—Kim Taehyung y Jeon Jungkook se han unido el día de hoy para llevar a cabo su tan sagrado matrimonio —decía el oficiante dirigiéndose hacia las demás personas que visitaban la iglesia en tan anhelado momento—. Ambos prometen ante la iglesia amarse, respetarse y honrarse por el resto de sus vidas hasta que la muerte los separe; prometen cuidarse el uno al otro en la salud, en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza.
»Taehyung, ¿aceptas a Jeon Jungkook como esposo para amarlo, respetarlo y honrarlo por el resto de sus vidas, cuidarlo en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza? —le preguntó al castaño frente a él, quien se notaba exageradamente nervioso ante la propuesta.
Pero sus ojos no dejaron de brillar por ningún segundo.
—Acepto —dijo al cabo de un pequeño segundo donde en sus interiores se prometió entregarle su vida entera a Jungkook.
El sacerdote asintió y dirigió su vista hacia el otro chico, un joven pelinegro con ojos de borrego que casi hizo que se derritiera de la ternura.
—Jungkook —le habló—. ¿Aceptas a Kim Taehyung como esposo para amarlo, respetarlo y honrarlo por el resto de sus vidas, cuidarlo en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza? —volvió a repetir la misma pregunta sin esperar una respuesta diferente, el chico realmente se veía devoto al amor de la persona que lo acompañaba.
—A-Acepto —jugaba con sus manos arrastrando sus palabras. Dios, Taehyung le había dicho que sería algo pequeño, ¿en qué momento invitó a toda su familia?
—Entonces yo los uno como una sola persona, se han aceptado mutuamente y ahora han descubierto un nuevo camino en sus vidas al cual deben caminar juntos de la mano. Ahora, pueden compartir sus votos, Kim Taehyung, puedes comenzar tú.
Taehyung tragó de su saliva sintiéndose sumamente nervioso, comenzó a sudar dirigiendo su mirada a la de Jungkook, el amor de su vida. Tomó ambas manos del menor quedando frente a frente ante este. Suspiró profundo, y se decidió a comenzar una nueva vida a su lado de una vez por todas.
—Amor, desde que te conocí mi vida cobró sentido. Desde ese primer intercambio de miradas supe que mi futuro sería a tu lado, porque si no, no sería un buen futuro; sabía que podríamos lograr grandes cosas juntos, porque para eso la vida nos unió. Prometo amarte como nadie lo ha hecho, y más de lo que ya lo hago; mereces todo el amor de este mundo y yo juro que te lo haré llegar con el doble de intensidad. Jungkook, te amaré en esta vida y en la próxima, y la próxima…
—Y la próxima —culminaron al unísono, sabiendo a la perfección que ambos se acompañarían por siempre.
Una lágrima escoció de los ojos de Jungkook, la ternura que sentía en ese momento era insaciable. Siempre conoció a un Taehyung cariñoso, pero jamás le había dicho tales palabras que salían de su boca con esa honestidad.
Se sentía amado de verdad.
—Mi amor —comenzó con una pequeña sonrisa—, aun en mi mente se percibe el recuerdo de la primera vez que me llevaste flores hacia mi salón, ni siquiera sabía quién eras y ya me llenabas de muestras de cariño —rio un poco—. El tiempo pasó y por ti mi amor floreció a niveles infinitos entregándote cada parte de mí. Siempre encontraré ese refugio en ti, y espero poder contar con tu amor hasta hacerme anciano; porque confío en que este no es un amor de los inmaduros, confío en que estaremos juntos el uno para el otro, y yo pondré de mi parte en todo momento.
Taehyung asintió con una sonrisa apasionada, ni siquiera podía seguir creyendo que la situación era real. Se estaba casando con el chico que siempre soñó, podría perder la memoria y siempre acordarse del amor que sentía por el menor, podría morir y seguir amando desde el más allá a ese muchacho.
—Ahora, pueden colocarse los anillos que representan unión ante la iglesia y Dios.
Kim Seokjin, el hermano de Taehyung, se acercó a ambos chicos con una pequeña almohadilla donde yacían los anillos. Ambos eran iguales, dorados tal cual el oro que fue fundido para crearlos, y empedraros con unos pocos rubíes alrededor.
Taehyung fue el primero en tomar el anillo, que se deslizó perfectamente por el dedo anular del novio, quien observaba expectante aquella preciada pieza de joyería encajar a la perfección.
—Hermoso… —susurró el mayor sin dejar de admirar la mano.
Jungkook se sonrojó por las palabras de aquel chico frente a él, y repitió la acción que él había hecho.
—Ahora los declaro esposos, pueden besarse —culminó el sacerdote observándolos con amabilidad.
Taehyung y Jungkook intercambiaron miradas, ese sería ahora un nuevo comienzo para ambos, un para siempre uno al lado del otro. Taehyung se acercó tomando la iniciativa, un paso fue suficiente para que la distancia se redujera a solo centímetros. Con su mano izquierda tomó con delicadeza la nuca del menor, y con la derecha acercó sus cuerpos tomando su cintura. Jungkook sonrió ante el contacto.
El beso fue lento, lleno de un cariño jamás deseado, las personas alrededor aplaudieron por aquel momento tan hermoso rodeado de mariposas de cristal.
Jungkook estuvo totalmente convencido, enamorarse de Taehyung fue lo mejor que le pasó en la vida.
Y Taehyung se juró siempre estar presente en ella.
[DIEZ AÑOS DESPUÉS]
—¡Papi! ¡Papi! —corrió hacia los brazos de su papá, quien le esperaba fuera de su escuela.
—Tzuyu, mi amor —la sostuvo en brazos dándole un sonoro beso en la mejilla.
La niña de seis años rio abrazándose de su cuello. Hoy en especial lo había extrañado más de lo normal, ya que justamente era navidad y en su escuela habían preparado una actividad; los maestros del salón de Tzuyu contribuyeron a hacer un pequeño número donde la pequeña participaría con un papel protagónico.
—Papi, ¿a qué hora debemos ir al teatro? —preguntó Tzuyu cuando su padre la bajó de sus brazos para caminar hacia el auto tomada de su malo.
—A eso de las seis, tus tíos nos pasarán a buscar —contestó ayudándola a subir al auto y a abrocharse su cinturón.
—¿Hoy veré a Taeha? —sus ojos se iluminaron con ilusión haciéndole fruncir el ceño con diversión.
—¿Te gusta jugar con Taeha?
—¡Si! —asintió animada—. Me gusta que me hable de dinosaurios… y de muchas cosas, ¡ese chico sabe mucho!
«En eso se parece a su padre», pensó en Namjoon, no dudaba que Taeha supiera tanto debido a que él y Seokjin siempre lo habían enseñado cosas avanzadas para su edad.
—Me alegra —sonrió—, vamos a casa.
El tiempo pasó más rápido de lo normal. Tzuyu en cuanto llegó se dedicó a hacer tareas que le había dicho su maestra que debía hacer para mejorar sus trazos al escribir. En un poco más de tiempo se hicieron las cinco de la tarde y la niña ya debía prepararse.
El joven tomó un vestido enteramente rosáceo, hacía una semana de cuando lo había comprado en una pequeña tienda que le hizo un descuento por las fechas. Tzuyu en cuanto vio el vestido se había encantado, y ambos acordaron que sería el atuendo que llevaría en esa noche tan especial.
El timbre sonó cuando justamente se encontraba peinando a la niña.
—Debe ser tu tío —sonrió—. Iré a abrir un segundo, no te muevas de aquí.
La niña asintió y él caminó con rapidez hasta la puerta de su casa, recibiendo así a Seokjin con una sonrisa en su rostro.
—¡Jungkook! —saludó lanzándose a sus brazos— Te hemos extrañado mucho. ¡Feliz Navidad!
Detrás de él, Namjoon caminaba con Taeha en brazos, saludando con una leve referencia.
—Pueden entrar, ya Tzuyu y yo estamos terminando —invitó a pasar y la pareja asintió con una sonrisa.
—Hola tío Jungkook —saludó Taeha abrazándolo por las piernas cuando Namjoon lo bajó de sus brazos—. ¿Cómo está Tzuyu? —preguntó.
—Se encuentra bien y casi lista. Pueden tomar asiento, siéntanse en su casa.
Dejó a la pequeña familia en la sala de estar y corrió hacia su pequeña, quien lo observaba curiosa preguntando si Taeha ya había llegado, y cuando le dijo que sí puso todo de su parte para poder terminar lo más rápido posible.
[>>>]
—Buenas tardes a todos —habló el profesor Hoseok, quien se dedicaba a hacer presentaciones de baile con los niños junto al profesor Jimin—. Como último número les traemos algo especial que hemos trabajado desde hace un tiempo —sonrió—. Con ustedes… El Cascanueces.
Una melodía comenzó a sonar y Jungkook, desde las gradas, sintió como pequeñas lágrimas se escapaban de sus ojos hasta rodear la mejilla. Tzuyu bailaba con su hermoso vestido siendo el protagónico entre sus compañeros.
—Taehyung estaría muy orgulloso —habló Seokjin a su lado mientras observaba a la pequeña.
—Eso es seguro —sonrió nostálgico.
La actuación llegó a su fin y todos los pequeños hicieron una reverencia. Por parte del público, todos se levantaron de sus asientos y comenzaron a aplaudir sin dejar de pensar en la belleza que había hecho esa niña en el escenario.
Todas las personas se retiraron paulatinamente después de eso, agradeciéndole a Hoseok por aquella hermosa obra que había montado con esfuerzo y dedicación.
Jungkook, Seokjin, Namjoon y Taeha fueron a buscar a la niña, quien se encontraba entretenida hablando con sus amigas. En cuanto Tzuyu vio al pequeño, no pudo evitar ignorar a las niñas que le acompañaban y correr para abrazarlo.
—¡Primo! ¿Me viste?
—Si —sonrió sintiendo a la niña casi sobre él—. Estuviste increíble.
Jungkook observaba a los niños con una sonrisa amorosa, ya ambos habían crecido demasiado, parecía que era ayer cuando los dos se conocieron. El tiempo pasaba muy rápido y eso lo mantenía entristecido, ojalá las cosas duraran para siempre.
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—Papi —llamó desde su cama luego del arduo día y de pasar navidad con el resto de su familia— ¿Me puedes hablar de papá? —pidió.
Jungkook tragó en seco sintiéndose decaído de un momento a otro, Tzuyu jamás le había preguntado sobre Taehyung, ¿cuál era la necesidad de hacerlo cuando se suponía que él ya lo estaba superando?
—Tu papá… era un buen hombre.
—Eso ya lo sé —rio un poco—. Siempre que te veo hablando con el tío Seokjin lo dices —Jungkook se sintió patético, ¿cuantas veces había llorado delante de su hija sin darse cuenta?
—Bueno —carraspeó su garganta—, ambos nos casamos muy jóvenes —observó ese anillo que jamás se había quitado—, mis padres me dijeron que era una pérdida de tiempo, pero tu papá siempre me hizo sentir que era todo lo opuesto. Él siempre sabía qué hacer, me quería, en verdad me amaba y sospeché que lo hacía más de lo que yo podía ser capaz de hacerlo por él. Cuando te adoptamos él estaba muy emocionado, quería gritar a los cuatro vientos que tenía a la hija más hermosa del mundo —una lágrima rodeó su mejilla, dándole paso a más que no podían verse debido a la oscuridad de la habitación—. Te sostuvo solo una vez en brazos, pero estoy seguro de que ese fue el mejor día de su vida, porque tú te convertiste en ella desde que te vio, Él tiene el don de amar a las personas a través de la primera mirada que intercambia.
—Papi… ¿algún día veré a papá? —preguntó en un puchero.
—Cuando pasen muchos años y vayamos juntos al cielo, podremos vivir los tres sin preocupaciones. Papá quiere verte feliz aquí, por eso sabe que debe esperar un poco. Desde allá él nos ama, y nos amará en esta vida y en la próxima, y en la próxima…
—Y en la próxima… —terminó Tzuyu con un bostezo, quedándose dormida al instante.
—Descansa, pequeña —besó su mejilla y salió de la habitación.
«Amor, prometiste estar siempre a mi lado. Te extraño». Lloró en su habitación, pidiéndole a la vida que le regresara al amor de su vida hasta quedarse dormido.