Todas las noches que me iba a dormir, al cerrar los ojos escuchaba: "Amada mía, ven". Creía que era un sueño hasta que un día abrí los ojos y lo vi. Parecía humano, pero sus ojos eran rojos. Me levanté asustada e intenté gritar, pero algo me lo impedía. Empecé a tirar patadas al aire mientras una sonrisa se figuraba en su rostro.
Su cara era hermosa, pero su sonrisa era siniestra; era de oreja a oreja. Sus dientes eran filudos como los dientes de un tiburón,amarillos; el olor que salía de su boca era putrefacto. Abrió la boca, pensé que me diría algo malo, pero solo me dijo: —Te amo.
Después de decirme eso me pude liberar y grité: —Madre, hay un loco en mi cuarto.Él sonrió y me dijo: —Nadie te escuchará.No me había dado cuenta, pero la habitación era blanca. —¿Dónde estoy? Él no me respondió, se separó de mí y se sentó en una mesa que apareció de repente. —Dime me amas. —Lo miré confundida. —No te conozco, no te amaré.— Él tiró la taza al suelo, rompiéndose en pedazos, y se acercó a mí. —Me amas. Temblando de miedo, le dije: —Como nunca.
Volvió a sentarse y yo me quedé donde estaba.— Donde estoy—. Él movió sus manos y aparecí en mi habitación. —Mañana vendré a verte, vístete linda. Caí en un sueño profundo. De repente me levanté asustada; mi madre me estaba despertando para que fuera a trabajar. La miré y le dije: —Un demonio me está siguiendo—. Mi madre me ignoró y se fue a la cocina . La perseguí. —¿No escuchaste? Un demonio quiere que sea su pareja o algo—.
Mi madre agarró el cuchillo y después mi mano. —¿Qué te pasa, madre?— Ella cortó mi dedo, grité y todos los vecinos llegaron a ver. Mi madre cayó al suelo, un vecino me agarró y me llevó al hospital. Al regresar del hospital, mi madre estaba siendo entrevistada por los policías; ella, al verme, sonrió y pude ver que era él, Empecé a respirar fuertemente.
Miré mi mano y el dedo estaba bien. Lo miré a él y estaba solo. —¿Dónde está la policía?— Él empezó a gozar. —¿Pensaste que te dejaría?— Empecé a ver que todo era falso, solo él y yo éramos reales . Mi cabeza empezó a doler; miraba las paredes moverse..
Me tiré al suelo en lágrimas y, como niña pequeña,dije: —Quiero a mi mamá. Todo se volvió oscuro; había una luz, la seguí, pero por más que me acercaba, esta se alejaba. Escuchaba voces salir de ella y decían: —Mi hija estará bien, ¿verdad? Era la voz de mi madre. Después alguien desconocido dijo: —Ella y él ya no están con nosotros. La luz se acercó a mí y lo último que vi fue al lado de mi cama; estaba él . Antes de cerrar los ojos, me dijo: —Por tu culpa morimos.