En un pequeño pueblo rodeado de montañas, había una chica llamada María. María era una chica hermosa y bondadosa, con cabello rubio y ojos azules que brillaban como el cielo en un día soleado.
Pero María tenía un secreto. Desde pequeña, había sentido una presencia oscura y maligna que la seguía por todas partes. Una presencia que la hacía sentirse asustada y sola.
Un día, mientras María caminaba por el bosque, se encontró con un hombre alto y oscuro. El hombre tenía ojos rojos que brillaban como el fuego, y una sonrisa que parecía llegar hasta el alma.
"¿Quién eres?" preguntó María, tratando de mantener la calma.
"Soy Azazel, el demonio de la oscuridad", respondió el hombre, con una voz que parecía venir del infierno. "Y tú, María, eres la elegida. La elegida para ser mi reina en el infierno".
María se sintió horrorizada. No podía creer que un demonio la hubiera elegido para ser su reina. Pero Azazel no se rindió. La tomó de la mano y la llevó a un lugar oscuro y maligno, un lugar que parecía estar fuera del tiempo y del espacio.
Allí, María vio cosas que nunca había visto antes. Vio demonios y espíritus malignos, y vio el sufrimiento y la miseria de los condenados.
Pero Azazel no se contentó con simplemente mostrarle el infierno a María. Quería que ella se convirtiera en su reina, y que gobernara el infierno con él.
María se sintió asustada y confundida. No sabía qué hacer, ni qué decir. Pero entonces, recordó una cosa. Recordó que ella no estaba sola. Tenía a Dios, y tenía a sus ángeles.
Así que María se negó a convertirse en la reina de Azazel. Se negó a gobernar el infierno con él, y se negó a ser su esclava.
Azazel se enfureció. Se enfureció porque María se había negado a ser su reina, y se enfureció porque ella había recordado a Dios.
Así que Azazel la maldijo. La maldijo con una maldición que la haría sufrir por toda la eternidad.
María se sintió asustada y sola. Se sintió como si estuviera condenada a sufrir por toda la eternidad. Pero entonces, recordó una cosa. Recordó que ella no estaba sola. Tenía a Dios, y tenía a sus ángeles.
Así que María se arrodilló y comenzó a rezar. Rezó para que Dios la salvara, y rezó para que Azazel no la llevara al infierno.
Y entonces, algo extraño sucedió. La habitación comenzó a iluminarse, y María vio a un ángel que se acercaba a ella.
"María, no tengas miedo", dijo el ángel. "Dios te ha enviado a mí para que te salve. Azazel no te llevará al infierno. Dios te ha elegido para que seas suya".
María se sintió aliviada. Se sintió como si hubiera sido salvada de la muerte. Y entonces, el ángel la tomó de la mano y la llevó a un lugar seguro.
María nunca volvió a ver a Azazel. Nunca volvió a sentir su presencia oscura y maligna. Pero siempre recordó la lección que había aprendido. Recordó que Dios siempre está con nosotros, y que nunca estamos solos.
Después de que el ángel la salvó, María se sintió renovada. Se sintió como si hubiera sido dada una segunda oportunidad en la vida. Y así, decidió dedicar su vida a Dios y a ayudar a los demás.
Pero Azazel no se rindió. Siguió buscando a María, siguió tratando de llevarla al infierno. Y un día, finalmente la encontró.
María estaba sola en su casa, rezando y meditando. Azazel se apareció ante ella, con una sonrisa maligna en su rostro.
"María, te he encontrado", dijo Azazel. "Y esta vez, no te escaparás de mí".
María se sintió asustada, pero no se rindió. Se levantó y se enfrentó a Azazel, con una fe y una determinación que nunca había sentido antes.
"No te tengo miedo", dijo María. "Dios está conmigo, y me protegerá de ti".
Azazel se enfureció. Se enfureció porque María se había negado a tenerle miedo, y se enfureció porque ella había recordado a Dios.
Así que Azazel la atacó. La atacó con todas sus fuerzas, tratando de llevarla al infierno. Pero María no se rindió. Se defendió con todas sus fuerzas, y trató de mantener a Azazel alejado.
La batalla fue feroz y devastadora. La casa de María se derrumbó, y el cielo se oscureció. Pero María no se rindió. Siguió luchando, siguió tratando de mantener a Azazel alejado.
Y entonces, algo extraño sucedió. La luz del cielo se intensificó, y un ángel se apareció ante Azazel.
"¡Basta!", dijo el ángel. "¡No te permitiré que lastimes a María!".
Azazel se enfureció. Se enfureció porque el ángel se había interferido, y se enfureció porque María se había negado a rendirse.
Así que Azazel atacó al ángel. Lo atacó con todas sus fuerzas, tratando de derrotarlo. Pero el ángel no se rindió. Se defendió con todas sus fuerzas, y trató de mantener a Azazel alejado.
La batalla fue feroz y devastadora. El cielo se oscureció, y la tierra se sacudió. Pero el ángel no se rindió. Siguió luchando, siguió tratando de mantener a Azazel alejado.
Y entonces, algo extraño sucedió. La luz del cielo se intensificó, y Dios se apareció ante Azazel.
"¡Basta!", dijo Dios. "¡No te permitiré que lastimes a María!".
Azazel se enfureció. Se enfureció porque Dios se había interferido, y se enfureció porque María se había negado a rendirse.
Así que Azazel atacó a Dios. Lo atacó con todas sus fuerzas, tratando de derrotarlo. Pero Dios no se rindió. Se defendió con todas sus fuerzas, y trató de mantener a Azazel alejado.
La batalla fue feroz y devastadora. El cielo se oscureció, y la tierra se sacudió. Pero Dios no se rindió. Siguió luchando, siguió tratando de mantener a Azazel alejado.
Y entonces, algo extraño sucedió. La luz del cielo se intensificó, y Azazel fue derrotado. Fue lanzado al infierno, y María fue salvada.
María se sintió aliviada. Se sintió como si hubiera sido salvada de la muerte. Y entonces, Dios se acercó a ella.
"María, eres una mujer valiente y fuerte", dijo Dios. "Eres una mujer que ha demostrado su fe y su determinación. Y por eso, te recompensaré".
Y entonces, Dios la llevó al cielo. La llevó a un lugar de belleza y paz, donde María podría vivir para siempre.
Y así, María vivió feliz para siempre.
Fin
Espero los allá gustado la historia☺️