El niño siempre recibía indicaciones de su madre y el trato cálido al que todo infante debería estar predispuesto. Comían, se bañaban y jugaban muchas veces juntos siempre que ella no laburara. El niño jamás había ido a la escuela por razones que desconocía, pero tampoco la creía necesaria, su madre siempre le conseguía juegos y enciclopedias infantiles con las que aprendía bastante. El niño tenía permitido cualquier cosa con una única excepción: no salir de casa.
Un día, el niño estaba bastante aburrido pero enfrascado en una lectura sobre insectos. Llegó a una sección sobre lepidopteros (Mariposas) dónde hallo ilustraciones hermosas sobre una gran mariposa de enormes alas azules que varias veces veía rondar por su ventana. El niño paso la llema de sus dedos sobre la ilustración y comenzó a anhelar tocar a la verdadera mariposa.
Su obsesión lo llevo a decidirse finalmente por salir y buscar el solo al dichoso ser. Dejo la enciclopedia en su lugar y solamente tomo un sombrerito para salir. Abrió la puerta de su casa y comenzó a andar durante un par de minutos hasta llegar cerca de un pequeño laguito, cuando su piel comenzó a picarle. Comenzó a rascar todo su cuerpo impulsivamente, pero la sensación no se iba y su cuerpo estaba enrojeciendo, y varias veces sin notarlo se llegó a causar rasguños ligeramente profundos y que lloraban sangre.
La madre del infante fue interrumpida en su trabajo por las autoridades para darle la terrible noticia que siempre temió que llegara. Su hijo, víctima de una extraña y extrema alergia al sol, había perecido en la calle sin que nadie se diera cuenta de su situación por estar en un lugar alejado buscando la dichosa mariposa.