Elaine me vuelve a llamar, creo que es la quinta vez, y vuelvo a tomar conciencia del lugar en el que estoy, por cuarta vez, la miro a los ojos, a ella le gusta que la gente la mire a los ojos, a mí no me gusta, pero tengo que hacerle caso si no quiero que se enoje, Elaine se enoja fácilmente.
-¿A dónde te fuiste?-
-A ningún lado- Mentí, pero ni yo sabía la respuesta.
-Marcos me mandó un mensaje, dice que está fuera del salón, esperándote-
-¿Y porque te lo mando a vos y no a mí?
- Elaine se me queda viendo, yo sigo volteada pero viendo de vez en cuando a adelante para saber si la profe se dio cuenta de que estoy hablando con ella, y de paso para no mirarla a los ojos, notaría que estoy enojada.
-...lo bloqueaste Faustina- ha.
-ha, se me olvidó, bueno, dile que no quiero verlo- me voltee y ella me agarró del pulover.
-No mí vida, vas y haces las paces-
-Ni muerta- Elaine se me quedo viendo, ahora ella era la enojada.
-Bueno- Me pare y le dije a la profe que necesitaba ir al baño, me dejó y en los pasos del pizarrón hasta el pasillo jugué con el botón de mí pollera, nervios.
Al salir el estaba ahí mirando a la ventana que daba al pateo, al lado de el, apoyado en el borde de la ventana, había un oso de peluche, este estaba parado, y me veía, como supuse, aún no se iba del lado de marcos, servía como un recordatorio de lo que hice.
Mar se acercó y sujeto mis brazos, no sabía como decirlo, sabía que tenía que disculparme, pero tenía un nudo en la garganta, sabía que era mí culpa, sabía que yo estaba mal, y más sabía que si no pedía perdón lo perdería, pero, dios, las palabras no salían.
Mis ojos se humedecieron y empezaron a arder, como si estuviera cortando cebolla, mí dedo seguía en el botón de mí pollera, rascandolo, cada vez más fuerte a medida que pasaba el tiempo.
-Por favor... soltame- Mar lo hizo, y nos quedamos muy quietos, por minutos.
-¿No...no vas a decir nada?- Empezó Marcos, no quería decir nada, seguí rascando mí botón, mire a la ventana, el muñeco seguía ahí, ahora era más grande, tenía ganas de tirarlo a la basura.
-Dale, Fau... decí algo... hace una semana que no hablamos, hace días que me bloqueaste, habla- Miro hacia el piso, y sigo rascando mí botón, el hilo ya está flojo, pienso en que lo tengo que ajustar cuando llegue a casa. Mar nota mí mirada en el botón y se enoja.
-¿¡Te importa más ese maldito botón que nuestra conversación!?- Me grita, agarrando mí mano para alejarla del botón, pero como resultado el botón se termina saliendo del todo y cae al piso.
El oso es más grande, ahora mide igual que el tacho de basura, ya no estoy inmóvil, estoy corriendo por las escaleras al mismo tiempo que el me llama, mí audición se va nublando de a poco. Antes de que lo noté estoy sentada en bollito en el baño de profesores, trabe la puerta, mí audición vuelve y estoy aturdida con los gritos que escucho, se que ahora nadie me está gritando, es de hace una semana, pero igual duele, el oso aparece, es tan grande que sus orejas tocan el techo, estoy con la decisión de morir aplastada por el, ya que no hay espacio, o salir y enfrentar a Marcos. Creo que estoy loca, porque decido quedarme, oigo a Marcos buscándome afuera, asíque me mantengo en silencio.
A los minutos el oso se hace más grande, ya no puedo respirar, y me desespero, trato de golpearlo para hacer espacio, pero no sirve de nada, la tela vuelve a inflarse. Mí respiración se relantiza y caigo dormida.
Cuando abro los ojos estoy en el colectivo, estoy con el vestido que usé hace una semana, cuando estaba yendo a ver el partido de Marcos. Cerca mío hay dos chicas, las escucho hablar claramente, no presto atención hasta que mencionan a Marcos, dicen que hace buena pareja con Victoria, me quedo helada, apretó mí vestido, y empiezo a respirar aceleradamente, pero me tranquilizó, pienso en lo que marcos me dijo, que luego del partido saldríamos, que tenía una sorpresa para mí, las chicas se confundieron... me dije.
Llegué a la cancha y vi como Marcos jugaba, iba perdiendo, deseaba estar cerca para animarlo, el para a descansar, y una muchacha le alcanza una botella de agua, y desliza los mechones de pelo que le tapaban la vista, me siento mal, pero sigo pensando en lo contento que me hablaba Marcos cuando me contaba de la sorpresa, me vuelvo a tranquilizar... a penas.
Termina el partido, el ganó, bajo de las gradas y me dirijo a la cancha, el celebra con sus amigos, y cuando me estoy acercando, el deja de abrazarlos a ellos y abrazo a la chica de antes.
-¿Viste eso Vicky?, ¡Ganamos!- Le grito, para abrazarla después, fuertemente, mirando para atrás siento que cualquiera haría lo que yo, pero creo que me hice demasiadas ideas, las chicas al final solo estaban chismeando, y tampoco es su culpa... es mía por creerme un cuento que ni siquiera iba dirigido a mí.
Marcos deja de abrazarla, ve que estoy allí y se acerca, no lo había notado en ese momento, pero el tenía algo en la mano. El está feliz, saca lo que tenía escondido al mismo tiempo que me habla.
-Hola amor,¡Viniste!,¿¡Viste eso!?, ¡Nos fue ge-
-¿¡Como pudiste hacerme esto!?- Se me quebró la voz.
-¿Que...que cosa?-
-¡No te hagas el pelotudo!, ¡Vi como abrazadas a esa!, ¿¡Crees que no me di cuenta- Lo insulte mientras la señalaba, todos estaban escuchando, ella estaba congelada.
-¿Que?, no, no, Fau, ella no es nada, es un- Trato de tranquilizarme agarrandome de los brazos.
-¡No me toques!- Le golpee la mano, el soltó el muñeco y este se embarro cuando cayó al piso. Marcos se quedó viendo el muñeco, tenía la mirada perdida.
-...Victoria es una amiga-
-¡Claaro!,¡Tu mejor amiga!-
-Es una compañera de un taller- ...
¿Desde cuándo va a un taller?
-Empecé hace un tiempo, solo es de unas semanas... era para que yo mismo te hiciera tu sorpresa, ella me ayudó a hacerla bien, pero... tus paranoias lo arruinaron... de nuevo- Me explico mientras levantaba el muñeco y me espante cuando esté se giró a mirarme.
-¿¡Porque tenés que ser así!?- Dios, en serio lo había arruinado, pienso, sentada en el piso del baño, el oso sigue ahi, no me deja respirar bien, trato de alcanzar la traba del baño, pero está muy alta y no puedo estirarme, alguien toca la puerta y me llama desenfrenadamente, creo que se quién es.
-¡Fau, abrí la puerta!-
-¡No puedo!-
-¡Si, si podes!,¡Dale,abrila y hablemos!,¡No pasa nada!-
-¡Si pasa!,¡Estás enojado!-
-¡Obviamente estoy enojado!-
-¡Lo arruine!- Marcos se queda en silencio se oye como se arrodilla, ahora ya no me grita.
-Si...lo arruinaste, pero se puede arreglar, asíque salí de ahí-
-Vos seguirás enojado aunque salga...-
-Si, lo seguiré, ahora y siempre que me acuerde de lo que pasó, no nos olvidaremos de esto, pero viviremos con ello, asíque salí de ahí, mi enojo bajará mucho si sales-
-¡Lo siento!, siento ser tan perseguida y arruinar todos tus esfuerzos,¡Perdón!- me disculpé, ya por fin alcanzando la traba, al abrir me caí y marcos me agarró antes de chocar contra el piso, vi para atrás, el oso estaba, pero era del tamaño de un botón.
-Bueno, ¿Estamos bien?-
-... Estamos bien-
-Que bueno... acá tenés el bendito oso, está vez no lo tires al barro- Me explico, sacando de deatrás de su espalda al oso ya limpio, lo agarre y el pequeño oso del tamaño de un botón se colgó del collar del muñeco, para que uno viera que estaba ahí, que ese día no había desaparecido, pero que aún con el podíamos seguir.
-Mhm, está costura está mal- Crítico señalando la oreja.
-¡Bueno, es la primera vez!, ¡La próxima lo haces vos!-
-Jajaja, es un chiste, es un chiste, te quedó muy bonito- Admito mientras sonrió viendo al oso.