Estaba sufriendo en vida quién sabe qué pasaba por su mente en ese momento, el cuarto estaba lleno de cabello por todas partes era evidente que se le habían caído pues podías ver la blanca piel de su cabeza con algo de cabello todavía.
Había llegado este lugar sin darme cuenta tanteando las paredes encontré una perilla.
Aquel hombre dentro de la habitación tenía la mirada fija en un solo punto con los ojos muy abiertos y rojos las venas anormalnente marcadas en toda la cara y brazos, rechinaba sus dientes tanto que ya estaban desgastados, probablemente aquel dolor en el nervio de sus encías no se comparaba a esa sensación gusanea dentro de su piel quizá y hasta era un alivio.
Me acerqué y apenas iba a hablar me miró "te estaba esperando. Te daré las instrucciones para abrir la puerta... Creí que nadie más vendría"
El pobre tipo había soportado ese infierno solo para poder compartir la información y que por primera vez en mucho tiempo alguien logre abrir esa puerta.
Así sucedió, me dió las instruccio
nes mientras temblaba y suspiraba rápidamente. Abrí la puerta, en mucho tiempo no había visto un lugar iluminado que no tuviese ese tono rojizo similar a la luz traspasando la piel.
El hombre antes de irse me hizo un petición él quería que terminara con su sufrimiento, por más que considere hacerlo no pude, lidiar con la idea de hacer algo así simplemente no lo habría tolerado incluso si le hacía un favor, me límite a darle un objeto y esperé a que él mismo haga el trabajo. Lo hizo muy lentamente porque ya casi no se podía mover hasta se dejó caer, lo sostuve antes de que se golpeé contra el piso y comencé a llorar mientras lo dejaba en el piso lentamente.
Tomé un suspiro muy profundo y me llené de coraje, me dolió ver eso, estaba tan triste de no haber podido hacer nada más por él, él que había soportando a esos gusanos en todo su cuerpo solo para darle la información a alguien y que pudiera pasar, pero debía continuar "Dios padre, préstame tu fuerza" dije antes de cruzar la puerta.
Dejé la puerta entre abierta por si alguien más llegaba a ese lugar.
Y ahora estaba en un nuevo lugar álgido era el aire, era un frío que te hacía sentir enfermo.