aún protegiendo lo que era suyo. Vethal no hizo ninguna mueca, se quedó allí, observando. Porque sabía que luego de ese abrazo no habría otro.
Missy: (Escondiendo el rostro en su cuello, sollozando ligeramente.) No me hagas esto, Adad...
Adad: (Sosteniéndola con ambas manos, sus alas encorvandose hacia adelante, como si quisiera protegerla de algo que él mismo había decidido.) Te amo, renacuaja... siempre estaré contigo.
El abrazo duró unos segundos más. Missy no respondió a sus últimas palabras, pero las sintió como una daga dolorosa en su corazón. Su hermano la estaba dejando por una mejor vida, y eso le dolía más que cualquier otra cosa. Pero...en el fondo sabía que quería ver a su hermano feliz, incluso si ella no lo estaba. Así que así, Missy finalmente de forma silenciosa aceptó un trato que le costaría su libertad.
Pasó exactamente 1 minuto, pero se sintió como una hora entera.
Vethal: (Voz seca, grave. Mientras miraba a ambos.) El portal los espera, Adad.
Adad soltó lentamente a Missy, no le gustaba escuchar ese tono en la voz de Vethal, pero sabía que el portal estaba esperando, metafóricamente, él estaba esperando. Se alejó, notando cómo ella no quería despedirse, pero era lo que debía hacerse. Le acarició su mejilla con una de sus manos, tal cual como siempre lo hacía cuando ella lloraba desconsolada, ahora no lloraba, pero se estaba desarmando.
Adad: (Con voz suave, mirando directo a las pupilas de Missy.) Cuídate, pequeña. Por favor.
Missy sólo asintió, sabía que si hablaba las lágrimas iban a comenzar a brotar, y no quería verse así, no ahora. Vethal los observó alejarse, el viento pareció desequilibrarse sólo un poco. Taisha miró a su hombre caminar hacia ella con una sonrisa cálida y dolida, pero de alguna forma, segura.
Taisha: (Con voz baja, temblorosa, pero suave.) ¿Estás seguro de esto...?
Adad: (Finalmente llegando a ella, dándole un ligero beso en la frente.) Me necesitas, y yo te necesito a tí. Sí, cariño, estoy seguro.
Missy frunció el ceño, apartó la mirada. Su impotencia no se había ido, el dolor era más punzante que cualquier rabia contenida en ella. Era una mezcla de emociones que ni ella sabía que podía experimentar.
Vethal les hizo una señal elegante para traspasar el portal. Extendió uno de sus brazos apuntando hacia este, y Adad supo que ya debía irse junto a su amada. Adad la miró, como si esperara la orden por parte de ella.
Adad: (En un susurro, casi para ellos mismos.) ¿Lista?
Taisha: (Asiente, mirando a los ojos del hombre del que se enamoró.) Sí...
Y con eso, Adad la tomó suavemente, sus manos grandes tomando su cuerpo sin mucho esfuerzo, Taisha jadeó, sosteniendose de él con una mano y la otra se mantuvo en su posición, sobre su vientre. Las alas de Adad se abrieron, majestuosas, lentas, grandes. Y antes de pegar un salto, volteó a mirar a Missy una última vez. Y con eso, le dijo sus últimas palabras.
Adad: (Mirando a su hermana con anhelo, con dolor.) Adios, mi pequeña Missy...
Missy no pudo responder. Sólo desvió la mirada, su porte era firme a las afueras, pero hacía un esfuerzo inmenso por no quebrarse. Su ceño fruncido, uno de sus brazos acariciando el otro, ella no iba a despedirse.
Adad no esperó, su mirada se entrecerró y luego volvió a centrarse al frente. Sintió el dolor de Missy en su pecho. Pero ya no había vuelta atrás.
Vethal habló, sereno, pero con su voz más firme.
Vethal: (Mirándo a Adad.) Ya sabes como es esto, Bellamy. No deben abrir los ojos hasta que sientan que hayan pisado tierra, encoganse lo más que puedan. Y tú, Taisha, mantén tus manos en tu vientre.
Taisha miró al enorme dios, y sólo se limitó a asentir, temerosa.
Y con eso, Adad saltó. Saltó y se sumergió en el mar de espirales de aquel portal que dividía mundos. Missy lo vió irse, vió como su hermano finalmente la abandonaba por completo. No miró a Vethal, no se dió cuenta de que él la estaba mirando.
Porque en ella, lo que más le dolía no era que su hermano la hubiera abandonado, era que había roto una promesa antes de hacerla.
Él no iba a volver, y ella lo sabía. Vethal lo sabía.