Era hermoso, el cielo anaranjado me gustaba demasiado, me generaba paz y tranquilidad.
Lo que busque toda mi vida, lo encontré hoy en la cima de la rueda de la fortuna, en el silencio más encantador y el viento refrescante, en esta soledad que abarca mi corazón sin razón alguna.
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Lágrimas volvían a brotar de esos hermosos ojos marrones que una vez brillaban de felicidad, leves temblores aparecían en esas suaves y pequeñas manos pálidas que cubrían aquellos labios evitando que el triste sonido de su llanto sea escuchado en aqueya cima tranquila.
La soledad fue su más grande compañía en es momento, abrazándola y acompañándola en su tristeza aquel día, dia en el que decidió soltarse así misma, soltar el dolor que guardaba su roto corazón, soltar cada pertenencia suya, soltar recuerdos en los que una vez fue más feliz con sus seres queridos... y soltar la soledad qué la acompaño día y noche.
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La noche llegó y con ella la rueda paro, juntos siendo acompañados por pirotecnias, por un nuevo año y por una brillante estrella fugaz donde cada persona pidieron deseos.
El tintineo de un objeto se escucho caer y golpear con el piso, dicho objeto era una pulsera que se había roto, dándole un fin a su uso...