Goku apareció en medio de una avenida, justo cuando un autobús pasó a toda velocidad y casi lo atropella. Se levantó del suelo, sacudiéndose el polvo con una sonrisa. “¡Vaya, eso fue raro! Pero no me pasó nada, jeje”, dijo, mirando a su alrededor con cara de confusión.
Estaba en una ciudad que no reconocía, llena de edificios y gente que caminaba muy rápido. Se frotó la cabeza. “¿Dónde estoy? ¡Esto no se parece a mi planeta!”
Por suerte, su estómago rugió tan fuerte que todos los transeúntes lo miraron extrañados. Goku sonrió tímidamente. “Uh, parece que tengo hambre.”
Vio un letrero que decía “Arepas de la abuela” en una pequeña tiendita. ¿Qué era una arepa? No tenía idea, pero su barriga le gritaba que era el momento de descubrirlo.
Entró corriendo como un niño en una tienda de golosinas. “¡Hola! ¿Tienes comida? ¡Muchísima comida!”
Un hombre mayor con una gorra y un delantal lo miró, incrédulo. “¿Uh, sí? ¿Qué te gustaría?”
“¡Todo! ¡Todo lo que tengas! ¡Rápido!” Goku saltó sobre el mostrador y comenzó a mirar los ingredientes con cara de asombro. El hombre, que ya estaba acostumbrado a gente rara, decidió tomarlo con calma.
“Bueno, te haré una arepa de carne y queso. Es nuestro platillo más popular. ¿Quieres algo de beber?”
“¡Un jugo de naranja, pero que sea gigante! ¡Así como para un superhéroe! Porque yo soy un superhéroe... bueno, un guerrero, jeje.”
El hombre asintió mientras preparaba la comida. Cuando Goku vio la arepa sobre la plancha, se le hizo agua la boca. “¡Eso huele increíble! ¡Esto debe ser comida de campeones!”
El anciano lo miró curioso mientras Goku no dejaba de sonreír como un niño frente a una tienda de juguetes. “¿Te gusta tanto?”
“¡Siiii! ¡¿A qué hora me puedo comer todas?!”
Le dieron la arepa y un vaso de jugo de naranja que Goku bebió de un solo trago. “¡Esto está buenísimo! ¡Es como si me hubiera comido un planeta entero de lo rico que está!”
El hombre, un poco extrañado, le ofreció más. “¿Quieres una más?”
“¿Más? ¡Claro! ¡Pero que sea con más carne, más queso y más jugo! ¡Más de todo!”
Y así, en menos de 10 minutos, Goku ya había comido tres arepas, bebido cuatro vasos de jugo y había devorado casi todo lo que había en el mostrador.
“¡Esto está increíble! Pero, eh, no tengo dinero, ¿cómo hago para pagarte?”
El anciano lo miró con cara de desesperación. “¿Qué? ¿Cómo que no tienes dinero?”
Goku pensó por un segundo, rascándose la cabeza. “Ah, ya sé. ¡Yo te ayudo a vender más arepas! ¡Soy un gran vendedor! ¿Ves esas personas allá afuera? ¡Voy a hacer que vengan todas aquí!”
Sin darle tiempo a protestar, Goku salió volando por la puerta, levantando una nube de polvo. El anciano, completamente confundido, no sabía si debería salir corriendo o quedarse con las arepas que había preparado.
Mientras tanto, Goku aterrizaba en medio de la calle y gritaba tan fuerte como podía: “¡Arepas! ¡Las mejores arepas del mundo! ¡Ven a probarlas, son tan deliciosas que te harán volar! ¡Y no soy yo volando, ¡son las arepas! ¡¡Vengan!!”
La gente comenzó a detenerse, mirando al extraño tipo con el pelo de piña y una sonrisa de niño grande. Un par de personas tomaron su teléfono y comenzaron a grabarlo, mientras Goku seguía gritando con su voz de ultratumba. “¡Arepas calientes! ¡Sabrosas, ricas, deliciosas, y voladoras!”
El caos se desató. Los curiosos empezaron a acercarse, sin saber exactamente qué estaban comprando, pero no podían resistirse al entusiasmo de Goku. De repente, una mujer se le acercó. “¿De verdad las arepas vuelan?”
Goku le lanzó una arepa al aire, como si estuviera lanzando una pelota. “¡Míralo! ¡Vuela!” La arepa hizo un extraño movimiento en el aire, pero aterrizó de golpe en la cara de otro transeúnte.
“¡Oye!” gritó el hombre, mientras limpiaba la arepa de su cara. Goku lo miró y le sonrió. “¡Ups! Eso… eso fue parte del show, jejeje.”
En cuestión de minutos, el lugar se llenó de personas. Goku volaba por el aire, lanzando arepas a diestra y siniestra como si fueran proyectiles de una batalla épica. “¡Cuidado con la arepa voladora!” gritaba mientras esquivaba coches y transeúntes.
El anciano, con los ojos muy abiertos, salió de la tienda y vio el caos. La tienda estaba llena de gente, pero todo el mundo estaba tomando fotos de Goku lanzando arepas por el aire como si fuera un superpoder.
“¡Esto es una locura! ¿Qué estás haciendo?” gritó el hombre.
“¡Estoy ayudando! ¡Ya verás! ¡Esto va a ser un éxito!”
Finalmente, Goku aterrizó junto al anciano, que ahora estaba viendo la fila de personas que había formado afuera. “¡Mira! ¡Nos van a comprar todas las arepas!”
El anciano se quedó boquiabierto. “¡Nunca pensé que iba a ser testigo de algo tan raro en mi vida!”
“¡¿Ves?! ¡Lo sabía! ¡Yo siempre sé cómo hacer que la gente venga por comida! ¡Lo que necesitas es un guerrero como yo!” Goku exclamó, con el pecho inflado de orgullo.
“¿Un guerrero? ¡Tú lo que eres es un desastre!” El hombre no pudo evitar reírse al ver cómo Goku había convertido su pequeña tienda en una atracción turística.
Y así fue como Goku, el guerrero Saiyan más poderoso del universo, terminó vendiendo arepas en el mundo real, creando un espectáculo tan extraño que la gente ni siquiera se dio cuenta de que estaba siendo testigo de la invasión más absurda y deliciosa de la historia.