¡BOOM!
La explosión me sacó de mis pensamientos, y las esquirlas metálicas volaron por todas partes. El olor penetrante del metal caliente llenó mis fosas nasales. La escena que tenía delante era una pesadilla: metal fundido mezclado con la sangre de mis compañeros, cortinas de humo desvaneciéndose mientras los gritos de los que aún estaban vivos resonaban en mi mente.
¿Qué significado tenía todo esto? ¿Era la gracia salvavidas tan importante como para que yo entregue voluntariamente mi vida? Esta fue la primera vez en mi vida que cuestioné a la corporación que me crió. Viví toda mi vida siendo entrenado para este momento, y sin embargo, cuando llegó la hora de demostrar de lo que estaba hecho, no pude evitar congelarme.
Ningún neurosimulador puede imitar realmente lo que es una guerra en realidad. Es absurdo que hace tan solo unas semanas estaba emocionado por esto. «¡Voy a acabar con esos bastardos!» eran mis pensamientos. Fui realmente inocente.
Mis pies pesaban más de lo normal mientras acudía al rescate de mis compañeros. ¿Era el peso del traje de alta tecnología? Imposible. Estos trajes traían un exoesqueleto y músculos mecánicos para aumentar nuestra fuerza. Entonces, ¿por qué estaba tan pesado? ¿Qué era lo que estaba sintiendo? Mi mente estaba totalmente entumecida, desconectada de lo que ocurría.
Mis ojos podían observar claramente cómo mi compañero poco a poco se quedaba sin oxígeno por la fisura en su tanque. Y sin embargo, ahí estaba yo, tontamente alargando su sufrimiento en un intento de salvar una vida... Quizá quería redimirme por las incontables vidas con las que había acabado.
No podía ver su cara, pero estaba seguro de que sus ojos estarían llenos de terror y odio, un odio que jamás podría dispersarse con un cuerpo que lentamente se degradaría en la nada en las rojas tierras de Marte. Ojalá pudiera decir que ese rojo ya existía y que no tenía ninguna relación con la masacre que ahora estaba ocurriendo.
Su agarre que hasta hace unos momentos apretaba fuertemente mi mano fue debilitándose hasta que rápidamente cayó sobre su cuerpo inmóvil. Levantándome de una manera casi mecánica, observé la trinchera en la que ahora me encontraba. Recuerdo perfectamente cómo excavamos estas trincheras junto con mis compañeros de pelotón. ¿Valía la pena la matanza que estábamos causando solo por un pedazo de metal? ¿Neutronita? Creo que ese era su nombre, un supuesto súper conductor que podría "revolucionar el mundo".
Y no obstante, aquí estoy, peleando una guerra que no promete libertad, que no busca salvación, solo perpetuar el poder de aquellos que ya lo tienen. ¿Se supone que baterías más eficientes valen la vida de miles de personas? ¿Qué demonios sucede con este mundo?
—¡AVANZAR!— el grito del comandante sonó por mi intercomunicador, interrumpiendo mis pensamientos. Mi cuerpo y mi cerebro, en un reflejo de incontables años de entrenamiento, avanzaron sin cuestionar absolutamente nada.
Cuando pude detenerme, ya me encontraba sobre las trincheras que había excavado, totalmente expuesto al fuego enemigo. Frente a mi se encontraba un campo de batalla ruinoso, con un cielo negro producto de las densas nubes de humo que se formaron por los misiles balísticos disparados desde orbita.
Mis compañeros avanzadan sin titubear entre las incontables balas del enemigo, podía escuchar el característico sonido de las balas cortando el aire cerca de mi oreja, pero ninguna bala me había dado ¿Estaba destinado a vivir cargando sobre mis hombros las figuras de los que había asesinado? No pude evitar sentirme furioso, mi corazón acelerado comenzó a latir con mayor fuerza mientras mi cuerpo completamente inundado de adrenalina acato la orden que había recibido y avanzo con gran velocidad.
Nunca creí ser buena persona, nunca busqué ser un revolucionario o dejar mi huella en el mundo, creí que ser leal y obediente sería suficiente, creí que servir junto a mí amigos al mismo dueño no sería tan malo, creí que algún día me retiraría y podría vivir en paz como una persona normal.
Quien hubiese pensado que la guerra golperia mi puerta, quien hubiese imaginado que lucharia y acabaría con la vida de otras personas, no para defender a «Void» sino solo mantener su poder. Vi morir a mis más grandes amigos en nombre de esta corporación, ví como sus muertes no valieron para absolutamente nada cuando no fueron más que un número en una tablilla.
Pensé que si seguía luchando pronto me reuniría con ellos, pero el destino me tenía otros planes preparados, quizá era una forma de diversión, algun tipo de entretenimiento para algún ser superior y decidió que yo no podría morir tan fácilmente al mismo tiempo que mi mente es inundada con los rostros llenos de dolor de mis compañeros. Cómo si quisiera castigarme por no poder protegerlos.
El sentimiento de impotencia era como un combustible para mi ira, mientras apretaba con gran fuerza el fusil en mis manos. Con cada paso aplastaba los cadaveres en el suelo, atravesaba los charcos de sangre que salpicaban por mi cuerpo. Las cámaras en mi casco junto al sistema de realidad aumentada mostraba y marcaba a los enemigos que tenía delante.
No lo pensé, cuando entre una pila de escombros producto de alguna explosión me cubrí y abrí fuego, cada disparo producía un fuerte sonido que se ahogaba en el ruidoso campo de batalla. El retroceso impactaba en mi cuerpo como si alguien me hubiese golpeado con un martillo, incluso si había disparado esta arma infinidad de veces, la potencia de fuego aún era desconcertante.
«Void» presumía de tener las armas más poderosas del sistema solar y no era para menos. Recuerdo la primera vez que disparé una de esas, incluso siendo un modelo adaptado para usarse sin un traje de combate, el fuerte sonido de la explosión producto del disparo fue ensordecedor, mi corazón latía con gran fuerza mientras respiraba agitadamente. Recuerdo lo vulnerable y pequeño que me sentía.
Y ahora... Utilizaba un arma incluso más fuerte que aquella vez, viendo cómo mis enemigos caigan y la sangre salia como una fuente de sus heridas. Heridas grotescas que era mejor no verlas demasiado. Las cosas realmente no cambiaron demasiado, frente a estas armas asesinas siguo siendo igual de frági, pero ya no me siento vulnerable ni pequeño.
A estás alturas ya no cuestiono nada, si el destino quiere que viva miserablemente, ¡Iré a los campos de batallas más horribles y moriré gloriosamente! No por Void, ni por nadie, quiero mostrarle al maldito que me trajo a este mundo, que escribió mi vida y decidió que yo sería un esclavo para su entretenimiento que las cosas no siempre salen como quieres.
El campo de batalla era como una obra de arte sangrienta, las balas, las explosiones, y la pila de cadáveres la decoraban de una manera bellamente horrorosa. Y yo no era nada más que una mancha en esta pintura, buscando desesperadamente mi muerte, sin querer colaborar a esta obra pero negandome a rendirme, quizá incluso si ya había acostado morir, incluso cuando en mi mente ya habia traicionado a Void, los años de una vida únicamente militar me guiaron a esto, negarme morir cobardemente.
Aprovechando la distracción que crearon los soldados de Void y con mi velocidad mejorarada por el traje me acerque rápidamente a los vehículos blindados que aplanaban a los muertos bajo sus orugas y coloque explosivos sobre este.
No tomo demasiado tiempo alejarme de la zona mientras que iba matando a los soldados que se cruzarán en mi camino. Y cuando estuve lo suficientemente lejos simplemente active los explosivos.
La fuerte explosión podía verse a cientos de metros de distancia, la onda expansiva derribo por completo a las personas que estaban a sus alrededores, mientras trozos metálicos volaban por todas partes, las temperaturas aumentaron rápidamente producto de los trozos del vehículo al rojo vivo, los gritos desgarradores se escuchaban en todas partes.
Soldados de Void y «Prometheus Dynámics», todos heridos o muertos a causa de mis actos.
Y por un momento me detuvo ¿Qué estaba haciendo? ¿En qué me había convertido? ¿Era posible que alguien cambie tanto en cuestión de unas horas? ¿O todo lo ocurrido en estás últimas horas solo fueron la gota que derramó el vaso? Aún así, mi actuar no era de ninguna manera justificada. No podía ni quería aceptar en lo que me había convertido.
¿Que me diferenciaba de esas elites sedientas? Ellos iniciaban guerras a su antojo bajo la excusa del poder y yo solo mataba pasa satisfacer mi deseo de «libertad», pero esto no era libertad, solo era el libertinaje que me habia estado controlando bajo la burda excuss de que era mi derecho.
Al menos antes diferenciaba aliados y enemigos, ¿Pero ahora?...
¡Bum!
De repente un golpe seco me derriba y un fuerte calor quemeba mis entrañas, confundido mire de dónde provenía ese sonido. Allí estaba, con un traje de combate personalizado lleno de medallas, el Coronel Lion, no podía ver su rostro por el casco, que no era mas que una masa solida de alta tecnología con una superficie plana y sin rasgos visibles. Una matriz de camaras de alta resolución se integraban en su superficie.
Pero en sus manos traía una pistola de 3 cañones, que apuntaban en mi dirección, mire mi abdomen y ví tres orificios del cual la sangre se filtraba a borbotones, mientras una voz I.A distorsionada me comunicaba de los daños en el traje.
—Como el comandante del 5to batallón y por ende la máxima autoridad en el campo de batalla, te sentenció a la muerte por tu traición. Agradece que morirás rápidamente.
La voz de mi comandante sonaba a través del intercomunicador, su voz era extremadamente fría, sin un astibo de de emoción y sus movimientos eran rápidos mientras se acercaba hacia mi. No tenía demasiado tiempo y las balas que entraron e hicieron estragos en mi cuerpo aún estaba allí, quemandome por dentro.
Mirando a ese cielo apocaltipco me preguntaba si era está «la muerte gloriosa» que buscaba y no encontré la respuesta, solo sabía que moriría como un traidor que fue incapaz de salvar a sus seres queridos.
El cielo fue tapado por su comandante que lo miraba desde arriba, su mano moviéndose lentamente hacia su cabeza...
—Que se pudrá Void.
¡Bum!
...