Existe un pueblo olvidado entre las colinas, pueblo que en otro tiempo fué conocido por sus paisajes hermosos,por sus platillos y también por el misterio que embriagó sus calles antes de quedar vacío.
Eran épocas de lluvia y como muchos sabrán las lluvias llegan ser muy intensas en las colinas, más que nada debido al lodo, el viento, los arrollos que descienden desde arriba y el terreno irregular.
Rocío veía con odio a su hermano de 19 años quien se la pasaba en la calle la mayor parte del día muchas veces no llegaba a cenar lo que resultaba en discusiones con su madre a la 1 de la madrugada.
¡Ya te dije que estaba jugando fútbol!
Soplame, a ver Yato soplame! Más te vale que no andes haciendo tonterías!
Ese era el cuento de cada fin de semana.
Hasta que un día ese espíritu rebelde se vió aplacado.
Yato llevaba todo el día sin salir de su habitación, desde el día anterior que regresó por la madrugada alrededor de las 3 AM completamente empapado y lleno de lodo.
Lo típico, una discusión con su madre y a dormir.
A Rocío se le hizo extraño pero no le dió suficiente importancia. Pasaron 3 días desde que Rocío vió a su hermano entonces empezó a preocuparse.
Oye, ¿baboso, estás bien? -Llamó Rocío a su puerta-
Nadie respondió, pero escuchó una especie de pujidos y pensando lo más asqueroso Rocío se alejo sin insistir.
Esa misma noche rocío se levantó por la madrugada pasó por el cuarto de su hermano y vió la puerta abierta, no se molestó en revisar simplemente pasó de largo.
Al bajar vió la silueta de su hermano quien estaba en la sala usando un Kit médico, Rocío encendió la luz y le vió, parecía debilitado, tenía una pierna sobre una silla y estaba virtiendo agua oxigenada sobre su pierna.
Rocío se acercó asustada al ver a su hermano vaciando agua oxigenada en su herida.
Mientras se acerca se dió cuenta de que tenía una especie de agujero en la pierna, era negro y despedía un edor fétido.
Rocío sintió unas ganas de vomitar al verlo, pero se contuvo sabía que su hermano necesitana ayuda. Con cuidado lo sentó en un silla mientras gritaba a su madre, en ese momento mientras había jalado su brazo se dió cuenta de que también tenía una cavidad negra en el brazo de la cual expelia un líquido amarillo.
Su hermano parecía cansado sin embargo Rocío sabía que tal vez tenía una infección que no podrían curar o que tal vez le amputarian brazo y pierna y no podría tolerarlo por lo que decidió interrogarlo.
Rocío: ¿Qué te sucedió, yato? ¡Vamos, por favor! ¿Te das cuenta en qué me estado estás? Probablemente no tendrás otra oportunidad para decirle a nadie, así que por favor... -Suplicó mientras se le salían una lágrimas-
Su hermano quien tenía la mirada muerta, volteó a verla y con la con la mandíbula floja voscifero con mucho esfuerzo "en la cavidad" entonces su madre bajó asustada.
¿Qué estuviste haciendo, por qué no nos dijiste que estabas así?
Rocío no dijo nada más, salió afuera y empezó a vomitar.
Pasó el tiempo, el hermano de Rocío había tenido un shock cerebral debido a la infección de patógenos desconocidos.
Durante este tiempo Rocio había estado investigando con compañeros de la preparatoria, sobre la susodichosa "cavidad" sin resultados, hasta que una noche llegó a su casa un abuelito de alrededor de 77 años, encorvado y con su bastón estaba intentando comprar un poco de hierba medicinal.
Según lo que Rocío escuchó necesitaba las hierbas para tratar la infección de su hijo de 56 años que había enfermado y tenía una infección en la piel.
Conmovida, pero decidida a descubrir qué le sucedió a su hermano se aventuró a ir a la casa del anciano al día siguiente.
Una abuela la atendió al llamar a la puerta, la chica descubrió que el abuelito trabajaba limpiando las coladeras del pueblo, eran enormes tapas de piedras con un par de agujeros por los que se escuchaba correr agua. Rocío recordó como Solía aventar cosas ahí abajo cuando era niña incluso entre los niños existía el rumor de que se veían o escuchaban cosas si mirabas dentro.
Tiene algo de sentido... -Pensó Rocío-
¿Pero qué haría metiéndose en ese lugar?