La primera vez que vi a Emil, llevaba una chaqueta de cuero negra y una sonrisa desafiante. Apareció en la biblioteca de la universidad como si fuera un error del sistema, como si alguien lo hubiera sacado de un concierto de rock y lo hubiera dejado caer en medio de libros polvorientos y estudiantes estresados.
Yo estaba en mi rincón habitual, rodeado de papeles y café frío, cuando él se dejó caer en la silla frente a mí.
—Dime que eres bueno en matemáticas —dijo, sin siquiera presentarse.
Parpadeé, confundido.
—Eh… sí, supongo.
—Perfecto. Necesito aprobar cálculo o mi profesor me asesinará.
Lo miré con una ceja levantada. No parecía del tipo de persona que se preocupaba por las calificaciones. Pero ahí estaba, con su libreta abierta y el ceño fruncido.
—¿Cómo te llamas? —pregunté.
—Emil. ¿Y tú?
—Dylan.
Sonrió.
—Bien, Dylan. Salvaste mi vida.
Y así, sin darme cuenta, empezó todo.
(Historias extraídas de mi novela "Historias Cortas De Romance BL" contiene más Historias como está, tanto las publicadas aquí como nuevas).