En lo profundo de un bosque, donde no había nada más que árboles y vegetación…. suena como un bosque común y corriente, pero lo que diferencia de cualquier otra arboleda, es que en este lugar no había vida, no vida de algún animal, humano o criatura hecha de carne y huesos, incluso los insectos evitan entrar a la zona que amenazaba con hacer daño a cualquiera que dé un paso adentro. Pero… ¿Qué había adentro?
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Hace muchos años atrás, dentro de lo que actualmente era un lugar prohibido había un pequeño pueblo que estaba en proceso de expansión a convertirse en una nueva ciudad, los pueblerinos trabajaban duro en las nuevas construcciones, talando árboles para el invierno, cazando animales, etc; la gente estaba feliz y llena de esperanza de que la urbanización mejoraría sus vidas y la de sus vecinos, amigos o familiares. Pero esta no es la historia de alguien rompiéndose la espalda para cambiar su vida de ser alguien miserable a ser alguien importante, no, la historia habla de una niña, para darle más detalles, una esclava vestida de harapos con grilletes en sus muñecas, tobillos y uno en su cuello con un aro al frente para ser usado como gancho.
La vida de la pequeña fue fija desde que nació como la hija de una madre cautiva, cuando la infante dio sus primeros pasos dio la señal de que ahora podía moverse con “libertad” y comenzar a trabajar, junto con su madre fueron comprados y vendidos innumerables veces, realizaron todo tipo de trabajos dentro de sus capacidades y viajaron a muchos lugares dentro del país. Su último destino, efectivamente, era el pueblo ubicado en el centro del bosque.
Llegaron al pueblo en una pequeña carroza junto con otros de sus misma clase; la carroza se detuvo cerca de lo que sería la plaza central, el conductor que a la vez era el dueño de los encadenados se bajó de la carrete, hizo salir a los cautivos del carruaje, el último en salir llevaba en sus manos una caja el cual el señor usaría para subirse y estar a la vista de todos, ya arriba de la caja y hacer que los esclavos se ordenan en fila; como un vendedor levantó la voz promocionando la “mano de obra” que vino a vender desde un lugar muy muy lejano. Poco a poco la multitud comenzó a agruparse más y más viendo a la gente con grilletes, algunos estaban dispuestos a comprar revisaban la mercancía, algunos negaron y otros si fueron comprados. El dueño viendo que no vendió todo, comenzó a utilizar un método que se le ocurrió hace unos meses atrás, era que los que no fueron comprados, pudieran ser arrendados o prestados por un día por cierta cantidad de dinero. Dentro de los que no fueron vendidos estaban la pequeña y su hija.
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El tiempo ha pasado y la vida de ambas solo se puede decir que fue demasiado dura, aunque decir demasiado las hacía sonar suave para lo que ellas han tenido que pasar.
La pequeña trabaja de pequeña sirvienta en la casa del jefe del pueblo, su trabajo consistía en limpiar las habitaciones, barriendo y quitando polvo, algo que sería sencillo de hacer, si no fuera porque las otras sirvientes, mujeres adultas, la acosaban por ser esclava; entorpecen su trabajo haciendo tropiezos y hablando mal de ella a sus espaldas. Pero por más que dolía ella se mordía los labios con enojo y continuaba con lo suyo.
El peor de todos era el hijo del jefe, abusa de forma directa, jalando el pelo, insultando mientras la señalaba con el dedo indicando que no era más que “algo” que “alguien”, tambíen lanzaba barro a los lados recien limpiados y con risa maliciosa decía -Te falto ahí-.
Por las noches, cuando terminaba su hora de trabajo, se iba de la casa y caminaba bajo el abrigo de la noche hasta llegar a una choza vieja y maltratada, en ese lugar se quedaban a pasar la noche otros de su misma clase y situación, al entrar a la choza la niña se dirija a la misma esquina, ahí estaba su madre, tapada con una manta rota y abrazando sus rodillas para mantener calor; su hija se sentaba al lado y se acurrucaba contra ella, y con el calor de ambos lograban hacer la noche un algo más agradable.
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Pasaron otra semanas más y la rutina era la misma de siempre, nada mejoraba pero por fortuna nada parecía empeorar. Pero una noche ella llegó antes que su mamá a la choza, le parecía un poco extraño y decidió esperar en aquella esquina donde suelen dormir, esperando mirando la puerta para verla llegar, sin embargo, su cansancio era tan grande que sus pesadas pestañas ganaron. Pasaron los días y las noches ella no estaba, no llegaba ¿A donde fue? ¿Se fue? ¿Me abandono? El único calor está fría vida se había esfumado; ahora su vida ya no era únicamente dura, era también solitaria.
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Pasaron 2 semanas y en una tarde la enviaron a botar la basura, camino con la pesada bolsa a la entrada de un oscuro pasaje, ese era el lugar donde se bajaba la basura para que después fuera recogida y sea llevada a otro lado. Dejó la bolsa de golpe al suelo, el ruido fue tan inesperado que de la oscuridad salieron cuervos, la pequeña se agacho con las manos cubriendo la cabeza por el miedo hasta que los pájaros se fueron, una vez ya idos se puse de pie, vio las aves irse y volteo otra vez mirando el final del pasadizo, entro a ver qué era lo que hacía que esos pájaros estuvieran ahí, se adentro al pasadizo queriendo ver que hay al final. Noto que estaba a unos pocos metros de un muro que indicaba el final del camino, pero también vio una silueta, era algo o alguien, ¿Un perro o un vagabundo durmiendo? siguió hasta el final y esa silueta cada vez tenía una forma más definida hasta que vio el cuerpo completo, era su madre. El pánico la atacó, el nudo en la garganta era tan fuerte que que solo el sonido de su fuerte respiración por el pánico era lo único que podía emitir, pasos sus manos por los ojos queriendo borrar lo recién visto, callo de rodillas y golpeando el piso repetidamente lloro, lloro, lloro, lloro, lloro, lloro.
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Media noche, un hombre del pueblo borracho salió del bar, era tarde y debía regresar a casa o sino su esposa seguramente la iba a golpear por llegar altas horas de la noche. Paso por la plaza central y balanceando de un lado a otro noto con su visión borrosa que había algo pequeño, un niño estaba sentado a orillas de la fuente mirando con la cabeza hacía abajo; él se acercó preguntando que le había pasado, la infante no respondió y tampoco levantó la cabeza, el ebrio sujeto su hombro haciendo pequeñas sacudidas preguntando porque no respondía; ella abrió el puño que tenía frente a ella y en ella había una flor roja, e adulto lo vio, quito la mano de su hombro con la decisión de arrevatar lo que la niña tenía en la mano, cuando sus dedos estaban a unos pocos centímetros de la flor sale un tallo y como una serpiente velozmente atacó el cuello del bebido, el ataque fue tan veloz que él le tomó unos segundo procesar todo, toco su cuello sintiendo que la había picado un insecto y de la nada cae hacía atrás contra el suelo.
La niña se puso de pie y con la flor todavía en la palma de su mano vio lo que había hecho, quiso que ese hombre muriera y la flor cumplio su deseo, ubo silencio y quietud por varios minutos, hasta que se dio media vuelta y se adentro la fuente, se puse la flor encima de cabeza y a los pocos segundo salieron varios tallos que se extendieron en el cuerpo de la joven con la intención de atraparla o fusionarla junto con su ira de que su mundo fuera arrebatado.
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Al día siguiente todos en el suelo rodearon la fuente y en ella vieron una enorme flor en la cima de la fuente y alrededor habían tallos de color verde intenzo y las espinas tenían una tonalidad morada en sus espinas, la getne miro con asombro preguntando de donde había salido aquella plata, las preguntas inundaron la plaza y lo siguiente ubo sdilenso, los petalos se estaban abriendo, durango el proceso el publico abria lo boca con asombro hasta que la flor gigante abrio por completo sus petalos, al ,ismo instate una especie de gas salio de las puntas de las hojas llegando a las narices de los pueblerinos o de cualquier animal cercano, era un olor dulce que podía atraer a cualquier ser, los tayos comenzaron a agitarse de la nada y sus espinas salieron disparadas en todas las direcciónes, las personas, perros y aves que no pudieron esquivarlas cayeron desmalladas al piso y esos mismos tattoos se extenderopn atrapando y cubriendo el cuerpo de todos atrapandalos como capullos, lentamente ese capullo se apretaba más y más y con ello la flor crecía más y más y el radio de sus esporas cubria aun mayor el harea, hasta rodear el bosque que ahora nadie toca.
Al entrar al bosque respirarás el aire tóxico y serás guiado hacía la flor para luego ser digerido por ella.