La luna de miel había sido un sueño. Christian y yo habíamos pasado diez días en un resort de lujo en Italia, rodeados de palmeras y playas de ensueño. Habíamos pasado los días relajándonos en la playa, haciendo snorkel en el arrecife y disfrutando de romanticas cenas a la luz de la luna.
Pero lo que no sabía era que Christian había planeado una sorpresa para mí. Mientras estábamos en la playa, me pidió que cerrara los ojos y me llevara a un lugar secreto. Me guió a través de la arena y finalmente me pidió que abriera los ojos.
Me encontré en un jardín secreto, lleno de flores y árboles exóticos. En el centro del jardín, había una pequeña casa de madera con una placa que decía "Nuestra casa". Christian me explicó que había comprado este lugar para nosotros, y que quería que fuera nuestro refugio secreto.
Me sentí emocionada y sorprendida por la sorpresa de Christian. Me abrazó y me dijo que quería que nuestra vida juntos fuera llena de sorpresas y aventuras.
Pero justo cuando estábamos disfrutando de nuestro momento de felicidad, sonó el teléfono de Christian. Contestó y su expresión cambió de repente. Me dijo que tenía que irse, que había un problema en su empresa que requería su atención inmediata.
Me sentí confundida y preocupada. ¿Qué pasaba? ¿Por qué Christian tenía que irse tan repentinamente? Pero Christian me aseguró que todo estaría bien, y que pronto estaría de regreso conmigo.
Tamara era una mujer peligrosa y manipuladora, quién había estado obsesionada con Christian durante años, y no podía soportar la idea de que él estuviera con otra persona.
"Anna, sabemos que Christian te ha estado mintiendo", dijo Tamara con una voz fría y calculadora. "Sabemos que no es quien dice ser."
Sentí un escalofrío recorrer por mi espalda. ¿Qué estaba hablando? ¿Por qué Tamara me estaba llamando?
Pero antes de que pudiera preguntar nada, Tamara colgó, me quedé sola en el jardín, sintiendo una mezcla de miedo y confusión.
Christian regresó al jardín secreto unas horas más tarde, le conté sobre la llamada de Tamara, y Christian se puso muy serio.
"No te preocupes, Anna", dijo Christian. "Me ocuparé de Tamara. No te hará daño."
Me sintí un poco mejor después de escuchar las palabras de Christian. Pero no sabía que Christian tenía un plan para desaparecer a Tamara de una vez por todas.
Esa noche, Christian se dirigió al apartamento de Tamara. La encontró sentada en el sofá, sonriendo de manera maliciosa.
"Christian", dijo Tamara. "Sabía que vendrías."
Christian no dijo nada. Simplemente se acercó a Tamara y la tomó del brazo. La sacó del apartamento y la llevó a un lugar desconocido, dónde Paulette su madre se hizo cargo de ella, le sucedió lo mismo que a su hermana difunta, por haberse metido con los Lambert una vez más.
Nunca volví a ver a Tamara. Y Christian nunca me contó lo que había pasado con ella. Pero sabía que Christian me había protegido y que siempre estaría allí para mí...