El sonido de los tacones resonaba en el pasillo vacío mientras Emil revisaba su teléfono por quinta vez en los últimos minutos. No tenía mensajes nuevos, lo que solo aumentaba su ansiedad. Se detuvo frente a la puerta del camerino, respiró hondo y giró la perilla.
—¡Emil, cariño! ¡Por fin llegas! —exclamó Yara, maquilladora estrella del Club Nocturno Avalon. Su largo cabello rojo vibró con el movimiento mientras empujaba a Emil a la silla frente al espejo.
—Perdón, el tráfico estaba horrible —mintió, porque la verdad era que había estado dando vueltas por la ciudad, tratando de convencerse de que no era una mala idea volver allí.
Cinco años habían pasado desde que dejó ese lugar atrás, junto con todo lo que representaba. Pero ahora estaba de vuelta, con una oferta que no podía rechazar: el Avalon necesitaba un nuevo cantante principal, y según el dueño, Emil seguía siendo "la estrella que nunca dejó de brillar".
Mientras Yara aplicaba la base en su rostro, sus ojos se encontraron con los de un hombre a través del espejo. Emil sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
—¿Quién es él? —preguntó en voz baja.
—Oh, el nuevo inversionista —susurró Yara, inclinándose hacia él con una sonrisa traviesa—. Se llama Marco Vasquez. Alto, peligroso y con un acento que derrite.
Emil apartó la mirada y fingió indiferencia, pero su corazón latía más rápido de lo normal. Marco se veía como alguien sacado de una película de cine negro: traje impecable, una leve sombra de barba y unos ojos oscuros que parecían ver demasiado.
—No me interesa —murmuró Emil, aunque su propia voz sonó poco convincente.
Yara soltó una risita.
—Cariño, dijiste lo mismo sobre volver al Avalon, y mírate ahora.
(Historias extraídas de mi novela "Historias Cortas De Romance BL" contiene más Historias como está, tanto las publicadas aquí como nuevas).