Me desperté en plena noche por los ruidos que vendían de mi ventana de mi pieza, me levanté y traté de caminar hacia la puerta pensando que el ruido era provocado por los molestos hijos de mis vecinos que a menudo tiraban piedras a mi ventana para perturbar mi calma. Al salir de mi dormitorio veo hacia la pieza de al lado donde silbo para llamar a mi fiel compañero Apolo un ovejero alemán que de un salto ya estaba al lado mío. Bajamos las escaleras el mas entusiasmado que nadie pensando que va a haber algunos chicos que tendría que correr como casi todos los viernes por la noche, pero al llegar a la puerta principal me lleve con la sorpresa que solo me esperaba la oscuridad misma con el brillo de la noche, esta noche no había nadie para que Apolo trate de perseguir.
-¿Pero entonces de dónde vienen los golpes de mi ventana?-pregunte al viento
Cerré la puerta con llave y volví a la pieza, pero ni una mano apoye en la cama y el mismo sonido se vino a escuchar, esta vez me avive y mire por la ventana. Lo que me esperaba, nada no había nada ni nadie,
-¿Qué está pasando?-me pregunté
No había ni un árbol cerca para justificar el molesto ruido de el vidrio, probablemente sea solo mi cabeza retorcida por las historias de los locos vecinos, entonces ignorando el ruido que parecía que dentro de poco estaba por romper la ventana, me fui a dormir, entra Apolo a la pieza y se acurruca en mi estómago. Me despierto con el sonido de la alarma, salgo de mi cama rápido para ver el ganado y comprobar si todo estaba bien, me preocupaba por los ruidos de la anterior noche. Salí de la casa y me quedé aterrorizado por lo que veía, eran cuerpos de animales dispersos por la granja, todos con la garganta echa trizas, no podía creer que mi ganado que cuidaba desde mi niñez estuviera la mitad muerto de manera tan vil , no creo que sea haya sido algún vecino porque no tenia ningún problema con alguno de ellos, ya los chicos son otra historia pero dudo que unos adolescentes pudieran haber eso, se que en otros lugares es algo “común” pero en este pueblito de corrientes no pasa.
Es muy tranquilo y no suelen pasar cosas así, me alisto y mientras que pido ayuda a mis vecinos para sacar los cadáveres los interrogo pero no conseguí nada, el sol ya estaba en su último rato pero nada ni alguna idea ni pista de algún sospechoso, era como si el viento fuera el único culpable y el último testigo de esos casos tan atroces. Devastado me fui a acostar temprano. No sé ni que hora era cuando me despertó un golpe muy fuerte que parecía que venía de la parte inferior de la casa, agarre el palo de mi mesa de luz y baje corriendo las escaleras esperando ver o escuchar al intruso , pero al llegar a la cocina ví una figura inhumana mirándome desde la puerta con sus ojos rojos, y con una sonrisa de grandes proporciones mostrando sus dientes blancos brillosos, no distinguí quien era o que cosa era, era una sombra negra que se despidió de mi riéndose macabramente mientras que desaparecía en la oscura noche de otoño del pueblito, antes de que la sombra se vaya el foco de la cocina explotó repentinamente. Quedé petrificado, ahora entendí, que quién había matado a mi ganado era el mismo que se había presentado en mi casa en esta noche, todavía recuerdo que en sus ojos veía los de un demonio riéndose sin ningún tipo de culpa
-tengo que proteger mi rancho- hable al aire con determinación
Al despertar me dirigí al pueblo, no me importo la oleada de los nuevos animales muertos que había por todo el campo, subí a la camioneta y lo subí a Apolo adelante en el asiento de copiloto. Nos dirigimos a la casa de mi primo, no me llevo nada bien con mi primo pero sabía que tenía que dar mi mejor cara para que me logre prestar la escopeta de papá que fácilmente tenia mas de 35 años de antigüedad.
Luego de la charla con el pude salir de esa choza con la escopeta de papá en brazos como si fuera un bebé, era mi único escudo contra esa cosa, ese demonio o ángel recién caído, no se que es o que quiere pero lo único que se es que no es amistoso entonces debía estar preparado para lo peor. Llegué a mi casa, ya no había ningún animal vivo en mi granja, mis dos únicos vecinos yacían ahorcados en el árbol de limones de la casa
-solo fue el visitante nocturno que se trató de divertir mientras yo no estaba en casa-
Me aliste con chaleco, botas y la escopeta. Corrí al bosque donde pensaba que la bestia podría estar escondida para darle caza y terminar de una vez por todas este tormento, pero cada vez que me adentraba al obscuro lugar mi locura crecía , cada vez se hacia más creíble que solo había una salida de esto, implicaba una bala y mi cabeza, porque si no salía así los policías me estaban por hacer cargo de todos y cada uno de los asesinatos cometidos en esta granja, entonces solo quedan dos opciones lo mato y libero la granja o soy consumido por mi propia locura que me está matando lentamente. Al llegar al centro de bosque, me encontré cara a cara con la sombra e intento hablarle para que me dé una respuesta o un por qué válido para poder morir en paz
-tu demonio, que atormentas con tu presencia, que es lo que quieres de mi alma que tanto te aferra-
El demonio solo se digna a reír mientras se retuerce de manera que su cuerpo hace sonidos de huesos golpeándose
-llegaste demasiado lejos con tus engaños y con tu presencia-
De repente veo que la bestia de ojos rojos se avalancha sobre mi haciéndome varios rasguños, pero logré salir de sus garras escapando hacia mi casa, me escondí en el baño. Ya era tarde cuando me di cuenta que la cosa estaba tras de la puerta, al abrirla se tiró agarrándome del cuello, en mis últimos suspiros veo el vidrio del lavatorio pero me quedé sorprendido porque no había ninguna bestia ni demonio, era solo mis propias manos ahorcándome.
Miro a la puerta del baño y la bestia con la misma sonrisa con la que me recibió me miró mientras me traía la escopeta que se encontraba en el sillón de la casa. Comprendí que mi presencia era la única que me perturbaba, yo era el problema, cargue la escopeta y mientras me miraba en el espejo vi como la bestia se hacía una con mi cuerpo, entonces… apreté el gatillo.