Era una vez un caballero luchando ferozmente en una batalla en Europa, alrededor de los años 1540. Montado en su caballo, peleaba con su espada y su arco, disparando a distancia. Se acercó a un enemigo con su espada, pero de repente, su caballo tropezó y cayó hacia adelante. En un parpadeo, el caballero fue transportado al año 2015, y apareció en una pequeña aldea cerca del Parque Natural Tayrona, en Colombia.
El lugar estaba rodeado por un espeso bosque tropical, y aunque el pueblo era humilde, era conocido por tener pequeños hospedajes rurales y posadas. Las personas vivían en armonía con la naturaleza, vendiendo productos locales como frutas y artesanías. Desconcertado y sin comprender lo que sucedía, el caballero decidió descansar en una de esas posadas mientras trataba de entender cómo había llegado allí.
Tras pasar la noche en la posada, el caballero despertó al mediodía, aún atónito por el extraño cambio de época. Revisó sus bolsillos y se dio cuenta de que llevaba consigo cinco monedas de oro y diez de plata, lo que parecía mucho para alguien que no entendía el valor de esas monedas en este nuevo mundo.
Decidió salir a comprar algo de comida y se dirigió al mercado del pueblo, donde encontró a un vendedor de frutas. Después de observar su mercancía, el caballero compró rápidamente una manzana, un par de tomates frescos y un trozo de pan. El vendedor lo miró con curiosidad, ya que el caballero vestía de manera peculiar, con una mirada de incertidumbre.
Con lo que había comprado, el caballero regresó a la posada, sintiendo que solo necesitaba algo rápido y sencillo para comer, pues no tenía intención de quedarse mucho tiempo en el pueblo. Mientras mordía la manzana, su mente trataba de entender cómo había llegado allí y cómo podría regresar a su tiempo.