La soledad me está consumiend cada vez más, me arrastra una y otra vez.
Cada vez que busco tu presencia, me haces sentir como una pequeña niña indefensa que necesita protección y ser amada, aunque en lo terrenal es algo complicado de encontrar, en lo espiritual es fácil de hayar.
Siempre que estoy contigo lloro por tan insuficiente que me siento, tan diminuta, tan tonta y con un arrepentimiento que me quebranta.
Siempre te pregunto lo mismo, qué le dió el derecho a los demás para poder lastimarme, si apenas era una niña.
Siempre que entro en tu presencia me dejas ver muchas cosas que a simple vista no percibo, me muestras las cosas grandes que has hecho.
Ese dolor en el pecho lo calmas cada vez que te busco, esa sensación de opresion en el pecho lo controlas y la soledad se olvida de mi por un momento.
Se que pronto vendrás y que aun no hago algo por mi vida, no me justifico pero el pasado me tiene atada, aunque intento perdonar a quien me hirió, la herida se vueve a abrir cada vez que lo recuerdo y mi corazón comienza agitarse desefrenadamente.
Muchas veces te pido que no me dejes sola y nunca lo haces, siempre estas conmigo, en momentos de proceso y sanación.
Restaurando algo que no quebraste, restaurando algo que no hiciste y yo solo te interrogo.
Se que no te merezco pero sinceramente me siento muy sola, el regalo que me diste se esfumó de la noche a la mañana.
Muchas veces me intestaste advertir mediante sueños, pero tuve miedo...