La distancia no fue fácil.
Las llamadas se hicieron menos frecuentes, los mensajes más cortos. Su mundo se llenó de escenarios y aplausos, el mío de ecuaciones y constelaciones.
Hasta que un día, simplemente dejamos de intentarlo.
Y así, Emil se convirtió en un recuerdo.
Pero cada vez que miro el cielo, cada vez que veo una estrella fugaz, pienso en él.
En su risa. En su promesa.
Y sonrío.
Porque algunas personas llegan a tu vida como una estrella fugaz.
Brillan, iluminan todo…
Y luego siguen su camino.
Fin.
(Historias extraídas de mi novela "Historias Cortas De Romance BL" contiene más Historias como está, tanto las publicadas aquí como nuevas).