En una casa de campo vivía una mujer mayor, pasaba sus días haciendo los quehaceres del hogar y cocinar, pero como la casa era pequeña no ensuciaba mucho y no tardaba en limpiar todo, como era la única en la casa cocinar para una persona no era tan atareado. En lo que quedaba del día leía algún libro que recibió de regalo de parte de la familia de su hija cuando llegaban de visita; pero lo que ella más hacía era cuidar su jardín, el hogar era pequeño pero el terreno era grande, el jardín ocupaba un espacio de 1.000 metros cuadrados, el huerto tenía flores muy diversas, crisantemo, durillo, pensamiento, geranio, lavanda y otras familias.
Cuando la familia llegaba de visita, la nieta, una niña de 13 años, tímida al punto de comunicarse más con acciones que con palabras; mientras sus padres se quedaban en la casa o se sentaban en la banca relajándose con el aire fresco, la pequeña acompañaba a su abuela en el jardín. Al principio se quedaba viendo desde lejos a la anciana ensuciando sus manos en la tierra, rápidamente la pequeña se acercaba a la vieja pero no decía ni una palabra, a la abuela no le incomodaba la presencia de su callada nieta, de hecho le gustaba, podía ver los ojos de la infante como estaba concentrado en sus manos, en las flores y los movimientos que hacía con la pala u otras herramientas.
_ ¿Me pasas la regadera?
La pregunta desconcertó un poco a la nieta, giró la cabeza rápidamente buscando la regadera, al ver lo que se le pidió fue donde estaba y rápidamente se la entregó a la abuela; la mujer aun con las rodillas pegadas al suelo vio cómo su nieta le extendió la mano con el cual sostenía la herramienta.
_¿Quieres hacerlo tú?
Se levantó y le explicó a su nieta como debía verter agua sobre las flores, ese fue el momento en el la pequeña se volvería su fiel compañera o aprendiz.
Pero como todo ser vivo la vida se marchita. Cuando la abuela falleció la casa quedó sin cuidado, la casa quedó abandonada, el terreno aún pertenecía a la familia, pero ahí solo habitaba el polvo y el silencio.
Cuando la pequeña de 13 años creció para ser una adulta se mudo a la casa de campo, no fue un asunto fácil, las discusiones familiares, el dinero, la reparación en las partes dañadas o gastadas de la estructura fueron muy complejos pero al final todo terminó bien, solo faltaba algo, el jardín, usando las enseñanzas de su difunta abuela, usó las mismas técnicas y cultivo las mismas plantas que cultivaban.
Cuando las flores abrieron los pétalos la jardinero vio con felicidad lo que había logrado.
_ De las plantas que cuidaba mi abuela, ¿Cuál es mi favorita? Obviamente que todos pero sí que escoger una ¿Cuál sería?
Se acercó una y la arrancó del suelo. _ Este me gusta más _ Pero vio la otra flor que tenía al lado, tiró la que tenía en la mano y arrancó la que miraba.
Cada vez que tenía una en la mano la tiraba al suelo y arrancaba otra, al final el bosque floral se había vuelto un valle de muerte y solo estaba ella con sus preguntas
¿Cuál me gusta? ¿Qué es lo que más me gusta? ¿Qué me gusta más?