Era la víspera de Navidad en el pequeño pueblo de Villanieve, donde la nieve cubría cada rincón y las luces brillaban en cada ventana. Los niños estaban emocionados, esperando la llegada de Papá Noel y los regalos. Sin embargo, había una leyenda oscura que los ancianos del pueblo contaban en susurros: la leyenda del espíritu de Navidad.
Se decía que cada año, en la noche más fría, un espectro aparecía en busca de aquellos que habían sido malos durante el año. Su nombre era "El Susurrador". Nadie lo había visto, pero se decía que su risa helada podía oírse entre los árboles,que su sombra se deslizaba por las calles desiertas y siempre lo podrías ver asomado por aquellas ventanas.
A medida que caía la noche, Asia, una niña curiosa, decidió que quería demostrar que no existía tal espíritu. Con su linterna en mano, salió de su casa y se adentró en el bosque cercano,La luna llena iluminaba su camino, y el aire estaba lleno del aroma a pino y a canela.
Mientras caminaba, comenzó a escuchar suaves susurros entre los árboles. Al principio pensó que eran solo el viento y los sonidos del bosque, pero pronto se dio cuenta de que eran palabras: "Asia… Asia…" Su corazón latía rápidamente mientras seguía avanzando.
De repente, vio una figura oscura entre los árboles. Era alta y delgada, con ojos brillantes como estrellas. Asia sintió un escalofrío recorrer por su espalda, pero también una extraña curiosidad le hizo preguntar:
-"¿Eres El Susurrador?"- preguntó con voz temblorosa.
La figura se acercó lentamente, y Asia pudo ver una sonrisa siniestra en su rostro.
-Así es"- respondió con una voz suave pero escalofriante.
-He venido a recordarte lo que significa la Navidad-
-"Pero… ¡yo he sido buena!"- exclamó Asia
-"¿Buena o mala? Eso depende de cómo veas el mundo"-, dijo El Susurrador mientras extendía su mano hacia ella.
-La Navidad no es solo regalos y luces; es también sobre las decisiones que tomamos.-
Asia sintió un frío intenso cuando El Susurrador levantó su mano. En un instante, visiones comenzaron a aparecer ante ella: amigos traicionando amigos, risas burlonas entre sombras y corazones rotos por palabras crueles. La niña comprendió entonces que había más oscuridad en el corazón de las personas de lo que ella había imaginado.
-"Este año, quiero que veas la verdad"- continuó El Susurrador
-"La Navidad es una época para reflexionar sobre nuestras acciones."-
Asia sintió miedo al darse cuenta de lo que estaba presenciando. Se dio cuenta de que la alegría superficial no era suficiente; debía haber bondad genuina en el corazón de todos para realmente celebrar la Navidad.
Con un grito ahogado, Asia retrocedió. "
-¡No quiero ver más!"-
Pero El Susurrador sonrió aún más ampliamente.
-"Es demasiado tarde para escapar ahora."-
Justo cuando parecía que todo estaba perdido, un grupo de luces brillantes apareció detrás de ella. Eran los aldeanos del pueblo, buscando a Asia con antorchas encendidas y villancicos en sus labios. La calidez de su amor y amistad llenó el aire como un abrigo contra el frío.
Al verlos, El Susurrador retrocedió lentamente hacia las sombras.
-"Recuerda lo que has visto"- murmuró antes de desaparecer entre los árboles.
Asia corrió hacia sus amigos y familiares, abrazándolos con fuerza. Esa noche aprendió una lección valiosa: la verdadera esencia de la Navidad no solo reside en recibir regalos o disfrutar del festín; está en ser amables y cuidar unos de otros.
Desde aquel encuentro aterrador con El Susurrador, Asia nunca olvidó esa lección y se convirtió en una defensora del espíritu navideño en Villanieve. Y aunque la leyenda del Susurrador seguía siendo contada por los ancianos del pueblo, ahora era vista como un recordatorio para todos sobre la luz y la oscuridad dentro de cada uno.
Así fue como Villanieve aprendió a celebrar una Navidad llena de amor verdadero y amistad sincera... siempre recordando la noche en que El Susurrador les mostró lo que realmente significaba ser buenos....
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