Bakugo y Izuku eran una pareja como ninguna otra. Bakugo era conocido en todo el bajo mundo como un mafioso despiadado y sin escrúpulos, mientras que Izuku era un joven tímido y amable que trabajaba como stripper en el club nocturno más popular de la ciudad, el DryTubo.
A pesar de las diferencias en sus personalidades y trabajos, su amor era fuerte y apasionado. Bakugo protegía a Izuku con uñas y dientes, y siempre estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por él. Sin embargo, aunque confiaba en su esposo, no podía evitar sentirse celoso de la atención que recibía de otros hombres mientras trabajaba en el club.
Una noche, después de presenciar a Izuku coquetear con un cliente más de la cuenta, Bakugo decidió que era hora de darle una lección a su esposo. Lo llevó a casa en silencio, con una mirada de determinación en sus ojos que hizo temblar a Izuku por dentro.
Una vez dentro de la casa, Bakugo empujó a Izuku contra la pared con una fuerza que lo dejó sin aliento. Lo miró fijamente, sus ojos brillando con deseo y control. Izuku sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, mezcla de miedo y anticipación.
Sin decir una palabra, Bakugo tomó a Izuku por la cintura y lo llevó a la habitación principal. Con movimientos rápidos y precisos, comenzó a despojar a Izuku de su ropa, revelando su piel pálida y temblorosa a la luz de la luna que se colaba por la ventana.
Izuku se estremeció cuando sintió la mirada ardiente de Bakugo sobre él. Sabía lo que venía a continuación, pero no pudo evitar sentirse excitado por la sensación de peligro y deseo que inundaba la habitación.
Bakugo se acercó a Izuku con paso lento y deliberado, su mirada fija en la figura desnuda de su esposo. Sin previo aviso, lo empujó contra la cama con fuerza, haciendo que Izuku gima de sorpresa y placer.
Con movimientos bruscos, Bakugo se unió a Izuku en la cama, sus cuerpos chocando con una intensidad que los dejó sin aliento. La habitación se llenó con los sonidos de sus gemidos y susurros, mezclados con el crujir de las sábanas y el palpitar de sus corazones acelerados.
Izuku cerró los ojos y se dejó llevar por la pasión desenfrenada de su esposo. Cada embestida de Bakugo lo llenaba de un placer indescriptible, llevándolo al borde del éxtasis una y otra vez.
Los dos se movían en perfecta sincronía, como si estuvieran destinados a estar juntos en ese momento y lugar. Con cada roce de piel y cada gemido compartido, se adentraban en un mundo de placer y pasión que los consumía por completo.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad de placer desenfrenado, Bakugo y Izuku llegaron juntos al clímax, sus cuerpos temblando de placer mientras se dejaban llevar por la sensación abrumadora de satisfacción y amor.
Después de un momento de paz y gratificación, Bakugo abrazó a Izuku con fuerza, susurrándole palabras de amor y aprecio en su oído. Izuku sonrió, sintiéndose más unido que nunca a su esposo, sabiendo que juntos podían enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en su camino.
Así, en la tranquilidad de la noche, Bakugo e Izuku se sumergieron en un sueño profundo y reparador, sabiendo que su amor era más fuerte que cualquier obstáculo que se presentara en su camino. Juntos, hasta que quedaran sin aliento~